Coque Malla: «Lo digo con prudencia y respeto a las víctimas: hay que abrir ya la mano con los conciertos»

El cantante madrileño participa este fin de semana en el festival gallego solidario de Luz Casal

Coque Malla
Nacho Serrano

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Coque Malla es el cabeza de cartel del Festival de la Luz, evento benéfico organizado por Luz Casal en su finca natal en Boimorto (La Coruña), que celebra este fin de semana una nueva edición que destinará la recaudación a Fundación Andrea y Cruz Roja Galicia. Mil asistentes disfrutarán de conciertos, zona de restauración, el Gastroespacio Mahou con show-cookings de primera categoría, el Mercado o La Zona Infantil en una preciosa campiña gallega.

¿Es su primera vez en este festival?

Sí, me han hablado muy bien de él. El año pasado nos llamaron, pero ya sabes…

El ‘crac universal’, sí. La organización del Festival de La Luz prima la comodidad de los asistentes por encima del beneficio que podría dar un evento más masivo. ¿Cree que la escena de festivales va a tener que tomar nota de esto a la fuerza, después de lo que ha pasado?

Alguno lo hará, pero otros tendrán más en cuenta el beneficio. Que también es comprensible. Hay que ser comprensivo, porque es carísimo montar un festival. Pero habrá que ver cómo equilibrar un poco mejor.

¿Se ha cansado de los conciertos con la gente sentada? ¿O ya se ha acostumbrado?

No te acostumbras del todo. Me encantan cuando no son por obligación, como los que se hacen en teatros. Pero es muy frustrante ver algunos conciertos sentado. Más que el estar sentado, es la sensación de que el público no puede expresarse. Eso sí que es jodido, y lo noto muchísimo. Cuando das conciertos con la banda dándolo todo en plan Rolling Stones, soltar esa energía hacia el público y sentir que no vuelve, frustra. Tengo unas ganas de dar un concierto de los que la gente pierde la cabeza…

Habrá visto las imágenes que llegan de otros países, donde ya se están haciendo y tampoco parece que estén generando brotes preocupantes, salvo contadas excepciones.

Digo esto con mucho miedo, porque espero que no se saque de contexto ni me haga un titular traicionero. Con tantos dramas que ha habido, me da pánico que se me malinterprete. Pero te lo voy a decir, con toda la prudencia del mundo, y con todo el respeto del mundo hacia las víctimas del Covid: creo que hay que abrir la mano ya con los conciertos, que debemos empezar a avanzar a toda máquina hacia la supresión de restricciones. De manera sensata y lógica. Tenemos que empezar a convivir con esto, y tenemos que seguir adelante libres, como era antes. Hemos vivido durante décadas con accidentes de tráfico, con cáncer, con esto y lo otro, y bueno, es una putada tener que añadir un motivo más de posible tragedia a nuestra existencia, pero más trágico que una enfermedad es la castración. Creo que ya hemos hecho todo lo posible, que hemos sido ejemplares, y que debemos liberarnos ya.

Ha compartido escenario con Luz varias veces, ¿lo harán en Boimorto?

Bueno, eso vamos a dejarlo como posible sorpresa (risas), que si no lo estropeamos. Estamos coqueteando con la idea.

Hace unos días se debatió en Twitter si los artistas deben hacer lo que el público espera, o si el escenario debe ser un lugar de libertad total. ¿Se cansa de que le pidan ‘No puedo vivir sin ti’, por ejemplo?

Creo que a la hora de componer, de crear, el músico debe ser absolutamente egoísta y no dejarse influir por las apetencias del público. Pero el escenario es otra cosa. Ahí sí que hay que pensar en el público. Ser hermético en un escenario no tiene sentido. Un concierto es una fiesta, un intercambio de energía. Y esto es algo que a veces el público tampoco entiende del todo. Que un músico no hace un concierto ‘para’ el público, sino ‘con’ él. Por supuesto que creo que el músico debe ofrecer el repertorio que quiera. Y luego el público puede echar de menos esto o aquello, pero no enfadarse ni recriminarle nada. Un músico además debe tener la libertad de tocar el tiempo que considere, porque eso es otra cosa que también te recriminan mucho. ‘¡Oye, sólo has tocado una hora y cuarto!’. Pero comprar una entrada de un concierto no es como comprar manzanas al peso. Camarón, salvando las infinitas distancias, actuaba veinticinco minutos porque consideraba que era su forma de darlo todo, abriéndose en canal en ese tiempo.

¿Dónde y cómo se enteró de la muerte de Charlie Watts?

Se me pone la piel de gallina. Estaba en casa de unos amigos, en una situación estupenda y agradable, y fue un palo muy gordo. Lo de la muerte de leyendas ha ido in crescendo, desde Lou Reed, Bowie… y ahora los Stones. Un palo muy gordo. Ya no es sólo un tipo al que admiras de una forma extraña, virtual, porque le llegas a querer. Es que te han acompañado toda la vida, han sido fundamentales en ella. Se va uno de los pilares absolutos de los Stones, un grupo que ha estado en el centro de mi vida, que tiene que ver con mi forma de entender el mundo. Se acaban los Stones, se acaban muchas cosas. Cuando se muera Paul McCartney… ¡uf!

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