«Aporofobia», palabra de 2017 para la Fundéu BBVA

El término fue acuñado por la filósofa valenciana Adela Cortina en un artículo publicado en ABC Cultural en 1995 para referirse al miedo, rechazo o aversión a los pobres

EFE

En 1995 la filósofa Adela Cortina preparaba un artículo para ABC Cultural en el que denunciaba que, bajo muchas de las actitudes racistas y xenófobas que vemos cada día a nuestro alrededor, late una fobia distinta: la que nos producen los pobres , aquellos que en esta sociedad del intercambio, del dar y recibir, no parecen tener nada que ofrecernos.

Como explica en su libro «Aporofobia, el rechazo al pobre» , publicado este año, «no repugnan los orientales capaces de comprar equipos de fútbol o de traer lo que en algún tiempo se llamaban ‘petrodólares’, ni los futbolistas de cualquier etnia o raza que cobran cantidades millonarias pero son decisivos a la hora de ganar competiciones. Por el contrario, lo cierto es que las puertas se cierran ante los refugiados políticos, ante los inmigrantes pobres, que no tienen que perder más que sus cadenas. (...) Las puertas de la conciencia se cierran ante los mendigos sin hogar, condenados mundialmente a la invisibilidad». «El problema no es entonces de raza, de etnia ni tampoco de extranjería. El problema es de pobreza», concluye Adela Cortina.

Tras elegir «escrache» en 2013, «selfi» en 2014, «refugiado» en 2015 y «populismo» en 2016, «aporofobia», neologismo que da nombre al miedo, rechazo o aversión a los pobres, ha sido elegida palabra del año 2017 por la Fundación del Español Urgente, promovida por la Agencia Efe y BBVA. Esta es la quinta ocasión en la que la Fundéu BBVA da a conocer su palabra del año, escogida entre aquellos términos que han estado presentes en la actualidad informativa durante los últimos meses y tienen, además, interés desde el punto de vista lingüístico.

Fenómeno universal y corrosivo

En declaraciones a Efe, Cortina defiende la necesidad de poner nombre a esa patología social como primer paso para tratar de desactivar un fenómeno «universal» que ve «absolutamente corrosivo ». «Creo que es un tipo de fenómeno al que hay que poner un nombre, igual que a los huracanes y ciclones porque dicen que cuando se le pone un nombre, la gente lo reconoce y puede precaverse frente a ellos», señala esta catedrática de Ética y Filosofía Política en la Universidad de Valencia y miembro de la Academia de Ciencias Morales y Políticas. El término se acaba de incorporar al Diccionario de la Real Academia Española y el pasado mes de septiembre el Senado aprobó una moción en la que pide la inclusión de la aporofobia como circunstancia agravante en el Código Penal.

«No es una palabra creada este año, ni tan siquiera conocida por el gran público, pero es una voz, un neologismo, que recomendamos en Fundéu BBVA y que ahora la Academia ha decidido incorporar a su Diccionario», señala el director general de la Fundación, Joaquín Muller . «"Aporofobia" pone nombre a una realidad, a un sentimiento que, a diferencia de otros, como la xenofobia o la homofobia, y aun estando muy presente en nuestra sociedad, nadie había bautizado», añade. «Conviene recordar -agrega Muller- la importancia de poner nombre a las cosas para hacerlas visibles. Si no lo tienen, esas realidades no existen o quedan difuminadas. No se pueden defender o denunciar. En esta ocasión, la filósofa valenciana ha hecho una gran aportación a la sociedad y al idioma , y Fundéu ha considerado que es merecedora de ser elegida palabra del año».

«Lamentablemente, la aporofobia no ha dejado de estar presente en la actualidad informativa de 2017, con el drama de los migrantes en diversas partes del mundo, el empobrecimiento de extensas capas de la sociedad en muchos países... y con las actitudes de algunos líderes y ciudadanos ante estos fenómenos, en las que son claramente visibles el rechazo y la aversión a los pobres y a la pobreza», añade.

Las doce palabras finalistas

Antes de dar a conocer la decisión definitiva, la Fundación publicó una lista de doce palabras finalistas en la que figuraban otros términos de nueva creación, como «turismofobia», que alude al rechazo al turismo masificado; «uberización», con la que se denomina un cierto tipo de actividad económica basada en plataformas colaborativas, o «machoexplicación», la costumbre de algunos hombres de dirigirse a las mujeres de forma condescendiente.

Además, se incluían otras que traducen o adaptan voces extranjeras («aprendibilidad» frente a «learnability», «noticias falsas» por «fake news» o la adaptación a la ortografía española «bitcóin») y algunas más que, no siendo nuevas, han asumido otros usos o sentidos; es el caso de «odiador» y «soñadores», alternativas a «hater» y «dreamers».

Completaban la lista «trans», como acortamiento válido de «transexual» o «transgénero»; «destripe», como alternativa a «spoiler», y «superbacteria».

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