La madre de los niños retenidos: «Mi exmarido fingió que mis hijos estaban muertos»

Sonia Barea rememora los días que pasó sin saber qué había sucedido con sus dos hijos, que estaban en un piso de Sevilla con el padre

Sonia Barea, el día de la detención de su exmarido ABC

M. MOGUER

El exmarido de Sonia Barea, Manuel Lebrón, debía devolver a sus hijos el día 30 de diciembre. No lo hizo. En vez de eso, desapareció del mapa, ocultó a los pequeños y hasta fingió que habían muerto, según relata Sonia. El pasado 2 de enero la Policía Nacional irrumpía en un piso de Dos Hermanas (Sevilla) donde Manuel estaba atrincherado con los menores, que fueron liberados y devueltos a su madre. «Los niños han pasado mucho miedo», cuenta Sonia, que ya ha podido volver con ellos a su hogar en Granada.

-¿Cómo ha sido la vuelta a casa?

-Teníamos muchas ganas de tranquilidad y de normalidad, los niños y yo. Estoy muy contenta de que estén bien.

-¿Su exmarido, Manuel Lebrón, intentó hacerle creer que sus hijos habían muerto?

-Sí, publicó en un perfil de Facebook que habían aparecido dos cadáveres de niños en Mairena (Sevilla). Luego me lo confirmaron los niños, a los que les enseñó las fotos que había hecho y vieron cómo montaba la historia.

-¿Nadie le contó que pasaba esos días en que no sabía de sus hijos?

-Nadie. Ni la familia de él ni su novia. Ella o alguien de su familia podría haber contactado con nosotros para decirnos que los niños estaban bien. Por lo menos eso, para no pasarlo tan mal. O para decirnos que los iba a entregar tal día. Pero nada de nada. Ni una noticia, y sé que ella sí sabía dónde estaban y cómo estaban.

-¿Cómo es la familia de su exmarido? ¿tienen buena relación con sus hijos pese al divorcio?

-La madre de Manuel ha tenido problemas y el padre... bueno, el padre era violento. Era policía también, como mi exmarido. Tiene armas en casa. Pero de los hermanos de Manuel, los tíos de los niños, no tengo ninguna queja. Los veían muy poco, pese a que vivían cerca y siempre que coincidieron con mis hijos fueron correctos. Pero los padres...

-Después del divorcio, y debido a los malos tratos, tuvo que huir de Sevilla, ¿es así?

-Sí, primero me fui a casa de mis padres, pero allí me localizó y no paró el acoso. Me tuve que ir entonces a un piso de acogida en Granada. Aquí conocí a mi pareja actual y he hecho mi vida. Desde el año 2013 que vivo fuera del piso de acogida hago vida normal con mi familia aquí en Granada.

-¿Y nunca ha pensado en volver a vivir a Sevilla?

-Sí que lo he pensado alguna vez. Pero antes no podía porque él estaba en la calle, era imposible para mí.

-¿Y ahora que él está preso?

-Ahora ya llevo muchos años en Granada y mis hijos tienen aquí su colegio, sus amigos, su ambiente...

-Hay quien ha comparado su caso con el de Juana Rivas, ¿usted ve la similitud?

-Yo no conozco del caso de Juana más que lo que sale en los medios, no sé de los detalles, no puedo opinar.

-¿Cómo se explica la actitud de su marido? ¿Está loco?

-Mi exmarido no está loco, igual lo que pasa es que es muy malo. Cuando estábamos casados se sacó la carrera de Derecho con matrículas de honor. Eso no es de alguien loco. Lo que ha hecho lo tenía planeado hace tiempo. Había acumulado dinero en efectivo, se lo había contado a los niños... Eso no es el arranque de una persona loca.

-¿Cómo les ha afectado a sus hijos estos últimos días atrincherados en el piso de Dos Hermanas?

-Los niños han pasado mucho miedo, mucho. Pero no quiero entrar en eso, no quiero hablar nada que tenga que ver con ellos. Cuando les llamen quizás tengan que declarar ante el juez o pasar por un psicólogo, aún no lo sé. Sí que sé que lo han pasado muy mal.

-¿Siente que el sistema le ha fallado como mujer maltratada?

-Por un lado sí que me ha fallado. Cómo puede un hombre con una condena firme por maltrato estar en la calle y no en la cárcel. Cómo puede ser que le dejen ver a los niños. Cómo puede ser que el 14 de diciembre lo detengan por atropellar a alguien y lo pillen con armas y no esté en prisión. No se entiende. Ahí me han fallado, la verdad. Pero por otro lado he tenido mucho apoyo.

-¿De quiénes?

-De la Guardia Civil. Los agentes del cuartel que está cerca de casa se pasaban de vez en cuando por casa porque sabían de la peligrosidad de mi caso. Los servicios sociales también me han ayudado una barbaridad; y el alcalde de Armilla, que me llamó desde el primer momento para ver cómo estaba y qué necesitaba. A ellos les quiero dar las gracias de corazón.

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