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SUCESOS

La barrera antinarcos del Guadarranque, traspasada apenas 15 días después de su instalación

Un vídeo demuestra que al menos lanchas de unos seis metros sí pueden atravesar el dispositivo

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Han bastado apenas dos semanas para que un vídeo ponga en evidencia la recién inaugurada barrera ‘antinarcos’ que se ha levantado en el río Guadarranque con el objetivo de acabar con el paso de las fuerabordas de traficantes cargadas de hachís. En las imágenes, grabadas hace unos días, se puede ver como una lancha de unos cinco ó seis metros traspasa sin mucho esfuerzo la valla. En ella viajan tres tripulantes y no queda constatado que transporten en el interior droga, aunque el simple hecho de que puedan atravesarla ya está sembrando alguna duda acerca de su utilidad.

Al llegar a la barrera, aminoran la marcha y ya, casi con los motores parados, van sorteando el dispositivo hasta que pasan por completo y continúan su camino.

Según fuentes consultadas, lanchas de mayores dimensiones, de 10 a 15 metros, utilizadas para los grandes alijos, no podrían franquear la barrera. Sin embargo, con estas imágenes, queda probado que al menos una más pequeña sí es capaz de hacerlo.

«Insalvable»

Durante una visita reciente con motivo del final de las obras, las autoridades competentes aseguraron que la barrera ‘antinarcos’ es «un obstáculo insalvable» para los traficantes que estaban colando importantes cargamentos de droga en lanchas rápidas para descargarla en los ‘narcoembarcaderos’ construidos en los márgenes del río. Además advirtieron que, por mayor seguridad, en el río Guadarranque, no se permitiría la navegación, extremo que también aquí queda en evidencia.

La instalación se calificó en esa misma visita como una «solución eficaz» e «integrada en el río, que cumple con la normativa medioambiental ante posibles crecidas», al tiempo que se aseguró que no es «fácilmente» saboteable.

La barrera, que ha contado con un presupuesto de 231.394 euros, consiste en un sistema de pilotes de acero de 80 centímetros de diámetro y rellenos de hormigón, que se fijan sobre el lecho del río a la profundidad necesaria para mantener su verticalidad. Los pilotes van unidos por una o dos barras metálicas, en función de la profundidad del río y la variación del nivel del agua entre la pleamar y la bajamar.

A finales del pasado año, y debido a la alarma social que había entre los vecinos de San Roque, cansados de vivir en una «autopista marítima del narcotráfico», se impulsó este proyecto para acabar con la impunidad del ‘negocio’ millonario del hachís.

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