Misiones Sanitarias

Solidaridad andaluza que cura en el fin del mundo

Hasta 179 médicos del SAS viajaron al extranjero para operar de manera altruista en países que no tienen medios

Una madre sostiene a su hijo enfermo de cólera en un hospital de campaña en Yemen EFE/ Yahya Arhab

M. Moguer

En la selva, una hernia es mortal. Igual que una dolencia de hígado. Sin medios, sin médicos y sin dinero, las enfermedades más leves en Andalucía son allí un verdadero peligro para la vida . «En el primer mundo nos cuesta valorar lo que tenemos», explica el doctor Juan Carlos Gómez , cirujano del hospital Virgen Macarena de Sevilla. «Pero ayudar a los demás en estos países es siempre una cura de humildad que te enseña muchísimo».

Este médico, que es un veterano en las misiones médicas internacionales, señala que cuando se está operando en países como Ghana o Mongolia siempre se lleva mucho más de lo que da. Que aprende humildad, cómo sacar recursos de donde no hay o a valorar el «maravilloso» sistema sanitario púbico en España.

Como el doctor Gómez, en Andalucía hay muchos otros médicos y demás personal sanitario solidarios a los que no les importa irse a la otra punta del mundo a curar a quienes no tienen las mismas oportunidades que hay en España. Según datos de la Consejería de Salud, 179 profesionales del sistema sanitario público andaluz se marcharon a atender a enfermos por el mundo el pasado año.

Se trata, explican desde el SAS, de 96 mujeres y 83 hombres de varias especialidades (Enfermería, Medicina de Familia, Cirugía general y Digestiva, Anestesiología y Reanimación, Cirugía Ortopédica y Traumatología, Obstetricia y Ginecología, entre otros), que tuvieron del Servicio Andaluz de Salud hasta 3.118 días de permiso especial remunerado e independiente de sus vacaciones para marcharse al extranjero a operar y formar.

Casi 60.000 días libres

Eso solo el año pasado, porque el programa, gestionado por el Fondo de Cooperación al Desarrollo y Ayuda Humanitaria ha concedido desde que se puso en marcha esta iniciativa 57.700 días de permiso a sus trabajadores para que pudieran acudir a operar a enfermos por el mundo y también a formar a otros profesionales sanitarios.

Así, en 2017, este programa tuvo un coste de 481.000 euros . Ese dinero costea no solo los días de permiso de los médicos y del personal de Enfermería que viaja sino también, explican fuentes del SAS, la «donación de equipamiento sanitario y material fungible». Desde la Consejería de Salud añaden que la idea para la cooperación surge de las propuestas que se reciben por parte de las ONG.

«El Fondo de Cooperación al Desarrollo y Ayuda Humanitaria valora el proyecto que presentan y los profesionales participantes deben realizar un resumen de las principales actuaciones acometidas en el país de destino», explican. Además, «la ONG impulsora de la iniciativa realiza una declaración en la que certifica que posee un seguro internacional y que está al día en sus obligaciones normativas y fiscales».

Los niños

Desde la Consejería de Salud explican que el programa de misiones sanitarias solidarias no es el único que desarrolla Andalucía en el exterior. Así, el SAS «ofrece asistencia sanitaria por razones humanitarias a menores en países en vías de desarrollo», señalan. Esta atención se gestiona también a través de las ONGs «que se encargan de los trámites del traslado del paciente y se prestan cuando el país de origen no puede hacerse cargo de la atención diagnóstica o médica necesaria y se elige el centro más idóneo para tratar la patología».

De esta forma, en Andalucía, en 2017, se atendieron a 11 menores (siete de Marruecos, dos de El Salvador, uno de Argelia (Tindouf) y uno de Kenia) en los hospitales Reina Sofía, de Córdoba; Regional de Málaga,Virgen del Rocío de Sevilla y Virgen de la Nieves y San Cecilio de Granada.

El equipo del doctor Gómez con compañeros mongoles ABC

Juan Carlos Gómez:

«Ser médico en estos países es muy duro, pero engancha y aprendes»

El doctor Juan Carlos Gómez es cirujano en el hospital Virgen Macarena de Sevilla y un veterano en la asistencia sanitaria en zonas en desarrollo. Ha estado en África, en Sudamérica y, recientemente, en Asia. Este médico reconoce que verse sin medios y sin las comodidades del primer mundo cuando tiene que operar en estos países le ha enseñado muchas cosas. «Aprendes a valorar lo que tienes en España, a sacar recursos de donde no los hay, a ahorrar...». Por eso, dice, siempre recibe más de lo que da. El doctor Gómez explica que ejercer la medicina en estas zonas del mundo es «muy duro». «Esto no es tan romántico como lo pintan, pero engancha». Y defiende que, además de operar enfermos, hay que formar a los sanitarios de estas zonas. «Eso es lo verdaderamente interesante», indica.

El doctor Gómez atiende a una paciente en Nicaragua ABC

Miguel Ángel Gómez

«Les operamos de una hernia y se van a casa en moto en solo una hora»

«La tolerancia al dolor de la gente que operamos en Nigeria es tremenda. Les tratamos de una hernia y se van a casa en una hora». El doctor Miguel Ángel Gómez, cirujano del hospital Virgen del Rocío de Sevilla, cuenta asombrado la capacidad de tolerar el dolor de los pacientes que ha visto en su misión médica a África. «Después de operarlos se montan tres en una moto y a casa». La experiencia africana no es la única en la que ha estado. También participa en un proyecto en Nicaragua , donde además de ir a operar problemas de hígado, páncreas y conductos biliares, forman a médicos locales para que, en el futuro, «sean autónomos», indica. «Nuestro objetivo es que en diez años ellos funcionen ya solos. Que incluso puedan hacer transplantes de hígado». La medicina solidaria, explica, no es solo asistir. También formar a médicos locales para que sigan con su labor».

Una de las intervenciones en Madagascar ABC

Manuel Valero

«Operamos a 55 personas en ocho días en Madagascar»

El anestesista Manuel Valero, del hospital Puerta del Mar de Cádiz, acaba de volver de Madagascar. Allí ha estado operando «fístulas vesicovaginales que se producen por violaciones o por partos muy prolongados», explica. Estas dolencias son especialmente miserables para quienes las sufren, porque por su culpa se ven apartadas de sus familias, que las marginan. El doctor Valero cuenta que estos viajes solidarios no son fáciles ni baratos, aún contando con que mientras están de viaje, el SAS les mantiene el sueldo . «Hay que pagarse el vuelo, que en mi caso fueron 850 euros. Luego está el alojamiento, que sí que nos lo facilitaron, pero claro, un edificio junto a un convento que no tenía ni agua caliente», explica. «Pero no te puedes quejar, ellos allí tienen mucho menos que tú», añade. Valero estuvo junto al resto del equipo 22 días en Madagascar. Pero solo pudieron operar ocho entre viajes de ida y de vuelta, fiestas religiosas y demás. «Operamos a 55 personas en esos días», recuerda.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación