Acuerdo histórico

Egipto y EE.UU. ponen coto al tráfico de antigüedades

Washington devuelve cuatro piezas al país norteafricano, que será quien compruebe el origen legal de cualquier material arqueológico importado

Corresponsal en El Cairo Actualizado: Guardar
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En septiembre de 2009, dos sarcófagos egipcios fueron encontrados en un sótano del barrio neoyorquino de Brooklyn. Como tantas otras miles de antigüedades egipcias, habían entrado de contrabando a Estados Unidos desde el país norteafricano, con la intención de ser revendidos a coleccionistas privados, museos o casas de subastas. Más de seis años después y tras interminables papeleos y pruebas judiciales que Egipto presentó para demostrar que los sarcófagos habían salido ilegalmente del país, ambas piezas –junto con la mano de una momia, un cartonaje y una máscara dorada–, serán las primeras en regresar a Egipto desde la firma de un acuerdo bilateral con Estados Unidos para la protección del patrimonio.

En un paso largamente esperado por el Ministerio de Antigüedades egipcio, el secretario de Estado John Kerry firmó esta semana un memorándum de entendimiento que «esperamos se convierta en una hoja de ruta para la protección de antigüedades», según declaró el ministro de Exteriores egipcio Sameh Shoukry.

A partir de la firma, Estados Unidos se compromete a imponer restricciones en la importación de material arqueológico datado entre el 5200 a. C. y el 1517 d. C., y facilitará la repatriación de objetos. Estados Unidos es, precisamente, el mayor mercado para la venta de antigüedades egipcias, según detallan a ABC fuentes del Ministerio de Antigüedades.

Las piezas devueltas

Entre las piezas devueltas está una mano momificada, de más de 3.000 años de antigüedad, que los traficantes habían intentado introducir en EE.UU. camuflada como parte del atrezo de una película. En realidad, según relató la directora del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas estadounidense (ICE), Sarah Saldaña, a Efe, había sido comprada a un traficante en Francia por 1.500 dólares. Si bien los operativos del ICE en el aeropuerto de Los Ángeles lograron detectar la falsedad de los documentos de la mano de la momia, las nuevas restricciones ampliarán el rango de acción contra los traficantes.

Según ha explicado a este diario el director general del Departamento de Recuperación de Antigüedades egipcio, Shaaban Abdel Gawad, ninguna pieza podrá entrar en el país sin un certificado oficial y legal, una medida que afectará no sólo a las detenciones en aduanas, sino que se ampliará a todo el territorio. Egipto, además, podrá tomar parte en la comprobación de la legalidad de los documentos, un proceso hasta ahora lleno de escollos, según relató a ABC la administración anterior del Departamento de Repatriación. «Es muy frustrante. Incluso con fotos que demuestran que las piezas han sido robadas de una excavación reciente, y por tanto descubiertas después de 1970 –las encontradas con anterioridad a la firma del acuerdo de la UNESCO pueden seguir siendo comercializadas–, el proceso lleva años y juicios contra los propietarios o las casas de subastas», ejemplificó Aly Ahmed, exdirector del Departamento. En octubre, Christie’s subastó ciertos objetos egipcios, levantando ampollas a la orilla del Nilo, que solicitó la vuelta a casa de las piezas.

En 2015, Egipto recibió de vuelta desde EE.UU. tan sólo cinco antigüedades, según cifras citadas por Abdel Gawad, aunque desde 2007 el número se eleva hasta 80, según cifras del Departamento de Estado. El mayor alijo se encontró tras la operación «La maldición de la momia», que siguió el rastro a los dos sarcófagos encontrados en Brooklyn hasta encontrar más de 7.000 piezas culturales de Egipto, India, Grecia e Irak. Grecia cuenta desde 2011 con un acuerdo similar al firmado esta semana con Egipto, no así India o Irak. En la UE, sólo Italia y Grecia han firmado memorándums de protección del patrimonio con la potencia norteamericana. España, de momento, queda fuera.

El acuerdo

El acuerdo, el primero que firma EE.UU. con un país de Oriente Medio –pese a que cuenta desde hace dos años con actuaciones de emergencia para artefactos provenientes de Siria e Irak–, durará 5 años y «pretende desincentivar nuevos saqueos del patrimonio Egipcio», según han señalado a ABC desde la Oficina de Asuntos Educativos y Culturales (ECA) del Departamento de Estado estadounidense. La importación afectará a objetos de un gran rango de materiales, desde piedra, cerámica y metal hasta hueso, papiro, cuerda o cartonaje, entre otros. «Estas antigüedades son tesoros de valor incalculable que no pertenecen a traficantes y maleantes, y no deberían ser vendidos ilegalmente», declaró John Kerry al firmar el acuerdo.

En medio del caos de la revolución de 2011 en Egipto, muchas piezas fueron robadas de museos y almacenes por todo el país, aunque el patrimonio faraónico lleva siendo objetivo de los saqueadores desde 1800. Muchas otras piezas son descubiertas en excavaciones ilegales y abandonan el país por aire o por mar, pese a los renovados esfuerzos egipcios. Los contenedores inician un periplo durante el que los traficantes aprovechan para ofrecerles la pátina de documentos –falsificados– que acreditarían que salieron del país antes de la convención de la UNESCO en 1970, cuando se decidió que el patrimonio de un país debía pertenecer a ese país. «Es lavado de artefactos como se hace el lavado de dinero», afirma Abdel Gawad. Esas piezas acaban en manos de coleccionistas privados, pero también en casas de subastas o museos.

En la segunda planta de la sede del Ministerio de Antigüedades en El Cairo, un puñado de funcionarios se dedica a «surfear» la web buscando anuncios y ofertas de venta de artefactos egipcios con sospechas de ilegalidad. Un trabajo al que se unen egiptólogos con buena fe de todo el mundo. Aunque desde el Ministerio de Antigüedades no quisieron concretar una cifra, en mayo pasado la embajada de Egipto en Washington publicó un informe donde señalaban en cerca de 2,2 miles de millones de dólares el valor de las piezas ilegalmente traficadas desde zonas de guerra. Una investigación de «Live Science» estimó en más de 143 millones de dólares el valor de las piezas exportadas desde Egipto a EE.UU. tan sólo desde la revolución desde 2011.

«Ahora, si una pieza sospechosa carece de certificado o este es ilegal, será devuelto a Egipto más fácilmente», concluye Abdel Gawad. Más allá de la aplicación práctica de las restricciones, el acuerdo «es importante también por el simbolismo de que EE.UU. dará cualquier paso para cortar el tráfico de objetos arqueológicos», apostilla la directora de la Coalición de Antiguedades, Deborah Lehr, entidad que ha intervenido en el proceso.

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