Seis años le ha costado al gobierno alemán ganar la batalla legal a un coleccionista sobre la propiedad de dos esculturas de bronce de caballos hechas para Adolf Hitler por su escultor favorito , el austro-alemán Josef Thorak . Según el ministerio de Cultura, las estatuas, decoraban la entrada a la Cancillería del Tercer Reich, van a pasar a ser propiedad del gobierno tras la decisión judicial.
Se pensaba que estas monumentales esculturas habían sido destrozadas por la artillería rusa en abril de 1945. Sin embargo, una información publicada por 'The Art Newspaper' apunta a que los caballos fueron adquiridos por un coleccionista privado tras ser abandonados en una base militar soviética.
Según el citado medio, el coleccionista las adquirió a las autoridades militares soviéticas y los caballos salieron de contrabando de Alemania Oriental meses antes de la caída del muro de Berlín. La pugna por su propiedad se llevó hasta los tribunales, que ahora han fallado a favor del gobierno alemán, que ha manifestado en un comunicado su intención de exponer los caballos al público .
«No queda mucho de la Cancillería del Reich, que ocupaba un lugar muy destacado en la propaganda nazi», ha afirmado en el citado texto Stephan Klingen, historiador del arte del Instituto Central de Historia del Arte de Múnich. «Estos caballos deben estar en un museo -ha continuado-, no en el sótano de un coleccionista privado. Es mejor que podamos verlo».
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