Junta de Andalucía

Los «presupuestos del cambio» en Andalucía, al filo del abismo por el bloqueo político

La Junta confía en que Vox levante su veto antes de la votación del miércoles 12, pero el partido de Abascal niega acercamiento ante los reparos de Cs

Encuentro entre dirigentes del PSOE andaluz y de Ciudadanos, ayer para hablar de pactos municipales ABC

Antonio R. Vega

Los tiempos están muy tasados. El «Gobierno del cambio» tiene de fecha límite hasta mañana a las 16.00 horas para «salvar» su primer presupuesto al frente de la Junta de Andalucía. Y lo único tangible hasta ahora es que PP, Ciudadanos y Vox van a apurar el plazo hasta el último minuto dentro de ese correoso juego del gato y el ratón entre Vox y Ciudadanos en el que se ha convertido la negociación de las cuentas para 2019.

En esta cascada de presiones, guiños y desdenes mutuos, la vista está puesta en Madrid donde se cocinan todos los acuerdos . Las decisiones vienen marcadas desde los equipos negociadores nacionales y sus contactos a puerta cerrada para decidir alcaldías en ayuntamientos y presidentes de comunidades autónomas.

En el PP andaluz confían en que el proyecto sea salvado por la campana en la votación del Parlamento andaluz. Los andaluces «difícilmente entenderían» que Vox se alineara con el PSOE y la coalición de Podemos e IU (Adelante Andalucía) para tumbarlo, metía presión ayer en Canal Sur el consejero de Hacienda, Industria y Energía. Juan Bravo es optimista. El presidente de la Junta, Juanma Moreno, también, pero dejaba entrever que se agotarán los plazos. «Todavía hay tiempo para salvar el veto» a las cuentas, decía Moreno, que desplazaba también toda la presión al partido de Santiago Abascal. Hay «canales abiertos» con todas las fuerzas políticas, apuntaba durante una visita al Centro de Transfusión de Sevilla para fomentar las donaciones de sangre.

El optimismo del PP contrasta con la contención de Vox. Fuentes de este partido confirmaban ayer tarde a ABC que no ha habido ninguna reunión para abordar las cuentas ni de manera global ni particular, más allá de algunas llamadas esporádicas que siempre provienen del mismo lado, el PP.

La reunión que han mantenido a escondidas este fin de semana el líder de Cs en la Comunidad de Madrid, Ignacio Aguado, y la candidata de Vox, Rocío Monasterio, no ha sacado a uno ni a otro de sus posiciones encastilladas.

Sin reuniones previstas

La secretaria de Organización del partido naranja en Andalucía, Mar Hormigo, que ayer se retrató con una delegación de dirigentes PSOE para negociar los pactos municipales, dejó de manifiesto que «por ahora» no hay ninguna reunión prevista con Vox en los próximos días. Es más, aventuró que no cree que dicho encuentro vaya a celebrarse. Desvinculó la entrevista de Madrid de los contactos para desatascar el presupuesto andaluz asegurando que Cs y Vox se reunieron para hablar de la Mesa de la Asamblea madrileña de la misma manera que aquí se vieron las caras ambos grupos para conformar la Mesa de la Cámara andaluza.

El jefe de Hormigo y presidente de Cs en Andalucía, Juan Marín, daba cuerda a esta peculiar negociación al asegurar que una cosa es hablar con todos y otra muy distinta que su partido «pueda llegar a acuerdos con todo el mundo». La única pega es que Ciudadanos necesita los doce votos del grupo del juez Francisco Serrano para gestionar la Comunidad con unas cuentas propias. Así es que más temprano que tarde, unos y otros van a tener que abandonar sus posiciones maximalistas si quieren que la «operación salvar el presupuesto» no se malogre.

Si Vox no retira hasta un minuto antes de la votación de este miércoles, daría al traste con el plan económico del Ejecutivo

Enmienda a la totalidad

El problema es que tiempo no les sobra. El partido de Santiago Abascal ha presentado una enmienda a la totalidad al proyecto de presupuestos. Si no la retira hasta un minuto antes de la votación de este miércoles, daría al traste con el plan económico del Ejecutivo, que tendría que conformarse con acabar el año con las cuentas prorrogadas de Susana Díaz. El PSOE y Adelante Andalucía han presentado sus respectivas enmiendas totales y, dado que éstas se votan de forma conjunta, el número de «noes» superaría a los síes . Por lo tanto, las cuentas, que ascienden a 36.495,5 millones de euros, se devolverían al Gobierno andaluz.

Vox no quiere ser un actor de reparto en la película de los presupuestos, como sucedió con el pacto que hizo presidente a Juanma Moreno, en el que Ciudadanos eludió la foto. El grupo parlamentario del juez Francisco Serrano demanda el papel protagonista: ha planteado cambios algo inconcretos para contentar a su electorado, tales como acabar con lo que denomina las «subvenciones ideológicas» y un mayor control en el gasto de la llamada «administración paralela» de la Junta. Pero sobre todo Vox demanda que Ciudadanos no los desdeñe y se avenga a sentarse y retratarse con ellos. Abascal, que ha vinculado las negociaciones en Madrid y Andalucía, afirmó hace pocos días que «no podrá haber gobiernos autonómicos a la izquierda si se pretende humillar y ningunear a los votantes de Vox». El aviso vale también para las cuentas.

El resto de la oposición de izquierdas asiste a estos tiras y aflojas como un público ruidoso a una función de teatro. La portavoz de la Ejecutiva del PSOE andaluz, Ángeles Férriz , insistió en que Vox exigirá al Gobierno andaluz «un trofeo de caza mayor» a cambio de retirar la enmienda a la totalidad del proyecto de ley. En contra de lo que considera el partido de Abascal, los socialistas aseguran que las cuentas están plagadas de «guiños a la ultraderecha» porque la Junta renuncia a aportar fondos propios para la lucha contra la violencia de género, al tiempo que se «recortan» las ayudas al asociacionismo de mujeres y a la Ley de Memoria Histórica y Democrática. El PP y Vox pactaron cambiarla por una Ley de Concordia.

Paradójicamente, Adelante Andalucía, también muy crítica con las cuentas del PP y Cs, ayer felicitaba al bipartito por incluir una partida específica , que antes no existía, para sufragar las pruebas de ADN a familiares de víctimas de la represión franquista en Andalucía. No todos son parabienes. También acusó a Cs y Vox de utilizar a Andalucía como «moneda de cambio».

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