CARNAVAL DE CÁDIZ
La Noche Carnavalesca de Castellar acaba en polémica por la actuación improvisada de 'Los Calaíta'
El autor de la chirigota, Alejandro Pérez Sánchez (conocido como Álex 'el Peluca'), informó al público desde el escenario que, debido a «diferencias» con el personal del Ayuntamiento, el grupo no podría actuar desde allí mismo
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Álex 'el peluca', en el momento de la actuación.
La esperada Noche Carnavalesca de Castellar vivió momentos tensos el pasado sábado debido a un inesperado incidente con la chirigota gaditana 'Los Calaíta', ganadora del primer premio en el COAC 2025. El autor del grupo, Alejandro Pérez Sánchez (conocido como Álex 'el Peluca'), informó al público desde el escenario que, debido a «diferencias» con el personal del Ayuntamiento, el grupo no podría actuar desde allí mismo. Finalmente, interpretaron sin micrófonos a pie de calle, en una pequeña plaza.
Todo transcurría según lo previsto con las actuaciones de la comparsa 'Las Ratas' y la chirigota local 'Los Gordos', que animaron al público sin contratiempos.
Sin embargo, la situación cambió cuando llegó el turno de la agrupación estrella de la noche: la chirigota 'Los Calaíta'. Su aparición, ya con cierto retraso respecto al horario previsto, vino acompañada de tensión e incertidumbre.
Fue el propio autor del grupo, Álex 'el Peluca', quien tomó la palabra desde el escenario para explicar al público que, por desavenencias con el Ayuntamiento, no realizarían su actuación en el espacio principal. En lugar de eso, se trasladaron a una pequeña plaza adyacente donde interpretaron parte de su repertorio sin micrófonos ni equipo técnico, arropados por un público sorprendido pero comprensivo.
El episodio ha generado numerosas reacciones en redes sociales y ha reabierto el debate sobre la gestión cultural y el trato a los artistas en eventos públicos. Mientras el Ayuntamiento insiste en que actuó conforme a la normativa, la agrupación mantiene su postura de que fueron tratados con desprecio.
A pesar de todo, la chirigota ofreció una actuación simbólica y cercana, que fue recibida con cariño por los asistentes, aunque dejó tras de sí un sabor agridulce y una polémica que aún sigue dando que hablar en el municipio.
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