Educación

El tándem Moreno-Imbroda vence a Susana Díaz en el «tiempo muerto»

La lideresa del PSOE buscó una encerrona al Gobierno con las monitoras de las escuelas infantiles en una estrategia que resultó fallida

Imbroda y Moreno dialogan con las profesoras despedidas de las escuelas infantiles Raúl Doblado

Stella Benot

La alta competición te da unas armas que la política todavía no conoce. Son palabras del consejero de Educación, Javier Imbroda, nada más llegar a San Telmo . Y este jueves desplegó precisamente esas armas en el patio del Parlamento acompañado del líder de su equipo, el presidente Juanma Moreno , quien se arremangó —literalmente— para atender a las representantes de las cinco escuelas infantiles que se han quedado en el paro.

Habían sido invitadas por Susana Díaz que no quiere perder el discurso de la defensa de la educación pública y trató de arrinconar a Moreno culpándolo de «privatizar» la enseñanza y dejar en el paro a 73 mujeres que estaban empleadas en cinco guarderías cuya gestión ha asumido la Junta. «Mírelas a la cara y dígales por qué están viviendo un drama absolutamente injusto;están en un limbo».

Pero Moreno estaba preparado, «¿Por qué nos ha dejado este problema si tenían un informe jurídico desde 2016? ¿Por qué lo ha hecho? Estamos cansados de arreglar sus chapuzas administrativas» , gritó desde su asiento mientras su equipo —los diputados de PP y Ciudadanos— aplaudían ruidosamente.

La contienda no terminó ahí. Nada más finalizar las preguntas al presidente, J uanma Moreno salió al Patio del Recibimiento, el principal de la Cámara , a charlar personalmente con una nutrida representación de estas monitoras de las escuelas infantiles. Y ahí fue donde Imbroda sacó su libreta de entrenador. Como por casualidad, organizó un corro como el de los tiempos muertos del baloncesto y se colocó en el centro con el presidente a su derecha.

El discurso, conciliador. «Estamos buscando una solución, estoy frustrado por no poder encontrar el camino legal para resolver vuestra situación», les dijo el consejero de Educación arropado por un Moreno tranquilo, sonriente, que prometió su implicación personal en este asunto. «Me comprometo a quitar la foto de mi marido del salón y a poner la suya si nos arregla esto» , le dijo una de las afectadas.

El PSOE no tenía ya nada que hacer. Y eso que la diputada Beatriz Rubiño , malagueña y una de las de confianza que le quedan a Susana Díaz, permanecía a la escucha —en un educado segundo plano— para tratar de rebatir posteriormente sus argumentos.

Moreno, rodeado de una nube de asesores que trata de protegerlo, no tiene empacho en pararse a charlar por los patios del Parlamento; no quiere salir corriendo como sí han hecho algunos de sus antecesores; tal vez porque todavía no tiene colectivos enfrentados a su gestión. Este jueves sólo esquivó públicamente a Juan José Cortés, una presencia muy poco grata para el líder del PP que también esquiva el debate de las listas electorales para el 10 de noviembre.

Pero ese era precisamente el tema de conversación en el resto de grupos políticos. Los socialistas no van a cambiar ningún nombre en sus planchas y tampoco parece que lo vaya a hacer Ciudadanos. Otra cosa es lo que suceda con Adelante Andalucía , que todavía no sabe si podrá poner su nombre en la papeleta. De Errejón, pocos de la izquierda querían opinar. De momento, temor ante el trasvase de votos que pueda suponer.

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