TRIBUNALES

«Sí, mi dios es Satanás, pero eso no es ningún delito»

Carlos Javier Rojas, conocido como 'el Hijo de Satán', defiende su inocencia ante el tribunal que le juzga por haber amenazado y estafado a varias personas a través de sus ritos satánicos

El fiscal solicita para él la pena de cinco años de prisión en el juicio que este martes ha quedado visto para sentencia

Carlos Javier Rojas cubre su rostro en su llegada a la Audiencia. Francis Jiménez

M. Almagro

«¡Déjenme hablar por favor que he esperado once años para hacerlo!». Carlos Javier Rojas imploraba este martes al tribunal de la Sección Cuarta de la Audiencia de Cádiz que le dejaran alargarse algo más en su turno de última palabra. El conocido como 'Hijo de Satán' se ha sentado durante dos sesiones en el banquillo de los acusados junto a su expareja y un socio por haber, presuntamente, estafado más de 450.000 euros a través de la captación ‘espiritual’ de personas a las que les pedía dinero a cambio de evitar que la 'maldición del demonio' cayese sobre ellas o sobre sus seres más queridos. Además también se le acusa de vender coches de alta gama que traía desde Alemania con los kilómetros trucados.

Rojas era el único de los tres procesados que hacía uso de su derecho a la última palabra, clamando su inocencia. «Sí, mi dios es Satanás, pero eso no es ningún delito. Jamás nadie puede ser condenado por sus creencias religiosas», afirmaba bastante nervioso ante los magistrados. «Ellos sabían que mis trabajos eran con Satán y no con la Virgen María , siempre les fui claro. Aceptaron mis trabajos e hicieron donaciones de manera voluntaria», se refirió a los ritos que efectuaba en su casa de Los Gallos en Chiclana entre 2008 y 2009 por los que fue detenido.

Carlos Javier también negó que les hubiera amenazado. «Si hubiera sido así, hubieran denunciado antes. Yo les dejaba hablar, comer, no estaban obligados a nada», insistió. En un discurso algo alterado en el que llegó a llorar emocionado, también se refirió a su curioso apodo 'Hijo de Satán'. «Yo soy hijo de Carmen y Francisco aunque además sea brujo y crea en Satán», afirmó.

La segunda sesión de este martes se celebraba con la declaración de varios testigos. Entre ellos el guardia civil instructor de la causa. Según recordó el caso se abrió por la denuncia de una de las presuntas víctimas, una mujer de Sevilla que decía sentirse amenazada. Aunque se fue a otra ciudad, aseguraba que Rojas le seguía llamando frecuentemente y le amenazaba que si no ponía su piso en venta y le daba el dinero, tendría «problemas». Esta persona, «muy vulnerable, había participado anteriormente en los ritos del santero.

«Estaban completamente alienados»

La investigación les llevó a otras supuestas víctimas. Cuando los agentes fueron a recabar información sobre una de ellas a Huelva, lo que se encontraron fue una situación «terrible, espeluznante». Según el instructor, esta persona había dado todos sus bienes al acusado y tenía a su familia, unos padres mayores e impedidos, viviendo en un invernadero de plástico. Lo mismo con otro hombre al que le había dicho que «si no le entregaba su dinero le caerían los cincuenta mil males encima». «Era patente que no regían sus actos. Estaban completamente alienados. Buscaban su aprobación en todo », manifestó el guardia civil.

También declararon otros dos testigos. Una mujer que fue a uno de los ritos y aseguró que allí no había nadie forzado. «Yo lo vi todo como muy tonto. Él se puso sangre de un gallo que había matado y echaba por la boca alcohol. Decía cosas que para mí no eran creíbles. Lo ví todo como tonto. No sé si los demás se lo creían o le seguían la corriente pero no se les veía en absoluto disgustados», aseguró.

En la misma línea declaró el taxista que hacía servicios para Rojas. Él estuvo en dos ritos y trasladó a una de las mujeres que había acudido. «Les decía que tenían que quedarse allí para curarse pero no les veía a disgusto».

Tras los testimonios el fiscal modificaba su calificación solicitando un año menos de prisión para el procesado. De seis a cinco, teniendo en cuenta el atenuante muy cualificado de dilaciones indebidas . Por tanto para el principal acusado solicita cinco años de cárcel por un delito de estafa, y dos años y uno para su expareja y el socio de los coches supuestamente trucados, respectivamente.

En sus conclusiones, el fiscal quiso dejar claro que este procedimiento no se ha celebrado para juzgar a un santero sino por la estafa que pudo cometer . Según el Ministerio Público ha quedado acreditado que estas personas fueron engañadas de forma «contundente» y que se «forzó su voluntad» a través de las amenazas espirituales para conseguir que les diera sus bienes y dinero. «Eran personas vulnerables y se lo creyeron».

Para la defensa de Rojas en ningún momento hubo engaño ya que las personas asistían a los ritos de forma voluntaria. «Eran actos tan burdos que ni siquiera puede hablarse de estafa», aseguró. El juicio quedaba así visto para sentencia.

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