Muere Dawn, la nave de la NASA que visitó el mayor asteroide del Sistema Solar

La misión ha finalizado este viernes después de que se agotaran sus reservas de combustible. Lanzada en 2007, ha revelado muchos detalles sobre la evolución de nuestro sistema planetario y sobre la aparición del agua

Superficie del planeta enano Ceres, captada por Dawn. Es el mayor objeto del cinturón de asteroides NASA/JPL-Caltech/UCLA/MPS/DLR/IDA
Gonzalo López Sánchez

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Días después de que la NASA dijera adiós a la misión Kepler , el telescopio espacial que ha descubierto miles de exoplanetas y revolucionado la astronomía, la agencia espacial estadounidense se ha despedido de la misión Dawn , la sonda que exploró Ceres, el mayor asteroide del Sistema Solar, y Vesta, ambos en el cinturón de asteroides. Allí reveló muchos detalles sobre la evolución de nuestro sistema planetario y reforzó la idea de que los planetas enanos pudieron albergar océanos de agua en el pasado.

«Hoy, celebramos el final de la misión Dawn ; sus increíbles logros tecnológicos, la ciencia fundamental que nos ha dado, y el esfuerzo de todo el equipo que ha permitido hacer estos descubrimientos», ha dicho este viernes Thomas Zurbuchen , administrador asociado del Directorado de Ciencia de la NASA, en Washington. «Las increíbles imágenes y datos que Dawn ha recogido en Vesta y Ceres son fundamentales para comprender el origen y la historia de nuestro Sistema Solar ».

Representación de la sonda Dawn al planeta enano Ceres NASA/JPL-Caltech

El final de Dawn se ha certificado después de que entre los días 31 de octubre y 1 de noviembre el equipo de vuelo de la misión fuese incapaz de comunicarse con la nave. Después de descartar otras posibles explicaciones, los líderes de la misión han concluido que, definitivamente, se han agotado los tanques de combustible (hidrazina) del aparato , cuyas rápidas igniciones se usan para orientar la nave y establecer contacto con su antena de alta ganancia. La nave tampoco podrá ahora orientar sus paneles solares de la forma adecuada para alimentar sus sistemas electrónicos, lo que sentencia su destino.

Así se pone punto final a un viaje que comenzó en 2007 y en el que Dawn ha recorrido 6.900 millones de kilómetros . Ahora, su destino es permanecer en la órbita de Ceres durante al menos 50 años, antes de estrellarse contra este objeto.

Aventura en el cinturón de asteroides

La misión ha tenido como objetivo explorar dos de los mayores objetos del cinturón de asteroides , un anillo de material rocoso situado entre Marte y Júpiter . Allí existen unos pocos asteroides grandes, unos 200 millones de cuerpos de más de un kilómetro y miles de millones de objetos más pequeños. Todos ellos están rodeados por incontables motas de polvo.

Esta región se formó como consecuencia de la influencia gravitacional de Júpiter. Durante el nacimiento del Sistema Solar había una gran cantidad de asteroides chocándose y generando cuerpos mayores en esta zona, pero este gigante gaseoso facilitó que se fragmentaran, que chocaran contra otros planetas o bien que fueran expulsados. De esta forma, el cinturón , cuya franja principal tiene una masa que equivale al 4% de la masa de la Luna, es hoy en día un testimonio vivo de lo ocurrido cuando nuestro sistema planetario estaba naciendo .

Representación de un cinturón de asteroides en torno a una estrella NASA/JPL-Caltech

Por ello, la NASA lanzó la sonda Dawn en 2007. Tenía la finalidad de explorar Ceres, en 2015, y Vesta, en 2011. El primero es el mayor cuerpo del cinturón de asteroides y tiene la entidad de un planeta enano. Su diámetro es de 952 kilómetros, y solo él agrupa el 30% de la masa de todo el cinturón. El segundo es el tercer mayor cuerpo, está cubierto de cráteres y tiene 525 kilómetros de diámetro.

Los cuatro instrumentos de la sonda mostraron que ambos objetos evolucionaron de forma muy distinta, a causa de su localización inicial. Esto se convirtió en un importante hallazgo para comprender la evolución de todo el cinturón de asteroides.

El legado de Dawn

Además, Dawn también reforzó la idea de que los planetas enanos pudieron albergar océanos durante un tiempo importante de su vida, y que incluso podrían tenerlos hoy en día. Sus sensores también detectaron la presencia de moléculas orgánicas en la superficie de estos cuerpos.

«En muchos sentidos, el legado de Dawn es solo el principio », ha dicho Carol Raymond, principal investigador de la misión en el Jet Propulsion Lab (JPL), EE.UU.. «Sus datos serán estudiados muy profundamente por los científicos que quieran investigar cómo los planetas crecen y se diferencian, y también por los que quieran saber cómo y cuándo la vida podría haber aparecido en nuestro Sistema Solar», ha dicho Raymond.

Dawn también permite saber más sobre lo que ocurre más allá: «Ceres y Vesta son importantes para estudiar los sistemas planetarios distantes, porque nos ha dado una muestra de las condiciones que existen en torno a estrellas jóvenes».

La ciencia de los asteroides

La primera exploración próxima de un asteroide ocurrió en 1991, cuando la sonda Galileo, en su viaje a Júpiter, pasó por las proximidades de 951 Gaspra, una mole de 18 kilómetros cubierta de cráteres.

En 2001, una nave –la NEAR Shoemaker– se posó por primera vez en uno de estos objetos. Ya en 2006, se alcanzó otro hito cuando la sonda japonesa Hayabusa se posó en el asteroide Itokawa y logró traer muestras de este objeto hasta la Tierra.

En la actualidad se vive un momento importante en la ciencia de los asteroides. Desde junio de 2018 la Hayabusa 2 está explorando el asteroide Ryugu, con varios rovers a bordo, y está previsto que traiga más muestras a la Tierra en el año 2020. En diciembre de este año, la OSIRIS-REx , de la NASA, se reunirá con el asteroide Bennu para orbitarlo y recoger muestras de su superficie.

¿A qué viene tanto interés por estos pedruscos espaciales? El estudio de los asteroides y sus propiedades es fundamental para comprender la historia de formación del Sistema Solar y quizás incluso la aparición de moléculas que pudieron propiciar la aparición de vida, como el agua y las moléculas orgánicas.

Investigar para evitar un impacto

Además, estudiar estos objetos podría servir más adelante para usar los asteroides como minas o bien para aprender a desviarlos y evitar un impacto contra la Tierra de terribles consecuencias .

Esto es muy relevante si se tiene en cuenta que es cuestión de tiempo que se produzca el impacto de un gran asteroide contra nuestro planeta.

En este momento, aparte de protocolos de vigilancia y observación, la NASA prepara la misión DART («Double Asteroid Redirection Test») para probar la tecnología del impactador cinético, cuyo fin es desviar un asteroide de su trayectoria. Por otra parte, la Agencia Espacial Europea canceló el desarrollo de AIM («Asteroid Impact and Deflection Assessment»), una misión que iba a apoyar estos objetivos científicos. Sea como sea, las probabilidades de que un objeto desconocido alcance la Tierra son dos veces mayores a que lo haga un cuerpo conocido.

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