Pruebas previas del Panjandrum (la ruda explosiva) en una playa bajo mando británico
Pruebas previas del Panjandrum (la ruda explosiva) en una playa bajo mando británico - WIKIMEDIA
Segunda Guerra Mundial

Las armas más absurdas ideadas en el laboratorio secreto de Churchill

Desde bolígrafos bomba, hasta una rueda gigante cargada de explosivos

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A día de hoy son pocos los que desconocen que los nazis trataron de crearon decenas de superarmas que les dieran la victoria en el campo de batalla. No obstante, lo que no ha trascendido tanto en los libros de Historia es que los británicos, bajo la estricta supervisión de Winston Churchill, también trataron de idear todo tipo de extraños inventos que les ayudaran a terminar rápidamente con la Segunda Guerra Mundial. Entre ellos destacaban desde una gigantesca rueda explosiva fabricada en madera, hasta un bolígrafo que servía de temporizador para las bombas.

Así lo afirma la revista «All about the history» (de la que se ha hecho eco la versión digital del diario « Daily Mail»).

En ella se señala que el Premier británico tenía bajo sus órdenes a un grupo de expertos del Ministerio de Defensa encargados de elaborar, en un laboratorio secreto, una ingente cantidad de extrañas armas más propias de las películas de ciencia ficción que de la realidad. El lugar, operativo desde 1939, gustaba tanto al líder que era conocido como «La tienda de juguetes de Churchill».

Cuatro armas de cine

Entre las diferentes armas ideadas, una de las que más llamaron la atención fue el temible « Panjandrum», una gigantesca rueda de varios metros de altura fabricada en madera y cargada hasta los topes de explosivos. La idea de la inteligencia británica era lanzarla a 97 kilómetros por hora en contra de una muralla para que ésta saltara por los aires y que los soldados pudieran tomar fácilmente en el lugar.

A pesar de que se elaboraron varios prototipos de este curioso artefacto (el cual pesaba 1.800 kilogramos) lo cierto es cayó en desuso. ¿La razón? Era tan preocupante para el enemigo como para las tropas aliadas, pues solía desviarse dando más de un susto a los presentes.

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Bastante más sutil era el «Switch, Nº 10, Delay»). Éste artefacto parecía un bolígrafo totalmente normal, pero incluía un vial con un líquido corrosivo que, según afirmaban los expertos, hacía las veces de temporizador. Así pues, este invento servía para lograr que las bombas estallasen cuando el agente británico deseaba en un rango de entre 10 minutos y 24 horas.

No obstante, el tiempo establecido podía verse afectado por las condiciones ambientales del lugar, lo que hacía que fuese algo aleatorio. Uno de ellos fue utilizado en 1944 en un intento de asesinato contra Hitler.

Otras de estas curiosas armas era las «Minas Limpet», unos explosivos que eran transportados por dos buceadores hasta un buque enemigo y, mediante unos potentes imanes, se pegaban al objetivo para luego estallar. Pesaban aproximadamente dos kilogramos y, a pesar de su pequeño tamaño, podían enviar al fondo del mar a un buque de tamaño considerable. Así lo demuestra el que, al final de la contienda, se hubiesen hundido gracias a ellas multitud de navíos enemigos (principalmente, japoneses).

Para saber más: Las cinco armas más inútiles de la historia bélica

Finalmente, las tropas de Churchill también contaron en su arsenal con una mortífera bomba lapa. Estaba formada por una esfera de cristal rellena de medio kilo de nitroglicerin. Todo ello era cubierto con un adhesivo extremadamente pegajoso.con el objetivo de que que se adhiriera a los carros de combate enemigos y estallase.

Sobre el papel la idea era perfecta. Incluso se barajó la posibilidad de que pudiese ser disparada mediante un mortero para sorprender aún más a los enemigos, pero lo cierto es que las condiciones meteoroligcas reducían radicalemtne la efectividad del pegamento. A pesar de ello, se crearon más de 2,5 millones entre 1940 y 1943.

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