Feria de Jerez

Toros: Triunfo absoluto de Diego Ventura que corta cuatro orejas en Jerez

Se lidiaron seis ejemplares de Fermín Bohórquez, descastados y nobles en general

Un momento de la tarde de rejones en Jerez Paco Martín

Pepe Reyes

Superado felizmente este bienio pandémico, ahíto de vicisitudes y tan pródigo en suspensiones taurinas, vuelve la tradicional Feria del Caballo en todo su esplendor. Y lo hace, como no podía ser de otra forma, con el espectáculo ecuestre , que da nombre, sustancia y definición a esta fiesta jerezana. Y como una ola de campo que irrumpiera en la ciudad, un solplo de naturaleza en el ruedo de la urbe, una brisa de pasado que refrescara el presente, la estampa de los tres caballeros, en danzante paseíllo, evocaba una imagen imperecedera, armónica, clásica, con sabor a tiempo y tradición. Tres veteranos rejoneadores que ofreciern una tarde distraída y variada a la afición, entre los que destacó ese gran torero a caballo que es Diego Ventura.

Saltó al ruedo “ Sedoso ”, negro de capa, cn 575 kilos, y fue recibido por Rui Fernandes, quien ataviado a la federica con una lujosa casaca dieciochesca y a lomos de “Infante ”, paró con solvencia la impetuosa salida del burel. Tras prender un defectuoso rejón de castigo cercano a la paletilla, repitió la suerte con algo más de fortuna en la colocación. Se adornó en el tercio de banderillas con el temple derrochado por el caballo “Imperio” , sobre el que verificó la ejecución de tres rehiletes de ajustada reunión. Lucido resultó también el cierre de este episodio banderillero con dos palos largos más y tres banderilas cortas sobre el lomo de un noble animal que siempre presentó una embestida franca, rectilínea y suave.. Finiquitó su labor con un rejón de muerte de trasera ubicación y tres intentos fallidos de descabello

Laborioso y dilatado resultó el tercio inicial del cuarto del encierro, hasta que al cabo Fernandes atinó con la distancia propicia para solventar el episodio con el prendimiento de un rejón. Frente a un astado de embestida sosa y de reservona actitud , el portugués se esforzó por agradar en un poco destacado tercio de banderillas. A pesar de ello, y tras un certero rejón de muerte, le fue concedida la oreja.

Remiso en su acometer de salida, el segundo astado de la suelta fue encelado en la grupa de su caballo con suma maestría por Sergio Galán. Quien, tras prender sendos rejones de castigo de exitosa colocación, plasmó un variado y esforzado tercio de banderillas, pues el toro, de mansa condición, carecía de ímpetu e interés por entregarse en galope perseguidor del équido desafiante. A pesar de ello, el caballero madrileño alcanzó momentos de brillantez mediante la expresión de ortodoxas y clásicas formas, tanto en cites como en la reunión de los encuentros. Acertó al segundo intento con el acero toricida e inauguró con una oreja el capítulo de trofeos en la Feria.

También careció de la necesaria codicio el quinto de la tarde, por lo que la labor de Sergio Galán quedó siempre mediatizada y casi menoscabada por este enojoso extremo. No obstante, bajo el son rotundo, solemne y vertical del pasodoble “Manolete” el veterano rejoneador completó un aseado segundo tercio, con palos prendidos con exactitud tras dejar venir mucho al toro. Una reiteración de rosas clavadas a toro totalmente parado constituyó preámbulo a dos intentos errados y un tercero acertado de rejón de muerte.

A la antigua y campera usanza recibió Diego Ventura , garrocha en mano, al primero de su lote, un animal de encendida embestida que persiguió humillado y en veloz carrera el surco marcado en la arena por el extremo del palo. Colocó después el lusitano-sevillano un rejón en todo lo alto, en prodigiosa mustra de templanza y precisión. Con la acometida y el celo más atenuados de su enemigo, el capítulo rehiletero constituyó toda una exibición de excelsa doma y pulcritud en la ejecución de las suertes. Quiebros en la misma cara de la res, templado toreo a caballo y ceñimiento en las reuniones, todo un dechado de gran rejoneo. Tras prender una sucesión de banderillas cortas y adornarse con caricias en el testuz, pasportó a su oponente con un rejón de trasera colocación y un certero golpe de descabello.

Esperó en el centro del ruedo la salida del que cerraba plaza, al que colocó un certero y deslumbrante rejón en su carrera primera, desbordante y virginal. Emotivo prólogo que tuvo su continuidad en un espectacular tercio de rehiletes , donde aunó temple, exposición, pureza y dinamismo. Lo que sumado a su capacidad para conectar con los tendidos , cabe entenderse el grado de frenesí y altura rejoneadora que se vivió en la plaz a. Un rejón de muerte de defectuosa colocación y un golpe de descabello pusieron broche a tan destacada labor de Ventura y al primer festejo de ciclo.

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