Los 88 peldaños de la gente feliz

Peldaño 21: «No busques triunfar, busca aprender»

En este capítulo de «Los 88 peldaños de la gente feliz» te explico cómo «desactivar» aquello que pone en peligro tu interior

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Anxo Pérez

Anxo Pérez

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Anxo, todo este rollo sobre el ego... ¿realmente es tan importante luchar contra él? ¿Qué pasa si prefiero quedarme con mi felicidad egoica? El ego puede dar mucho placer.

Te responderé con otra pregunta. Si el jardín de tu casa estuviera lleno de mini-bombas, ¿preferirías activarlas o desactivarlas?

Todos tenemos un jardín lleno de mini-bombas. Cada una de esas mini-bombas es cada uno de los tentáculos del ego. Cuando ese tentáculo está por conquistar, significa que tu bomba está activada: por ejemplo cuando te molesta el éxito de otros (tentáculo de la envidia), cuando sientes temor a lo que pase en el futuro (tentáculo del miedo), cuando te sientes un poco superior a otros (tentáculo de la soberbia). Y cuando ese tentáculo está conquistado, significa que esa mini-bomba que lo representa está desactivada. Había un mensaje en el Peldaño anterior de una importancia colosal. Es la respuesta a por qué es tan importante controlar el ego: Porque a mayor ego... mayor sufrimiento.

¿Qué sucede cuando el número de mini-bombas activas es muy alto? Que el número de explosiones ¡también lo es! ¿Albergas la mini-bomba del rencor? Cada vez que recuerdes la traición de tu amigo, tu explosivo hará ¡BUM! Y tú sufrirás. ¿Albergas la mini-bomba del victimismo? Cada vez que tu hijo no venga a verte o que tus amigos no te inviten a una fiesta, tu explosivo hará ¡BUM! Y tú sufrirás. ¿Albergas la mini-bomba de la envidia? Cada vez que tu compañero de clase te supere en un examen o tu compañero de profesión obtenga un reconocimiento, tu explosivo hará ¡BUM! Y tú sufrirás. Si quieres desactivar tus bombas, es muy fácil: suelta el rencor («lo que hizo no me gustó, pero no creo en el resentimiento»), apaga la voz del victimismo («amo igual a mi hijo tanto si viene a verme como si no»), elimina la envidia («seguro que se lo merece. Me alegro por él»).

Hubo una época de mi vida en la que cuando me encontraba con alguien que (aunque yo no lo supiera) tenía mucho Éxito Interior, pero poco postureo (ropa sencilla, sonrisa constante, cero pretensiones), al verlo así tan descreído y simple — es decir, lo que para el mundo sería alguien que no proyecta éxito—, yo lo veía una persona débil. Y al poderoso, lleno de reconocimientos y triunfos , tal vez con mano dura, arrogante, serio, rígido y muy convencido de cómo tienen que ser las cosas, yo lo veía como una persona fuerte. Y descubrí que es justo al revés. Aquel que es aparentemente débil y cuenta con un gran equilibrio interior tiene domesticado su ego, y por tanto tiene sus mini-bombas desactivadas. Ése es fuerte porque sufre poco. Aquel que es aparentemente fuerte y rígido y está muy lejos de domesticar su ego, cuenta con un enorme campo de bombas a punto de explotar. Ése es débil porque sufre mucho (y cada día).

La vulnerabilidad de uno hacia las explosiones es baja y la del otro es altísima. Por la mañana, cuando cada uno de ellos se encuentra a un conductor que les toca el claxon enojado, el primero se mantiene inalterado porque ha desactivado la mini-bomba de la ira. El segundo le devuelve la alteración, se irrita y sufre (llevaba su mini-bomba activada). Por la tarde, cuando les ponen una multa, el primero la acepta y reconoce su error , ya que ha desactivado la mini-bomba de la arrogancia. El segundo se enfrenta al agente de tráfico, se le hincha la vena del cuello y su cólera le arruina la tarde (su bomba ha explotado). Por la noche, cuando alguien les hace una crítica desacertada, el primero no piensa en los motivos que pudieran desmentirla, sino en aquellos que pudieran confirmarla, ya que su ego no le pide tener razón (bomba desactivada). El segundo la toma como el mayor de los ataques. Su mini-bomba del ego acaba de explotar, y él... acaba de sufrir.

Sólo una cosa te hace vulnerable al sufrimiento: tu ego.

Aquí te dejo tres máximas de cierre. Si al leerlas sientes que sus lecciones son algo que te ves aplicando en tu día a día, será indicativo de que estás domesticando tu ego y desactivando tus mini-bombas. En caso contrario, será indicativo de que aún te falta mucho.

Usa toda la energía que empleas en quejarte de la oscuridad para encender la luz

No busques triunfar. Busca aprender

#88PeldañosGenteFeliz

«Cuando te tiren piedras, construye puentes»

@Anxo

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