«Por la gravedad de la listeriosis, pudo haber más de 40 muertos en Andalucía»

Entrevista con José Miguel Cisneros, director de la Unidad de Enfermedades Infecciosas del Hospital Virgen del Rocío

El especialista en enfermedades infecciosas José Miguel Cisneros Rocío Ruz

M. Moguer

Médico especialista en enfermedades infecciosas, el doctor Cisneros fue la voz y la cara de las ruedas de prensa que explicaron a los andaluces la evolución del brote de listeriosis que mató a tres personas y produjo siete abortos el pasado verano debido a una carne infectada que se fabricaba en la empresa Magrudis de Sevilla bajo la marca «La Mechá». Ahora se prepara para analizar cómo funcionó el dispositivo de la Junta en aquellos días en un simposio internacional sobre listeriosis que empieza el próximo día 23 y que reúne a expertos mundiales en la materia en Sevilla.

—En el brote de listeriosis por la carne mechada del pasado verano hubo tres muertos, pero ha dicho en alguna ocasión que pudieron ser muchos más, ¿Es así?

—Si hubiera sucedido lo mismo que en el brote de Estados Unidos, por poner un ejemplo de un país con una sanidad moderna como Andalucía, si el número de fallecidos proporcionalmente en Andalucía hubiera sido igual al porcentaje de mortalidad que tuvieron los americanos, los muertos habría sido más de 40.

—¿Ese fue el primer diagnóstico?

—Ese fue mi punto de vista desde el conocimiento de la listeriosis, sí. A lo largo del año vemos varios casos y conozco la mortalidad que tiene esta infección. Mi mayor preocupación fue pensar que hubiera decenas de fallecidos.

—En Estados Unidos la tasa de mortalidad en un brote parecido fue del 22%. En Andalucía solo del 1,4%. ¿A qué se debe esa diferencia?

—Es muy importante hacer un análisis más detallado para intentar explicar esa diferencia tan marcada. En enfermedades infecciosas hay varios factores que condicionan que una misma enfermedad en una persona tenga una mortalidad muy alta y en otra, muy baja.

—¿Qué factores se analizan?

—Hay que analizar si la población de EEUU y Andalucía se parecía o no. Y ver si hay diferencias en edad. Todo esto lo vamos a analizar en el simposio internacional sobre listeriosis que tendremos este mes. Vamos a ver si esa diferencia tan marcada de mortalidad podría ser explicada por diferencias de la población y qué papel jugó la respuesta clínica, que fue muy buena.

—¿Qué cree usted?

—Yo creo que responde a varias causas. Una de ellas es que la población no era exactamente igual. Pero eso no justifica una diferencia tan marcada. Otra es la propia idiosincrasia del brote. Pero hay una que sin duda ha contribuido a la baja mortalidad: la calidad asistencial, que ha sido muy buena desde los dos puntos de vista que condicionan la muerte en los pacientes con infecciones graves: el diagnóstico rápido y el tratamiento adecuado inmediato. Y esto se hizo aquí desde el primer día.

—¿Hay algo de lo que esté especialmente orgulloso?

—Desde el día siguiente a la creación del comité técnico usamos protocolos que elaboramos de manera exprés. No fue sacarlos de un cajón y ya. Hicimos modificaciones e innovaciones sobre las recomendaciones establecidas viendo que lo que se nos venía encima tenía una agresividad muy importante.

—¿Y eso redujo la mortalidad que se esperaba en el brote?

—Esto fue clave. Eso sí es una razón científica. Esas dos razones, diagnóstico precoz y el tratamiento inmediato, mejoran el pronóstico de los pacientes con infecciones graves. La misma persona tratada el día 1 o el día 10 tiene una mortalidad muy diferente.

—¿Se abordó esta crisis sanitaria mejor en que otros países entonces?

—El factor modificable más importante de una infección grave es cuándo lo diagnosticas y tratas. Y esto se hizo de manera inmediata y de manera muy homogéneo en todo el sistema. Y en ello colaboró el liderazgo profesional del gabinete técnico y eso es una de las decisiones atribuibles al consejero.

—Hay poca autocrítica en sus palabras. ¿No hay nada que pudiera haberse hecho mejor?

— Depende. El brote de listeriosis sucedió porque muchas cosas se hicieron mal. Un episodio infeccioso de esta magnitud requiere lo que conocemos en parte, que es un incumplimiento sistemático de las normas higiénicas básicas en la producción industrial de un alimento.

—Le hablo del trabajo desde el Servicio Andaluz de Salud, desde la Junta.

—Primero está la generación de la carne contaminada, luego la identificación del alimento contaminado, la fase de investigación epidemiológica, que es clave para detener el brote. Porque cuando se identificó el producto, ya no hubo más casos nuevos, los que hubo era de gente que había comido antes. Si eso se pudo adelantar en el tiempo, eso es algo que hemos podido saber luego.

—¿Se refiere al trabajo del Ayuntamiento de Sevilla, cuyos laboratorios fueron objeto de crítica por parte de la Consejería de Salud?

—Hablo de la coordinación de las instituciones, que trascendió a la opinión pública. El análisis específico de si se pudo hacer antes la identificación hay que mirarlo con toda la información disponible. En el simposium hay una mesa específica para esto. De todos modos, si comparamos la identificación del alimento contaminado con el tiempo habitual en identificar la listeria en otros brotes de países desarrollados, estamos en tiempos parecidos.

—¿Pese a los problemas de los que hablaba al principio?

—Ahí hubo evidentemente problemas de coordinación y de comunicación que todo el mundo pudo ver y que seguramente podrían haber reducido este periodo. Pero el tiempo que se tardó desde el brote que identificó la listeria y la inmovilización de la carne es el tiempo habitual descrito en otros brotes.

—¿Cómo calificaría la colaboración que se dio entre Ayuntamiento de Sevilla y Consejería de Salud?

— Yo soy el portavoz del gabinete técnico, las relaciones institucionales no ha formado parte de mis responsabilidades. Sí puedo decir que una crisis como esta pone a prueba a las instituciones públicas. Las instituciones tienen que colaborar siempre. Cualquier cosa que no sea una colaboración óptima, no es correcto.

—Eso suena a crítica velada al Ayuntamiento de Sevilla...

— Es mi parecer. Creo que es muy importante mirar a la luz del tiempo aquellas imágenes y ver el comportamiento de cada una de las instituciones con responsabilidades. El Ayuntamiento, la Consejería, el sistema sanitario, la prensa, la sociedad civil... Es imprescindible que cada una de ellas haga una reflexión y una autocrítica.

—¿Qué se ha aprendido del brote de listeriosis? ¿Hay cambios normativos o de protocolos gracias a esta experiencia?

—Hemos aprendido cosas y algunas ya han cambiado y otras tendrán que cambiar. La primera es la necesidad de entender que hay cientos de casos cada año y lo más importante es no aceptar que esto tiene que suceder porque sí. Se producen y aumentan por problemas en la elaboración de alimentos. Si somos capaces de aumentar las normas de seguridad alimentarias esta enfermedad puede desaparecer o reducirse muchísimo. Lo segundo aprendido es que lo que consideramos casos aislados de listerioris pueden formar parte de microbrotes que no diagnosticamos.

—¿Cómo se pueden vincular?

—Utilizando biología molecular. Es lo que usamos en el caso de «La Mechá», fue una innovación del comité técnico. Sacamos además todos los análisis a un mismo laboratorio fuera de Andalucía para que no hubiera ninguna duda de que no había cuestiones de influencia. Los llevamos al Centro Nacional de Microbiología. Es imprescindible crear una red nacional de vigilancia de la listeriosis, que todos los casos de listeria tengan determinación molecular. Porque esto lo que permitirá es que si te invitan a comer chorizo casero en Lérida que tiene listeria y traes a Sevilla, identificar el chorizo y retirarlo todo del mercado. Así se pueden vincular casos en Sevilla y Lérida, con biología molecular, evitando más afectados rápidamente.

—¿Y en cuanto a las medidas de prevención? ¿Cambiará algo?

—Las medidas de seguridad alimentaria deben de revisarse.

—¿La actual normativa no es estricta en este sentido?

—La normativa europea es muy exigente pero la cuestión está en que ha sucedido lo que ha sucedido con esa normativa.

—¿Qué más se ha aprendido de esta experiencia?

—Fue acertada la decisión de analizar las muestras por hemocultivo y no en heces. Eso aceleró el diagnóstico.

—Con todas estas lecciones aprendidas, ¿está Andalucía lista si vuelve a haber un brote así de listeria?

—Estamos preparados si se vuelve a repetir, pero confío en que no suceda. El nivel de sufrimiento que produjo es extraordinario. Solo pensar en que teníamos un planta entera del hospital con embarazadas con tratamiento, con el sufrimiento que esto produce... Ese sufrimiento no se me olvida. Y las personas que murieron por el brote. Es verdad que estaban ya en edades extremas y tenían enfermedades muy graves y lo que hizo la infección fue adelantar la muerte, pero no deja de ser sufrimiento. Por eso las instituciones tenemos que intentar que esto no se repita.

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