Que ni las hambre las vamo a sentí: 'El Selu' se sube al carro de los favoritos

Chirigota

Que ni las hambre las vamo a sentí

• Autor José Luis García Cossío 'El Selu'

La de El Selu es una chirigota de culto. No hace nada como lo hacen los demás. Ni las partes fijas ni las clásicas. Esto le ha costado, debido a la rigurosa puntuación del concurso y a la progresiva globalización del carnaval, perderse muchos primeros premios que no eran para él. Esto ahora no importa —diría que a él mucho menos— pero sirve para explicar que, además de lo contado, también sabe competir.

Por más que la primera sensación en preliminares suele determinar el paso de las agrupaciones en el concurso, lo cierto es que los puntos no se arrastran a la fase de cuartos. Así que si acordamos que el verdadero concurso empieza hoy, podemos decir bien alto que El Selu aspira a todo en el año de su regreso.

El tipo de cantaores no dejó a todos contentos en preliminares, pero ahora se ha contorneado. Los chistes llegan con más fluidez y el grupo presenta mucha más seguridad a la hora de interpretar el repertorio. Y lo más importante: las letras escogidas para el pase de cuartos son extraordinarias.

El pasodoble a la inteligencia artificial, que nunca va a aprender a cantar por alegrías, está sujeto a la impronta crítica de El Selu, la que no siempre despliega porque no siempre hace falta. «Yo no voy a renegar de las tecnologías», avanza, pero es que «mi niño no juega con el perro porque no tiene botones». En fin, «muchas cosas artificiales y muy poca inteligencia».

El de los políticos, que tienen algo parecido al sueldo de Nescafé, sí se atiene a su genuina seña de identidad: la máxima expresión gaditana del doble sentido. Señala, por ejemplo, un detalle crucial: «To las langostas que tienen que comerse [los políticos] pa llevar a su casa un plato de lentejas». Y «hay que ver dónde ha llegao si era el tonto del colegio». Una joya.

La tanda de cuplés se reparte entre la lotería y un episodio acontecido en el gimnasio. «En las duchas todos tienes sus escopetas de caza», así que ellos, con su pistolita, mejor se duchan en casa. En el popurrí cambian, al inicio, la magnífica soleá de Don Pepito por el fandango de Susanita. El resto de la pieza fluye mucho mejor que en preliminares. Será determinante su pase en semifinales.