Crisis del coronavirus
Las playas de Cádiz se vuelven salvajes: plantas, pájaros y las rocas llenas de marisco
La ausencia de personas en las playas permite que nazcan plantas sobre la arena y que las rocas se llenen de moluscos
La naturaleza sigue su proceso de reconquista del terreno que le ha robado el ser humano. El período de confinamiento que atraviesa la sociedad gaditana a consecuencia del coronavirus ha permitido al medio natural recuperar especies y hábitos que sólo conceden los espacios vacíos y sin la actividad del hombre.
La tristeza que transmite las calles vacías, los comercios cerrados y los barcos amarrados al puerto sólo encuentra consuelo en la alegría que ofrece el poder de la propia naturaleza. Desde hace días, decenas de vídeos recorren las redes sociales con imágenes de delfines acercándose a la costa gaditana , pájaros sobrevolando la Bahía y hasta plantas salvajes que crecen sobre la arena de una playa tan urbana como La Victoria.
Sin embargo, lo que parecen anómalas panorámicas son ni más ni menos que el proceso más común del medio natural. Según el Catedrático en Biología, profesor de la Facultad de Ciencias del Mar de la Universidad de Cádiz e investigador del CEIMAR, Ignacio Hernández , «no está ocurriendo nada extraño. Son procesos naturales que se han visto frenados por el hombre. Si no hay gente, todo eso prospera». Con naturalidad analizaba el experto cuestiones tan naturales como el incremento de la fauna y la flora en el hábitat natural.
«Ahora encontramos playas con más pájaros que se alimentan en la orilla , las rocas llenas de almejas, coquinas, cangrejos o peces pequeños que usan la zona de la costa para protegerse como los boquerones, por ejemplo», apuntaba el experto con respecto a los cambios que está sufriendo el litoral desde el pasado mes de marzo.
A juicio del catedrático, «no es nada raro encontrar este comportamiento que no es más que la capacidad de colonización que tienen los animales. Ahora que no hay nadie ven la oportunidad de acercarse a estos territorios a los que no venían porque estaban llenos de gente». Una situación que cambiará cuando la población retome su ritmo habitual, aunque quizás quede alguna reminiscencia. «Seguramente este verano cuando los críos vayan con el cubo a las rocas, se sorprenderán de la cantidad de cangrejos o conchas que encontrarán », añadió.
¿Más peces?
Sin embargo, descartó que esto pueda tener una incidencia en un aumento del número de ejemplares para la pesca. «Para que se notara un mayor número de peces en la zona tendríamos que estar en esta situación mucho más tiempo. Hablamos de un año por lo menos. Si sólo son unos meses, no va a tener incidencia en la pesca», aclaró.
También sorprende el crecimiento de diferentes plantas sobre la arena. En este caso, es la especie Cakile Marítima la que se reproduce en la playa La Victoria. «Es una planta habitual en las playas en primavera, pero que con el pisoteo de la gente y las máquinas de mantenimiento suele desaparecer», apunta el docente, que explica que este tipo de flora suele dar lugar a posteri a las habituales dunas que caracterizan a las playas anchas y que suelen encontrarse fuera del casco urbano de las ciudades.
El proceso habitual es que la arena va chocando contra estas plantas y comienzan a formarse pequeños montículos de arena, que dan lugar a estas construcciones naturales del litoral. Hay que tener en cuenta que este tipo de plantas, si no se recogen o se cortan, pueden llegar a alcanzar el medio metro de altura. Por lo tanto, esto es lo que nos podríamos encontrar cuando volvamos a pisar esta zona de la playa.
Con respecto a la existencia del alga invasora que tanto preocupa a sectores como la pesca o el turismo, Hernández descartó que ésta pueda llegar a desaparecer con la acción del hombre. «Eso se da por descartado. Además, si llega a la orilla y la dejamos allí, lo que puede ocurrir es que se pudran y empiecen a oler y a llenarse todo de moscas», adelantó el investigador del CEIMAR.
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