Los 88 peldaños de la gente feliz
Peldaño 1: «Nunca enjuicies por fuera aquello que no podrás conocer por dentro»
En este capítulo de «Los 88 peldaños de la gente feliz» te invito a que evites los juicios sobre las personas sin saber lo que hay detrás
¿Cuál es el requisito número 1 para llenar un vaso de agua? ¿Tener el vaso? ¿Tener la jarra? ¿Tener el agua? El requisito número uno para llenar un vaso de agua es... Que no esté lleno. Ése es justo el requisito que yo te voy a pedir al leer estos 88 Peldaños que iré publicando cada semana on line en ABC Bienestar . Que tu vaso esté vacío. Y esto implica muchas cosas: que te vacíes de prejuicios , de nociones previas, del apego a creencias erróneas anteriores, de tu deseo a negar lo nuevo y sobre todo a rechazar lo diferente. En definitiva, vaciarse significa predisponerse a crecer, incluso cuando este crecimiento se produzca tomando el camino que tú menos esperabas. Por tanto, te invito a que, si vas a juzgar algo por ti mismo, que sea el resultado final, pero no el camino hasta él.
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Si tú te comprometes a «vaciar tu vaso» ahora mismo a fin de darme toda la receptividad necesaria para empaparte de los 88 tesoros que te vas a encontrar en los próximos días (un capítulo cada viernes), yo me comprometo a llenártelo. Siempre y cuando tu mente esté tan predispuesta a aprender como un vaso vacío a llenarse, puedes estar seguro de que este libro saciará tu sed de revolucionar tu éxito interior y con ello tu nivel de felicidad .
Peldaño 1: La importancia del... ¿yo?
«Yo» es un hombre de negocios que, si bien viaja en primera clase, por su forma de ser podría ser cualquiera de nosotros. Va con el tiempo justo para aterrizar y ser recogido por su chófer para acudir a una reunión muy importante. Por la megafonía del avión indican que un pasajero se está retrasando: «¡¿Un pasajero?! ¿Me van a hacer llegar tarde por un pasajero? ¡Que lo dejen en tierra!», ruge «Yo» enfurecido.
Transcurridos unos minutos, entra acelerada en la aeronave una señora de mediana edad visiblemente agitada. Tras su entrada, la tripulación cierra la compuerta para disponerse al despegue. A «Yo» le puede su furia. «Debería darle vergüenza. ¡Es usted una irresponsable!», le lanza con el mayor de los desprecios. La pasajera agacha la cabeza y sigue caminando hacia su asiento. Unos momentos antes de mandar apagar los teléfonos, «Yo» recibe un mensaje de su hijo con una noticia sobre su mujer. «Papá, justo después de despedirnos de ti en el aeropuerto, mamá sufrió un infarto. Pudo haber sucedido lo peor, pero por suerte alguien que pasaba a nuestro lado resultó ser médico y le salvó la vida. Sólo ha quedado en un susto. Incluso nos hicimos una foto juntos. Mira...», dice el texto.
Y allí estaban sonrientes: su hijo, su mujer, y... «la pasajera irresponsable».
«Nunca enjuicies por fuera aquello que nunca podrás conocer por dentro». Anxo Pérez. ( @Anxo )
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