Agencia Andaluza de Cooperación Internacional para el Desarrollo

María Luz Ortega: «África está llena de hospitales y colegios que se usan como gallineros»

La Agencia Andaluza de Cooperación al Desarrollo (Aacid) invirtió el año pasado 47 millones de euros en ayuda, sobre todo en Marruecos, Malí o Mozambique

Refugiados sirios en una imagen de archivo ABC

M. Moguer

África está «llena de hospitales y de escuelas que se usan de gallineros». Es la cara oculta de la solidaridad que desvela María Luz Ortega Carpio, la directora de la Agencia Andaluza de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Aacid). Son el producto de una ayuda mal entendida. De ONGs y asociaciones que adolecen de planificación y continuidad. «Construir un colegio o un hospital es “fácil” y además es muy visible» , explica Ortega, que sin embargo, señala que a esa obra luego hay que dotarla con personal, formar médicos o profesores y mantenerlos.

La solidaridad mal ejecutada es uno de los males contra los que lucha la Aacid. Otro es la corrupción en los países en desarrollo, una realidad que Ortega achaca a los países ricos: «Claro que hay corrupción en el tercer mundo. Se la enseñamos nosotros », indica. Por encima de esas dos realidades, desde la dirección de la Aacid luchan por cambiar la realidad de los países en los que intervienen.

Esta actividad la llevan a cabo en tres ejes: ayuda al desarrollo y humanitaria (proyectos que las ONG, financiadas por la Aacid); sensibilización y formación en Andalucía; y la ayuda directa , la que la propia Aacid desarrolla con otros gobiernos regionales.

Para todos estos cometidos, la agencia contó en 2018 con 46,5 millones de euros que empleó, sobre todo, en cooperación internacional (28,5 millones); educación para el desarrollo (6,9 millones); acción humanitaria (5,3 millones); formación e investigación (2,1 millones); y calidad en la cooperación (419.000 euros). Por países, explican desde la agencia, la mayor parte del dinero se va a Marruecos, Malí, Mozambique, Nicaragua, Perú, Senegal y El Salvador .

Para Ortega, el objetivo de su organización es el de conseguir que los ciudadanos de las áreas menos desarrolladas tengan no solo más riqueza sino también más capacidades . Que puedan comer, claro; pero también que tengan acceso a educación o a sanidad. «¿Es importante que haya escuelas en estos países? Claro que sí. Pero también que los chicos puedan llegar hasta ellas, que haya seguridad y buenas comunicaciones», plantea.

Y a eso les ayudan los expatriados que tienen sobre el terreno, indica Ortega. «Tenemos cinco, que son el lazo de unión, quienes nos abren las puertas de gobiernos y organizaciones locales y a los que se les paga lo que indica el Estatuto del Cooperante. Son una joya todos ellos». Sale así Ortega al paso de la polémica suscitada al conocerse que se les financiaba casa, colegios, médicos y transporte.

Mujeres y ayuda

Desde la Aacid plantean que la ayuda tiene que tener una perspectiva de género . Pensar también en las mujeres. «A veces pensamos que lo bueno para los demás es lo que decide el hombre que toma la decisión. Un ejemplo: cuando la crisis, hubo hombres que propusieron en las reuniones de vecinos que, para ahorrar, fregaran y barrieran las mujeres las zonas comunes. Claro, porque no les afectaba a ellos», indica la directora de la institución andaluza.

Ortega, que dirige una organización que coordina y financia 193 proyectos en todo el mundo -sobre todo en América Latina y África Subsahariana - cree que el dinero que se destina a cooperación es poco. Coincide Héctor Rivero , presidente de la Coordinadora Andaluza de Organizaciones No Gubernamentales de Desarrollo, quien asegura que el objetivo del 0,7 está aún muy lejos: «En Andalucía destinamos a cooperación el 0,14 por ciento».

Rivero explica que toda labor es mejorable, pero que lo que se hace desde la Aacid es «muy valioso» . Lo mejor, la presencia sobre el terreno, que es mucha y muy bien gestionada; lo peor, la falta de agilidad de la norma en Andalucía para abordar una realidad tan cambiante como la ayuda humanitaria . «Con la de burocracia que tiene llevar ayuda, cuando se completa a veces ya no hay situación de emergencia a la que acudir», expone.

Para el presidente de la asociación de ONGs de Andalucía, su labor no tiene solo reflejo en los países de lo que él llama «el Sur» -«ya no se dice tercer mundo», aclara, porque es un término antiguo-. «A lrededor de la cooperación hay 2.000 empleos directos y material que se compra para los proyectos en Andalucía. Es beneficio aquí y allí», indica.

Además, señala una realidad que sirve para contrarrestar a quienes opinan que las ONG favorecen la inmigración : «Si mejoras la calidad de vida y las oportunidades de quienes viven en el África Subshariana, no tienen razón para emigrar. La gente se va de su país porque no tiene garantías de un nivel mínimo para vivir».

Rivero, como Ortega, sostiene que la ayuda a las zonas más empobrecidas tienen que tener constancia y planificación . No levantar hospitales a lo loco ni escuelas en cada pueblo, porque si no, solo las gallinas aprovecharán la ayuda de Andalucía.

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