Seguridad

De cómo ponerles las cosas difíciles a ladrones y okupas este verano

Aunque la publicidad insiste en alarmar a potenciales usuarios, el número de robos con fuerza en casas desciende

Los robos en viviendas son menos frecuentes en España que en los países de su entorno. ABC

LA VOZ

Cualquiera que atienda a la publicidad, o a las estadísticas, tiene motivos para temer un robo, o una okupación, en su domicilio durante las vacaciones de verano. Por lógica, se trata del periodo del año en el que más tiempo dejamos nuestras viviendas desocupadas por las vacaciones, recuperadas tras el verano de 2020 en el que la pandemia frustró los viajes de una gran mayoría. Por desgracia, los robos en viviendas son algo muy común hoy en día, aunque no tanto como algunos pretenden hacer creer a los ciudadanos.

De hecho, segúnn datos del Ministerio del Interior, el número de robos con fuerza, tras mantenerse estable en los últimos años, descendió en 2019. Ese año se detectaron un 5,4% menos de robos respecto al año anterior. El porcentaje de estos delitos, en la serie histórica, también es menor que el de otros países de nuestro entorno. También está fijado por ese recuento oficial que la mayoría de los robos se producen de día, entre semana y mayoritariamente cuando no hay nadie en casa. Las ausencias de los propietarios, sobre todo si son prolongadas, como sucede con las vacaciones entre junio y septiembre, pueden convertirse en la ocasión propicia para que los cacos o los okupas hagan de las suyas.

Pero es posible conseguir un hogar bien protegido mediante la combinación de medidas disuasorias, elementos mecánicos de seguridad y sistemas electrónicos . Poner las cosas más difíciles es posible. Podemos entorpecer el acceso a la vivienda si colocamos unos elementos de seguridad de calidad en los accesos (puertas blindadas, rejas en ventanas...) y un buen sistema de alarma: los elementos mecánicos nos ayudarán a dificultar la entrada de posibles intrusos, mientras que la alarma avisará cuando el allanamiento se haya producido. Eso sí, cada casa es diferente y, por ello, las medidas de seguridad deben estar pensadas para las características propias de cada una.

Las alarmas y sus claves

El número de los hogares que cuentan con sistema de seguridad electrónica crece poco a poco. Actualmente, ya se eleva al el 7% de las viviendas españolas . Es importante colocar los elementos del sistema de alarma según la distribución de las habitaciones y las costumbres de los habitantes de la casa.

Los teclados para activar y desactivar el sistema se colocan en la zona de acceso y suelen funcionar con un retardo suficiente como para que el usuario tenga tiempo de desactivar el sistema. Es recomendable contar con un código de coacción, ya que en caso de que se vea obligado a desactivar el sistema, la empresa de seguridad podrá actuar sin que los ladrones se percaten.

La central del control es la que recibe y procesa las señales, y pone en marcha el aviso de alarma. Se suele colocar en lugares discretos, con conexión eléctrica y telefónica y batería. Los detectores deben estar bien ubicados para cubrir correctamente todas las zonas del inmueble. Estos equipos electrónicos captan las anomalías de movimiento, rotura de cristales e incluso algunos llevan cámara incorporada.

En viviendas grandes o con varias plantas es importante determinar distintas zonas que puedan ser activadas de forma independiente para, por ejemplo, mantener activados los sensores de noche sólo en algunas áreas. El mantenimiento del sistema de alarma es tan importante como su correcto diseño. Requiere al menos una revisión anual. Si el usuario se decanta por un sistema de seguridad electrónica, un sistema de alarma, puede acogerse a a alguna de las ofertas que proliferan en los meses de verano. Un reciente estudio de OCU puso de relieve que las empresas de seguridad son realmente alarmistas y persistentes.

Los sistemas propuestos son muy parecidos. Las principales compañías comparten un servicio básico muy similar, basado en la disuasión que proporciona toda una red de sensores repartidos por la vivienda: magnéticos (para las puertas de entrada), volumétricos (para el interior de la vivienda) y cámaras de seguridad (en puntos estratégicos) vinculados todos ellos a una central de alarmas instalada en la casa, a una aplicación para el móvil y, lo más importante, al servicio de alerta de la compañía. Algunas empresas incluyen además el envío de un vigilante, o completan sus alarmas con sistemas antiinhibición...

Usuarios satisfechos

La satisfacción con el sistema de alarmas es en general bastante elevada , sin diferencias significativas entre las distintas compañías del mercado. Antes de contratar una central de alarmas el las asociaciones y colectivos de consumidores recomiendan leer la letra pequeña, y comparar el servicio, además del precio, de al menos dos compañías. No es tarea fácil comparar el coste, pues combina la instalación y la cuota mensual. Si se quiere instalar una alarma, conviene no dejarse intimidar por la presión de los comerciales. Como se trata de un contrato realizado fuera de establecimiento comercial, la normativa fija 14 días naturales para desistir del contrato sin necesidad de justificarse.

Una vez instalada, para aplicar el resto de medidas, siempre es buena idea ponerse en el lugar del ladrón, recorrer la casa para detectar los puntos débiles, sobre todo los accesos, e intentar reforzarlos para impedir o retrasar la entrada de los intrusos. Una buena puerta, ventanas de calidad o cerraduras de seguridad siempre son una inversión que se amortiza. También hay que reforzar las puertas de acceso, tanto en la hoja como en el marco. Hay puertas de todo tipo: desde madera maciza, pasando por blindadas con una plancha de acero en el lado interior, y acorazadas con planchas de acero en el interior y exterior, más la estructura interna de acero.

Siempre es necesaria una buena cerradura que cuente con varios puntos de anclaje y cilindro de seguridad con escudo antitaladro. Si su cerradura tiene solo un punto de anclaje, es recomendable disponer de un cerrojo adicional. También hay que prestar atención a otros elementos de seguridad como el cerradero, una pieza metálica insertada en el cerco por donde encajan los pestillos cuando se gira la llave, y las bisagras.

Los ladrones también suelen acceder a la vivienda rompiendo los cristales y los marcos de las ventanas. Existen distintos sistemas de bloqueo con cerrojo según el tipo de ventana, también disponibles para persianas. Los cristales más resistentes a veces salen muy caros. Como solución intermedia, se puede instalar un cristal con doble capa o con película protectora.

Las rejas y barrotes ofrecen muy buena protección, pero suponen un obstáculo de salida en caso de emergencias. Deben contar con un mecanismo de apertura desde el interior. 

Al margen de la electrónica

Pero de poco sirve tener instalados los sistemas de seguridad más sofisticados, si no respetamos unos principios básicos de prudencia. Al salir de casa conviene no olvidar puertas ni ventanas abiertas, y girar por completo la llave para garantizar que la cerradura cumpla su función.

Nunca hay que «esconder» la llave en el exterior (bajo el felpudo, una maceta...), es mejor dejar una copia a alguna persona de confianza. Nunca hay que abrir la puerta a desconocidos. En el caso de los mayores, desconfíar de los servicios técnicos que se presenten sin avisar y, antes de abrir la puerta, usar siempre «filtros» como el portero automático, la mirilla o la cadena de seguridad. Si tenemos previsto ausentarnos durante un tiempo, debemos asegurarnos de dejar todos los accesos bien cerrados.

Es conveniente ser discretos al comentar la ausencia, y pedir a los más cercanos que lo sean: evitar dar detalles en las redes sociales o comentarlo con gente que conoces poco. Sin embargo, es buena idea comunicar a los vecinos más cercanos que no estaremos en casa, para que sospechen si ven algún movimiento extraño.

Siempre es buena idea tomar medidas para dar la impresión de que la casa está ocupada (por ejemplo, pedir a alguien de confianza que vacíe el buzón para que no se acumule la correspondencia). También es posible, y conveniente, instalar un programador electrónico para activar a determinadas horas algunas luces o el televisor. Para que parezca que hay alguien en la vivienda algunas horas del día.

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