Clamor popular por una película de Blas de Lezo y más cine histórico

La polémica desatada por Borja Cobeaga incendió ayer las redes en defensa del héroe

Blas de Lezo Vídeo: Blas de Lezo, más allá del mito
Jesús García Calero

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Nadie lo esperaba. El guionista Borja Cobeaga bromeaba en la alfombra roja de los Goya: «No haré una película sobre Blas de Lezo porque no me da la puta gana» , y no era consciente de que esa falta de delicadeza («manca finezza») iba a volverse como un bumerán contra él. Al principio prendió la indignación por el maltrato a la figura histórica por la que muchísimos españoles sienten admiración. Pero después las redes lo extendieron como un clamor popular: España tiene hambre de cine histórico , quiere una película de Blas de Lezo y las que se tercien. Twitter se convirtió en una fiesta indomable, como suele, llena de críticas, burlas, ingenio y también insultos.

El éxito de los libros de historia hacía augurar algo así. Y el cine español ya está cambiando al respecto. El productor Pedro Pérez (Secuoya) comenta a ABC: «Tenemos pocas dudas de que vendrá una racha fuerte de cine histórico. Pero si lleva ese nombre debe ser fiel a los hechos. Las ficciones son otra cosa. Es un tema apasionante y la presencia de plataformas como Netflix, con 139 millones de abonados, llegan con fuerza para arriesgar en este tipo de proyectos».

La veta de la historia

Manuel Cristóbal , productor de animación con 4 Goyas y amante de la historia de España, lo tiene igual de claro a estas alturas de la película: «La historia ya no la escribe quien gana las batallas, sino quien hace la película». Pone en valor muchos pasos en la buena dirección, para empezar la serie «El Ministerio del Tiempo» . Sabe que hay una veta que el cine español puede y debe explotar, pero... faltan herramientas. Y lo dice de manera muy expresiva:«Si no hay pico, no explotas la veta».

Con pico se refiere a instrumentos como las desgravaciones , que en España son mucho menores que en Estados Unidos (330 millones en California) o Gran Bretaña. A ello se podrían sumar beneficios con la mira puesta en películas españolas y no solo rodajes en España. No digamos si el Gobierno declara alguno de estos temas acontecimientos de excepcional interés público, que mejoran enormemente las posibilidades de financiación.

«Tenemos una gran historia, para empezar, y un momento muy relevante de interés. Pero deben ponerse los proyectos en manos de directores adecuados y con ambición adecuada». Y si hay algo adecuado para este asunto, es «la televisión pública. Este tipo de cine sería la razón de ser de nuestra TV pública , pero muchos de los que piden la película de Blas de Lezo están gritando para que se cierre RTVE». España es un país de contrastes desde siempre.

Poco y tangencial

Otro productor, Enrique Lavigne (Apaches), pide igualmente mejores herramientas que aseguren la calidad de unos proyectos cuyo presupuesto, para que tengan calidad y éxito, no puede ser pequeño. «Como espectador siempre me pregunté por qué nuestro cine se asomaba tan poco y tangencialmente a nuestras páginas de historia repletas de personajes fascinantes », comenta. Para él «nuestra cinematografía está empobrecida por un sistema de financiación limitado para la recreación de época, a pesar del increíble patrimonio histórico del que disponemos, y eso nos da poco margen. Proyectos recientes («Eldorado», «Bruc», «Los últimos de Filipinas», «Oro» o «Libertarias») no han conseguido recuperar sus inversiones en la sala. Lavigne tiene claro que «una recreación minuciosa que no merme la verosimilitud de las historias» es cara. También se muestra esperanzado en las nuevas plataformas que «están definiendo desde ya una nueva raza de perfiles históricos que se están abordando desde el formato ficción» que permiten «amortizar su presupuesto de escenografía y ambientación en sucesivas temporadas».

El mundo de la política no es ajeno a todo este cambio. Hay parlamentarios que, con sus intervenciones, han dejado allanado el camino conectando con la demanda social de respeto y aprecio por la historia que compartimos. Y sin fanatismos. Guillermo Díaz , de Ciudadanos, ha destacado en esto y tiene un criterio muy claro:«Hablamos de personajes que hicieron grandes cosas antes de que existiesen las ideologías modernas, así que debemos dejar las ideologías al margen. Nosotros debemos salvaguardar el patrimonio y la historia de España , como representantes parlamentarios, y asegurar que esa historia no sea utilizada políticamente, ni para que unos españoles ataquen a otros». Para Díaz la historia «une a la nación y debe ser tratada con el respeto que merecen los demás símbolos que compartimos. No debe prejuzgarse desde los valores del presente».

El diputado malagueño afirma que « la historia no es de derechas ni de izquierdas, es de todos. Y hay que dejar al cine libertad para elegir sobre quién quieren hacer películas, eso es sagrado. Pero sé que hay proyectos sobre Blas de Lezo o Gálvez y con el éxito de los libros de historia ha llegado el momento adecuado para que reciban impulso».

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