Carmen Iglesias, ayer en la sede de la Real Academia de la Historia
Carmen Iglesias, ayer en la sede de la Real Academia de la Historia - ISABEL PERMUY

Carmen Iglesias: «Siempre tenemos que demostrar que no se va a echar en falta a los varones»

La historiadora fue ayer elegida directora de la Real Academia de la Historia, la primera mujer desde la fundación de la institución en 1736

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Carmen Iglesias (Madrid, 1942) es experta en romper techos de cristal. Ayer ascendió una cima más en su prestigiosa carrera, al ser elegida, por mayoría absoluta, nueva directora de la Real Academia de la Historia. Es la primera mujer al frente de la institución desde su fundación, en 1736. Iglesias también fue la segunda académica de número del organismo que ahora dirige, la cuarta en la Real Academia Española (RAE), además de la primera consejera del Consejo de Estado. Doctora en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad Complutense de Madrid, fue profesora de Historia del Rey Felipe VI desde 1988 hasta el final de sus estudios universitarios, directora del Centro de Estudios Políticos y Constitucionales y colaborado de ABC.

Son sólo algunos de los reconocimientos que la han convertido en un hito en la presencia de la mujer en cargos e instituciones.

Una condición que ayer se vio refrendada en la primera votación del pleno celebrado en la sede de la Real Academia de la Historia. Veintitrés de los treinta académicos que votaban (hacían falta dieciséis votos para la mayoría) la eligieron a ella para suceder en el cargo a Faustino Menéndez Pidal (Zaragoza, 1924), quien asumió la dirección interina al fallecer Gonzalo Anes el pasado 31 de marzo). «Ha sido bastante rápido, estoy emocionada, porque que todos los compañeros te elijan... En la Academia es como un cónclave, cualquier puede salir», dijo ayer poco después de que terminara el pleno. Pero salió ella y, de alguna manera, el aire empezó a entrar en las dependencias de la Academia.

Un papel histórico

Iglesias asume el papel (histórico) que le ha tocado ejercer con responsabilidad y sentido de la institución. «Las mujeres siempre hemos tenido que demostrar que lo vamos a hacer fenomenal y que no se va a echar en falta a ninguno de los varones», advirtió con destreza. Para ello, lo primero que hará será proponer, el próximo viernes en el pleno, a su equipo, porque a ella le gusta «trabajar en equipo». «Tengo a gente estupenda», se limitó a decir al no poder adelantar nombres, pues su nombramiento depende de la aprobación de la Academia. A continuación, Carmen Iglesias hará «una fotografía fija de los problemas que hay en la Academia, que siempre hay».

En ese sentido, uno de los mayores retos que afronta la institución es el económico. «Esto es más pequeño que la RAE, pero no sólo la ayuda económica del Estado se ha reducido (la Real Academia de la Historia recibió 390.780 euros de los Presupuestos Generales de 2014 y la RAE 1,6 millones), sino que algunos protectores de la scoiedad civil causaron baja. Tenemos que tener cuidado. La jornada laboral se redujo a sólo por la mañana... Pero no soy pesimista y espero que, entre todos, saquemos las cosas adelante».

Ni pesimista ni desagradecida, pues ayer Carmen Iglesias tuvo palabras muy elogiosas hacia el fallecido Gonzalo Anes («es un hueco, es una impronta muy fuerte, es un reto más») y hacia Menéndez Pidal, a quien ha propuesto como director honorario. Eso sí, la académica tiene claro que «todo se puede mejorar». Entre esas mejoras, Iglesias quiere «que esta Academia, que es un poco desconocida, se abra, que la sociedad conozca esta casa, los tesoros maravillosos que tenemos». ¿Un día de puertas abiertas? «No somos un museo, pero que se pueda venir a ver, a disfrutar de ese rejuvenecimiento indudable».

Entretanto, está pendiente la entrada, como académico, de Juan Pablo Fusi (San Sebastián, 1945) y es probable que la siguiente plaza la ocupe una mujer. «Yo siempre digo que en las mujeres siempre hay que fijarse en toda la sociedad. En las Academias es el mismo proceso. Se romperán cada vez más techos de cristal, aunque yo no lo busco». Lo dice la primera mujer al frente de una de las grandes Academias españolas.

Los matices de la historia

Tan cómoda estaba ayer Carmen Iglesias que no le importó «mojarse» en el polémico tema del Diccionario Biográfico. «Me encanta hablar del Diccionario. Es una gran obra. En este momento, es el libro más consultado en la Biblioteca Nacional. Tenemos una historia muy rica y está recogida en él». La polémica, según la académica, se debió a que «se concentró una crítica exacerbada, se politizó, como tantas cosas aquí». No obstante, se formó una comisión, presidida por Menéndez Pidal y de la que Iglesias formó parte, encargada de revisar determinadas biografías. «No es que sea partidaria de modificar, es que el Diccionario está vivo. A veces la historia exige el detalle, y a veces se simplifica mucho, se hacen grande brochazos».

Con respecto al franquismo, la historiadora aseguró que fue «todo el tiempo una dictadura», pero especificó la diferencia entre los totalitarimos y las dictaduras, donde «puedes desarrollar, mejor o peor, tu vida privada». Según Iglesias, nos faltó, en «esa obsesión por mantener hasta el final ese péndulo de vencedores y vencidos», saber «lo que fue el estalinismo, el gulag, los campos siberianos, lo que es vivir en un régimen sin libertades».

Todos esos matices «hay que contarlos porque nos ilustran bien» y a eso ayudará, en parte, la versión digital (bastante avanzada) del Diccionario en la que la Academia de la Historia está trabajando. «Estamos buscando cómo volcarlo en las redes lo más gratuitamente, pero que al mismo tiempo, de forma indirecta, podamos mantener la institución en un nivel digno». Lo que está claro es que en esa versión online «tienen que estar separados los vivos de los muertos». Una «banco de datos magnífico, que quede abierto, pero separado».

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