Los 88 peldaños de la gente feliz

Peldaño 15: «No existe un solo éxito sin fecha de caducidad»

En este capítulo de «Los 88 peldaños de la gente feliz» te explico por qué no todos los éxitos son iguales

Anxo Pérez

Anxo Pérez

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Tras este Peldaño, me gustaría que a partir de ahora entiendas que existen dos tipos de altura. Una es la altura exterior; de las dos, esta altura importa muy poco. La otra es la interior. Ésa importa muchísimo. De hoy en adelante, cada vez que te encuentres a una persona, vas a reconocer que lo importante no es cuánto mide por fuera, sino cuánto mide por dentro.

La altura de fuera es la que se mide en cantidad de centímetros. Representa el éxito material. El éxito material no tiene nada de malo, salvo cuando es «egoico»: no sólo el «yo soy más alto que tú», sino también «mi casa es más grande que la tuya» o «he llegado más lejos en la vida que tú». Ese tipo de (lo que muchos llaman) «victorias» tienen un pequeño problema. Por un lado, l a felicidad que otorgan es una felicidad robada del futuro . Si este mes te sientes muy feliz porque has sido el mejor (en clase, en el ranking de ventas, en un deporte), ¿cómo te sentirás el mes siguiente cuando dejes de serlo? Si era una felicidad basada en el ego, entonces no habrás obtenido beneficio, ya que la felicidad que el ego da cuando ganas es igual a la tristeza que el ego produce cuando pierdes. La felicidad egoica da un subidón en el presente, pero a costa de un bajón en el futuro.

Por otro lado, esa felicidad es perecedera, ya que: no existe un solo éxito sin fecha de caducidad . Me refiero, por supuesto al éxito exterior. Esa frase no aplica cuando nos referimos al Éxito Interior. Ése no es egoico y por tanto no perece. No se basa en superar a otros. No se basa en el hacer. Y desde luego, no se basa en el tener. Se basa en el ser. Esa es la clase de éxito que produce el segundo tipo de altura. No la exterior, sino la interior. No la que se mide en cantidad de centímetros, sino la que se mide en cantidad de luz.

Por tanto, empieza a ver a las personas no por si han conseguido muchas o pocas cosas (altura exterior), sino por si tienen mucha o poca luz (altura interior). Este nuevo baremo es mucho más democrático, ya que puedes encontrar gente alta por dentro con o sin altura por fuera, pero también con o sin dinero, con o sin estatus social, con o sin estudios, con o sin carisma, con o sin fama. Pueden contar o no con cualquiera de los componentes del éxito exterior, pero, sin embargo, sí o sí desprenden mucha luz : transmiten afabilidad, sensación de bienestar, tranquilidad, alegría, buena energía, magnetismo. Y esto es algo que se puede aprender a detectar. Éstas son las tres cualidades principales de la gente alta (por dentro):

1. Cuando sucede algo que perturbaría al resto del mundo, ellos mantienen un nivel de sorprendente calma , no por apatía, sino por evolución.

2. Viven alejados de la rigidez (a la hora de opinar, controlar o imponer).

3. No desprenden energía negativa (no hablarían mal de nadie, no se ofenden, no enjuician , no etiquetan —«esta persona es tonta/tacaña/inaguantable...»—).

Yo me pasé toda la vida viendo la altura exterior de las personas, pero era completamente ciego a la altura interior. ¿Por qué? Porque no era consciente del concepto. El día que descubrí que la altura interior existe , sólo por ser conocedor de ese concepto, entré en shock al darme cuenta de que personas de mi entorno que tanto yo como el resto del mundo veía como personas normalísimas, casi ordinarias (impopulares, sin grandes éxitos, descreídas), en realidad eran gigantes (por dentro): su forma de tratar a otros, su capacidad para no enfadarse o quebrantarse ante ofensas con las que otros tardarían un segundo en estallar, su capacidad para responder con amor a quien los trata con rabia. Ésos son los verdaderos héroes y no los otros. Y sin embargo el mundo admira a los personajes idolatrados por las masas por haber alcanzado un Belt 8 por fuera, a pesar de que a veces tan sólo cuenten con un Belt 1 por dentro. Este descubrimiento me causó retortijones en el cerebro sólo de pensar en el error tan grande en el que incurren casi todos (incluido mi «yo» de antes) al ignorar o despreciar a gigantes (interiores) y encumbrar a personas que pueden ser diminutas por dentro.

Cuando descubres el concepto de la altura interior y lo sumas al de la maravillosa ignorancia, es cuando aprendes a aumentar tu amor incondicional por las personas. Cuando te encuentres a personas enormes por fuera y diminutas por dentro , simplemente reconoce que quizá han sido brillantes y hasta genios en su área y que eso los convierte en alumnos de doctorado en éxito exterior, pero bebés en Éxito Interior. Y todo bebé se caracteriza por dos cosas: ser tremendamente precioso y ser tremendamente ignorante.

Motivos ambos para ser amados.

#88PeldañosGenteFeliz

«Hay personas que son verdaderos gigantes a las que el mundo confunde con hormigas, y verdaderas hormigas a los que el mundo confunde con gigantes»

@Anxo

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