Jerez

El hombre que vio la luz y perdió la oportunidad

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Toda idea tiene un padre, y la de el alumbrado público por electricidad que cuenta el periodo de la particular «revolución industrial» de Jerez tiene en el ingeniero Francisco de Paula López Cepero a su máximo emprendedor.

Nacido en Jerez de la Frontera a principios del siglo XIX, no estuvo solo en esta aventura. Recibió la inestimable ayuda de Agustín Piñero, gran amigo y corredor de comercio de profesión. Esta pareja de iluminados realizaron las primeras gestiones para la creación de una empresa eléctrica -Compañía Jerezana de Electricidad-, junto a otros empresarios adinerados de la ciudad, entre los que se encontraban el duque de Almodóvar del Río, Pedro Domecq, González Byass y Cía, Julio Gonzáléz Hontoria, Julio Vicente Vergara, Ramón Zagastizábal y otros muchos, según publicaba la Guía Oficial de Jerez de finales del siglo XIX.

Antes de constituirse la empresa, se les adelantó el empresario gaditano Modesto Martínez de Escuriaza, y aunque fue un duro revés para los integrantes de la Compañía Jerezana de Electricidad, continuaron hacia adelante con las gestiones en caso de que Martínez de Escuriaza -como primer concesinario- no pudiese realizar el proyecto encomendado por el Cabildo jerezano y que no debía superar los sesis meses de ejecución, dado el interés de los regidores jerezanos.

Finalmente, Modesto Martínez de Escuriaza no ejecutó el proyecto en el plazo acordado, y cuando Jerezana de Electricidad intentaba aprovechar la situación -reunido todo el capital necesario para asumir el proyecto ansiado-, cedió los honores a otra compañía electrica que se había formado en la ciudad, acordando la misma en consejo de administración que la concesión para la instalación de la central de alumbrado eléctrico la contratara la delegación en España de la Compañía General de Electricidad de Berlín.