Año Nuevo

2021: ¿Es bueno esperar demasiado de este año?

Controlar las expectativas y ser capaces de adaptarnos es clave para no desilusionarnos

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ABC Bienestar

Todos los años, con la entrada y salida de año, nos planteamos qué queremos cambiar de nuestra vida para los próximos 365 días. Elaboramos una serie de propósitos que, esperamos, redunden en nuestro bienestar personal. Sin embargo, en este pandémico 2020 parece que la proyección de nuestras esperanzas en el futuro se ha reducido a lo inmediato: a la eficacia de la vacuna y a la liberación de las restricciones impuestas al respecto, comenzando por la mascarilla.

¿Qué ocurre? ¿No tenemos expectativas de año nuevo, realistas o no? Según la psicóloga Pilar Conde lo que sucede es que con la irrupción del virus sentimos que hemos perdido el control y vivimos bajo la falsa ilusión, en algunos casos, de que hacer esto o aquello, como perder peso, dejar de fumar o hacer deporte, hacer un master, iniciar un proyecto no está no en nuestra mano. Así las cosas, la sociedad como grupo parece haberse elevado sobre el individuo en cuanto a propósitos, ahora mismo centrados en parar a la Covid-19, para protegernos a nosotros mismos y a nuestros seres queridos.

Aun así, la decisión de seguir con nuestros habituales propósitos de Año Nuevo debe continuar al margen de que la evolución de la pandemia no sea la esperada o tan rápida hacia su fin como ansiamos. La incertidumbre, según la experta, nos permite imaginar diversos escenarios y lo adecuado para continuar es buscar el más realista. No es malo ser optimista, asegura la profesional, puesto que pensar y proyectarnos en positivo hacia el futuro fomenta nuestra imaginación y motivación. Además, nos induce hacia la acción, hacia el movimiento. Lo que hay que evitar es el optimismo irracional , el pensamiento de que todo va a ir bien, de que las dificultades se van a solucionar solas y que, por lo tanto, ya se pueden relajar las medidas de seguridad.

Cuidado con el estrés (y la euforia)

Otros dos factores a tener en cuenta para trabajar social y psicológicamente con la debida previsión son el estrés acumulado y la euforia excesiva .

En el primero de los casos, se sabe que cuando alguien ha estado sometido a una situación de estrés, ya sea puntual o prolongada en el tiempo, los efectos pueden aparecer pasados los días, semanas e incluso meses. Muchas personas que han perdido seres queridos, que ha estado enfermos o vivido en soledad el confinamiento podrían ahora experimentar tristeza, ansiedad o depresión.

La euforia tampoco es buena si el virus no se encuentra bajo un control absoluto. Deberíamos, se adelanta la experta, pensar y proponer alternativas de ocio seguro para jóvenes y adolescentes, quienes más necesitan espacios de libertad, con el fin de prevenir contagios descontrolados, y evitar los riesgos de las fiestas clandestinas.

Adaptación para sobrevivir

Por último, quizá sea 2021 el año más esperado. Con una necesidad general de alivio y felicidad, por lo tanto, quizá sea también en el que nuestras expectativas puedan ser más irreales o falsas que nunca. Para luchar contra la desilusión , desde Clínicas Origen nos dejan estos consejos:

1. Pensar en lo que nos gustaría hacer este año si la Covid-19 no estuviera y después adaptarlo a nuestra realidad.

2. Permitirnos tomar decisiones rápidas y planes espontáneos

3. Evitar planes a medio y largo plazo que pueden verse frustrados por los cambios de medida y que nos pueden generar incertidumbre hasta que llegue la feche.

4. Poner el foco en lo que sí tenemos, lo que sí podemos hacer, lo que sí podemos sentir, lo que sí podemos compartir.

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