Derechos Humanos

Mutilar el cuerpo de las niñas por «el honor familiar» en Málaga, Sevilla y Almería

La ablación se practica en Andalucía de forma clandestina con cualquier cuchillo o tijera y eso produce más heridas e infecciones

Una mujer sostiene un cuchillo con el que se hacen las mutilaciones AFP

M. Moguer

Casi todo el mundo lo conoce como ‘ablación’ pero hay mucho más detrás. Ese procedimiento es solo uno de los que se usan para mutilar los genitales femeninos, una forma de violencia contra las mujeres que se detecta en Andalucía sobre todo en Málaga, Sevilla y Almería. Así lo explica Isabel Ruiz, médico y docente de la Escuela Andaluza de Salud Pública que imparte clases de sensibilización ante esta realidad que se ha colado en la comunidad desde África, señala.

Por partes. ¿La mutilación genital femenina es lo mismo que la ablación? Sí, pero no toda la mutilación es ablación. Hay varios grados de maltrato en este aspecto: está la escisión del clítoris, que sí se llama ablación; el corte parcial de clítoris y labios menores ; el corte o cosido de los genitales, una práctica que preocupa mucho a los médicos porque supone cerrar el canal del parto; y luego una serie de prácticas monstruosas que van desde cortes a cauterizaciones con calor. Son las múltiples caras de la barbaridad que supone mutilar el cuerpo de una mujer.

Todas esas prácticas se las han encontrado sanitarios andaluces al hacer revisiones ginecológicas a mujeres que, indica Ruiz, siempre vienen de los mismos países. «Es una práctica que suele darse en Nigeria, Mali, Níger, sobre todo en determinadas etnias de allí» , detalla. Cuando familias de esas zonas emigran a Andalucía, en algunos casos, mantienen esta costumbre que está prohibida aquí.

Un delito

«La mutilación genital femenina es delito, hay que reportarlo a la Policía cuando notamos que hay un caso . Pero muchas veces los sanitarios no saben que es una mutilación porque tiene mil formas», indica Ruiz. Se hace en sitios clandestinos con las peores herramientas:cuchillas, tijeras, sin higiene y eso «deja secuelas como cicatrices, fibrosis, abscesos...», señala esta doctora.

Esa son las pistas que ella enseña a encontrar a los enfermeros, médicos y demás personal sanitario. Además, también explica a quienes tienen trato con población en riesgo potencial de estar especialmente atentos si tienen hijas de menos de 14 años, el momento de mayor riesgo.

Porque son las niñas hasta esa edad las que suelen sufrir la mutilación. A veces en Andalucía pero otras cuando retornan a su país por unos días. Por eso en el Servicio Andaluz de Salud (SAS) hay un document o con el que los médicos pueden intentar parar esos viajes para mutilar.

Se trata de «un compromiso preventivo », señala Ruiz, un papel en el que, por escrito, los padres firman el que no van a practicar este maltrato a sus hijas y aseguran que van a llevarlas a revisión a la vuelta a Andalucía. «Además en ese mismo encuentro el médico le da una cita para cuando vuelvan y poder revisar que la niña está bien», añade la doctora.

«Tradición y pureza»

Pero, ¿por qué querrían unos padres cortar el cuerpo de su hija? Esto que parece impensable en Andalucía no se hace con ánimo de maltratar, explica Ruiz. Es una costumbre, muy al contrario, que busca ‘proteger’ a la menor . «Ellos piensan que una niña sin mutilar no podrá encontrar un marido, que no será pura o limpia», señala.

La tradición, la pureza, el honor de la familia... Son los ejes que mueven a estas personas a llevar a practicar la mutilación genital. Los médicos coinciden en que es complicado juzgar a quienes realizan esta práctica. No saben que está mal y entienden que es un ‘favor’ a sus hijas. Por eso la importancia de la formación de los sanitarios y, en general, de todo el personal que tiene contacto con esta población, insiste Ruiz. Para concienciar y detectar el peligro para las menores cuanto antes.

En realidad no hay datos oficiales de cuántas mutilaciones se practican al año en Andalucía. Solo la Organización Mundial de la Salud (OMS) tiene cifras, pero de todo el mundo, donde se cree que hay 200 millones de niñas afectadas . Además, las autoridades sanitarias estiman que ahora mismo hay tres millones en peligro de sufrir la mutilación.

Es una práctica clandestina por ilegal aquí. Además, cuando se practica en el extranjero, algo que se intenta ocultar a las autoridades andaluzas. Sin embargo, las complicaciones que, a largo plazo suponen para la salud de las mujeres, destapan muchos casos.

Consecuencias

Porque esta barbaridad tiene muchas ramificaciones en la vida de la mujer. Las primeras el peligro durante la intervención, que se hace casi siempre sin medidas de higiene. Yluego, a largo plazo porque hay desde un ataque a la libertad sexual —se elimina la capacidad de placer— hasta dolores crónicos, cicatrices, fístulas...

Por eso, desde el SAS se afronta primero la prevención de la mutilación. P ero también se aborda las consecuencias y hay médicos que se encargan de intentar reconstruir y reparar lo que se ha destruido. Por salud mental y física de las mujeres víctimas de esta práctica.

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