Covid
Año I de la vacuna en mayores de Cádiz: del horror a «la seguridad»
Varios centros de la provincia, entre ellos los que vivieron la primera jornada de inoculación hace hoy un año, hablan de la radical transformación de la situación, con un enorme descenso del número de contagios y, sobre todo, de su gravedad
Primero tomó forma de esperanza. Luego tuvo pinta de milagro plenipotenciario. Al poco tiempo pareció decepción y ahora es una mezcla de todo lo anterior: realidad prodigiosa sin ser todopoderosa que evita miles y miles de muertes e ingresos.
El 27 de diciembre de 2020, hace hoy un año , se ponían las primeras vacunas a los que viven o pasan muchas horas de cada jornada en las residencias de ancianos. A ellos, a los llamados vulnerables (del Latín, «herida») les quedaba la cicatriz de ver la enfermedad en primera persona, de ver la muerte y el dolor a un palmo, en la butaca y la cama de al lado, sin que nadie se lo contara, sin que nadie pudiera acompañar a los que se marcharon. Fueron los que vivieron la mayor tragedia de la nueva enfermedad entre marzo y junio de 2020 . Los mayores de 60 años pusieron el 80% de los caídos en esta mal llamada batalla. A ellos, a los mayores, víctimas propiciatorias de la tragedia biológica, les llegaba por lógica y humanidad, el pinchazo de la salvación en primer término.
Llegó rápido la vacuna, antes que ninguna otra en la Historia, apenas seis meses de investigación y desarrollo, y parecía que acabaría con todo. Quizás era conveniente creerlo, cuando Esteban, de 69 años , se la ponía en la Residencia de La Granja, en Jerez. Luego resultó que acaba con mucho de este dolor, aunque queden resquicios.
En el primer aniversario, el primer vacunado se encuentra perfectamente. Lúcido, sano e independiente , ha vivido estos doce meses sin mayores sobresaltos o con el poso de dolor de alma que arrastran casi todos los humanos ahora. Ya tiene tres pinchazos, como cualquier compañero. «Se mantienen todas las medidas de seguridad, todos los protocolos de prevención, los circuitos diferenciados, la obligación de la mascarilla FFP2, los trajes EPI, todo se mantiene ahora como hace un año o un año y medio, nada ha cambiado en ese aspecto, ni en la residencia ni en sus casas, pero la diferencia es que hay una mayor sensación de seguridad» .
«La vacuna no evita el contagio, ya lo sabemos todos, pero reduce el impacto de la enfermedad de una forma muy notable » asegura con tanta serenidad como alivio Manuel Benítez Feijoó, director de La Granja de Jerez. En sus instalaciones se fotografió Esteban, entonces con 68 años, como primer vacunado de la provincia, un título que se diputa por pocos minutos con Antonio, ahora con 86 años, en la residencia Lago de Arcos.
La prueba de que la vacuna, en varias dosis además, reducen de forma sobresaliente el golpe de la enfermedad lo dan los números. El director de la Residencia de La Granja sólo ha vivido un caso de contagio en los últimos meses , uno entre 83 residentes actuales -que pasarán a ser 140 en unas semanas cuando culmine una gran reforma del centro-. Los síntomas en ese caso de contagio fueron muy leves, unas pocas horas, aún así se aplicaron con rigor todas las medidas de aislamiento del afectado, que se ha recuperado con normalidad. Su caso, más que el del mediático primer vacunado, retrata la realidad del impacto de un año de vacunas.
«Ha sido esencial. Un antes y un después»
Desde el centro de mayores de Cruz Roja, en San Fernando resumen el año de vacunación de forma muy concreta: «La vacuna ha sido un antes y un después. Ha sido esencial». Así detallan sus responsables la evolución desde el terror inicial, en primavera de 2020, sin antídoto y sin precedentes, sin que nadie tuviera información ni medidas que aplicar hasta la de 2021, en la que el número de contagios se desploma entre los mayores y, lo que es más importante, el número de casos graves baja de forma drástica.
La directora de este centro isleño, Bárbara Basallote , recuerda la evolución desde el trágico impacto inicial hasta la actualidad. «En los primeros meses de la pandemia, entre marzo y mayo de 2020, sufrimos nueve fallecimientos». La tercera ola también se cebó con este centro, hubo más víctimas mortales ya en enero de 2021, hasta el punto de que esos últimos contagios graves retrasaron unos días el inicio de la vacunación. La residencia de la Cruz Roja tiene unos 150 ocupantes de media.
A partir de marzo de este año que acaba, la inoculación hizo su efecto y la situación cambió de forma drástica . «Ahora vivimos con una gran sensación de seguridad. Los contagios han desaparecido. No hemos tenido ninguno desde la tercera ola, en más de ocho meses, y la actividad en el centro es la misma que antes de la pandemia, con las medidas preventivas que seguimos, con todos los protocolos activados y más distancia pero han vuelto los talleres, las actividades, el ambiente es mucho más tranquilo para todos, y con más espacio, con más dependencias que hemos habilitado, algo que las personas mayores agradecen», detalla Basallote.
En su caso, tiene un apartado especial de reconocimiento «para las familias, su colaboración ha sido absoluta, total . Asimilaron desde el primer momento que todas las medidas que les solicitábamos, y aún les pedimos, eran por la seguridad de sus seres queridos, de sus familiares, y por extensión, luego, de todos los residentes, de los trabajadores... Su respuesta ha sido espectacular».
En la ciudad de Cádiz, la Residencia San Juan de Dios, de la Fundación Gerón , es una de las que tiene mayor número de residentes. Su director, Juan Ramón Benítez , concluye que «el panorama es radicalmente diferente un año después, con casi un 100% de vacunados. No se han levantado las barreras de prevención, sin embargo, en base a la normativa vigente y a las directrices de la enfermera gestora, hemos entreabierto algunas opciones, posibilitando un camino hacia una pseudonormalidad adaptada a las necesidades de los residentes».
Ese retorno a la normalidad pasa por « la continuidad y recuperación de diferentes actividades por grupos estables de convivencia, las visitas y salidas de los familiares, nos han devuelto parte de la tranquilidad… Si bien no hemos transmitido los impresionantes esfuerzos realizados, hemos afianzado sólidos cauces de comunicación con las familias que han ido mejorando con la evolución de la pandemia», afirma Benítez.
La gran novedad es que «los ingresos y los contagios de mayores se han reducido. Nosotros no bajamos la guardia, pero estamos preparados por si se diese un brote de Covid-19 no considerarlo como un fracas o. Tratarlo como una situación grave, que ha de ser abordada y atajada con profesionalidad y planificación. La trascendencia no está en el brote en sí, sino en lo adecuado de la respuesta».
La Residencia de Mayores de San Juan de Dios, de Cádiz, de la Fundación Gerón, considera como «un pilar fundamental mantener a las personas residentes informadas de la situació n y de las opciones, que tras una tercera dosis de la vacuna, nos amplían el abanico de posibilidades».
Amelia, 93 años: «Todo pasa, todo cambia»
Amelia, de 93 años, está en la residencia San Juan de Dios de Cádiz desde febrero de 2019 . Ha vivido toda la pandemia allí y fue vacunada en la primera jornada de inoculación a mayores, el 27 de diciembre de 2020. «Estoy muy tranquila con lo que me pasó, lo que hice, lo acepté todo perfectamente. Escuchaba lo que me decían. Me vacunaron de la primera, la segunda y la tercera, más la gripe. Y muy contenta. Si me hubiera cogido sola, fuera de la residencia, igual me hubiera muerto. Es uno de los mejores sitios en los que me pude quedar. Hay que conformarse, siempre».
De los días más difíciles recuerda «estar informada por la tele y por mi hijo mayor. Tengo tres médicos en la familia que también me llaman. Es una pandemia, es mundial... De pequeña cogí una viruela pero todo pasa, todo cambia. Y todo se olvida. Soy fuerte . Estoy guardando periódicos para hacerle una recopilación de toda la pandemia a mi familia».
