REPORTAJE

De 'shopping' en la nueva normalidad gaditana

El modo de comprar en los centros comerciales también se ha transformado, el control y la seguridad son claves en la batalla contra la pandemia y la necesaria reactivación del consumo

Señales por todos lados, pantallas con recomendaciones, geles, aforos, esperas, orden, el hábito de ir de tiendas ya es otro. Al menos, por el momento

Todos los centros comerciales se han señalizado para garantizar las distancias sociales. Antonio Vázquez

María Almagro

Control, seguridad, cálculo, compromiso, paciencia, entendimiento... estas podrían ser las palabras que definen las sensaciones que se experimentan ahora en esto de la nueva normalidad cuando pisas un centro comercial. Como ha ocurrido con muchos otros hábitos que antes se hacían sin pensar, que formaban ... parte de lo cotidiano, y que de repente, en cuestión de días, han dejado de serlo. Ya no te mueves de esa forma habitual. Ahora piensas cada uno de los pasos que das . Si es el más adecuado, si te pones en peligro, si pones en riesgo a otra persona, si se puede o no se puede. Estamos vigilantes.

Las miles de muertes y contagios que ha causado la pandemia del coronavirus nos ha cambiado el modo, nos ha dado un severo aviso sobre la salud y lo que significa poder perderla sin esperarlo, sobre la vida. Y justo eso, la vuelta a la vida es lo que hace que se abran de nuevo las puertas . De quedarnos en casa a salir a la calle. De ver a otros y pasear, tomar algo con la familia y los amigos, reencontrarse, volver a trabajar, a comprar... a que el motor se ponga en marcha pero que a partir de ahora sea sobre todas las cosas, seguro.

Y uno de esos espacios donde se dan todos esos parámetros de lo que está pasando son estas grandes superficies dedicadas a la actividad, la producción y el consumo. También son sitios, como pequeños pueblos, donde todo tiene que estar en su justo lugar para que funcione. Y en esta tesitura, cuando tienes que recibir a miles de personas y compartir con ellos tu 'casa', debes de asumir esa responsabilidad cumpliendo a rajatabla todas las medidas que son las que son, exactas y escrupulosas. Ya no hay otra opción. Ir de tiendas, ir de ‘shopping’ también ha cambiado. A los dos lados. Al menos de momento.

«Por favor, si es usted tan amable, póngase el gel». Entramos en una tienda de moda de una cadena muy conocida. Nos recibe una de sus dependientas que de forma muy educada y sin perder la vista de la puerta nos invita a tomar una de las principales precauciones. Comienza este baile de nuevas sensaciones. Ya no hay tanta gente. Estaríamos en rebajas , en un bullicio, pero nada que ver. Sobre un abrillantado suelo de mármol se disponen los estantes con perchas. Muchos menos. Se ha reducido la exposición de ropa para que haya más espacio. «Sí, estamos sacando menos mercancía para que se puedan respetar la distancia entre los clientes», nos confirman. El rito sigue siendo el mismo. Miras y si te gusta algo lo coges y te lo pruebas si quieres. En esta tienda sí hay probador. Otras han decidido cerrarlos de momento. Pero esta firma los ha mantenido. Aquí usan las máquinas de vapor para limpiar y desinfectar cada una de las prendas si alguien se las prueba. En otras las retiran dos días por prevención.

Absolutamente todo señalizado

Todo tiene un principio. Y este está siendo el principio de esta nueva forma de comprar. Lo saben de sobra cada uno de los responsables de los centros comerciales de la provincia. Llevan semanas preparando este 'debut'. «Se ha señalizado todo», cuenta Sandra Fernández, gerente de El Paseo. Cada entrada, cada salida, cada pasillo, por el suelo, flechas de dirección que te indican por donde debes de ir para evitar los cruces y las aglomeraciones. Hay pantallas que antes anunciaban cremas, móviles... y ahora dan recomendaciones sanitarias. Letreros, y carteles en cada establecimiento que avisa de los aforos permitidos: 100, 54, 32... Cintas que ordenan las filas y mucho personal pendiente de que todo vaya bien.

«Los clientes están respetando todas las indicaciones. No está habiendo ningún problema». El espacio también es más diáfano, no hay sitios para sentarse o juegos infantiles funcionando. La visita es tranquila (a esta hora, mediodía del jueves). Muy tranquila. La gente, toda con mascarillas, va directamente a lo que tiene que comprar . No hay tanto paseo. «Estamos teniendo muy buenas sensaciones. El goteo está siendo constante y muy controlado».

Desde que arrancó la fase 2 , el aforo en los centros comerciales se ha establecido al 30 por ciento en zonas comunes y 40 en tiendas. Se hace un cálculo y cada gran superficie establece su forma de supervisarlo. Las aplicaciones tecnológicas están siendo también claves. Aparatos que controlan los vigilantes de seguridad y que incluso dan la alerta si se está llegando al tope. Todo medido.

«Perdone, su temperatura»

Decidimos entrar en otra de estas grandes cadenas a comprar un juguete. «Perdone, si no le importa, le tenemos que tomar la temperatura». 36.4. Entramos con la extraña pero a la vez orgullosa sensación de que estamos formando parte de un todo, de un compromiso social, de este aprendizaje sobre el cuidado.

De nuevo el ambiente es tranquilo. Las instrucciones también están muy claras por todos lados. Sigues el camino y ya está. Es como andar por un tablero. Eso sí, la mascarilla es incómoda para muchos, pero, como decimos, no queda otra. Hay que aguantarse. Eso sí, te das cuenta que con los ojos se siguen notando las sonrisas y el agradecimiento.

«Recuerde, use los geles, cumpla con el aforo, juntos lo conseguiremos », son algunos de los mensajes de las megafonías que cada media hora saltan y te aconsejan que lo mejor es seguir la norma. «Todo el mundo está muy concienciado y se esfuerza en tomar las distancias. Todos teníamos ganas de salir y desde el primer día todo el mundo está viniendo con mascarilla». Lo cuenta Rosa Amuedo, gerente de Luz Shopping en Jerez.

En esta superficie al ser de exterior se perciben otras sensaciones. Sin embargo, el cuidado es exactamente el mismo. Las reglas no cambian y tampoco la responsabilidad sobre ellas. «Hemos intentado facilitar todo lo posible. La gente lo está aceptando con más normalidad de lo que podíamos imaginarnos. Se entiende perfectamente y cualquier indicación la reciben sin problema». Hay algunas colas en tiendas de marcas conocidas pero se respeta la espera y también las distancias. La paciencia se asume. El baño también tiene su protocolo. Las flechas vuelvan a marcar la entrada y la salida, los dispensadores de gel se disponen por toda la galería como es preceptivo y el aforo de estos espacios se mide al milímetro.

Galería.

«Tenemos que aprender a comprar de otra forma. Al menos de momento. Esperemos que haya una evolución favorable y venir al centro comercial sea cada vez más como siempre lo hemos conocido». Pedro Amaral dirige Área Sur en Jerez. Como el resto de sus compañeros de otras grandes superficies lleva semanas preparando cada una de las directrices que hay que seguir, cumplir. «Hay que ser conscientes de que es por tu propia seguridad. Claro que hemos notado este antes y después. Ahora somos un sitio de compras y no de paseos e incluso los horarios en los que viene la gente están cambiando», explica.

A su espalda una empleada de limpieza no deja de dar con desinfectante al pasamanos de uno de los balcones de la galería. La escena se repite en cada uno de estas zonas comerciales de la provincia. En Área Sur el aforo se ha reducido a más de la mitad. De tener su máximo en unas 15.000 personas a 6.000. Los clientes con mascarillas, por supuesto, van y vienen por los pasillos, miran escaparates y la sensación vuelve a ser la misma: esa seguridad y tranquilidad controlada.

«Con tarjeta, mucho mejor»

«Disculpa, no te puedes probar nada», nos dicen nada más entrar en una tienda de cosméticos. El mensaje es obviamente muy claro. El contagio en estos productos que van directamente a la piel puede ser mayor. Se sabe y se asume sin replicar. «Sí, sí, sin problema», contestamos. La dependienta se afana es seguir su modo de trabajo pero también se ha adaptado a lo que hay. «Si pagas con tarjeta, mejor», es otra de estas grandes consignas. Justo al lado de la caja, otro gel desinfectante. Por decreto.

En realidad durante el Estado de Alarma algunos de estos centros no cerraron del todo sus puertas al tener hipermercados u otros establecimientos básicos en su superficie. Les sirvió de prueba. Y ahora con la reapertura del resto de tiendas este reto se ha expandido. « La respuesta ha sido muy positiva por parte de nuestros clientes, superando las expectativas que teníamos marcadas. Bien es cierto que podíamos intuirlo, ya que el comportamiento de los clientes durante el confinamiento resultó ejemplar, adaptándose a las nuevas medidas de seguridad marcadas por el Gobierno, durante sus compras en establecimientos de primera necesidad», explica Ernesto Pardo, gerente de Bahía Sur en San Fernando. Ahora en fase 2 la afluencia es mayor y por tanto también las medidas que han tenido que adoptar. Señalítica, pantallas, mascarillas, geles... todo el protocolo exigido.

También control de aforo en tiempo real y además recomendaciones sobre que se acuda a lo largo de todo el día evitando, si se puede, los picos de la media mañana o la media tarde. «Es la ciudadanía la que está haciendo posible que esta vuelta a la normalidad esté siendo un éxito, tanto en la reactivación de la economía como en el compromiso por parar esta crisis sanitaria».

Orden es el que se tiene también en el centro sanluqueño de Las Dunas Shopping. Sus diáfanas instalaciones resultan ahora si cabe más amplias. En sus accesos se ven los imprescindibles de nuevo. En todos sus accesos. Las pantallas también lanzan mensajes sobre cómo lavarte las manos o el consejo de pagar con tarjeta, entre estos nuevos habituales.

La desinfección en este centro y todos los demás es también clave. Por la galería se mueve sin parar el personal de limpieza armados de sprays y mopas y la seguridad controla que se sigan todas las indicaciones. En las tiendas, vaporetas y mucha prevención. «Estamos intentando volver a la normalidad poco a poco y con todas las precauciones y medidas de seguridad», cuenta el gerente Bruno de la Quintana quien estos días no pierde detalle como el resto de sus compañeros de esta nueva andadura. Medida, controlada, exigida, necesaria. Por el bien de todos.

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