Andalucía

Decenas de bolas de fuego recorren el cielo andaluz cada año

Los avistamientos de este fenómeno se han multiplicado en los últimos meses, pero los científicos aseguran que no suponenningún peligro

Una bola de fuego atraviesa el cielo ABC

M. Moguer

Una bola de fuego cruza el cielo de Andalucía. Este titular ha sido más frecuente de lo habitual últimamente. Los avistamientos de este tipo de fenómenos se han multiplicado durante enero, febrero y marzo. El pasado miércoles se pudo ver la última bola atravesando el cielo de Sevilla. Ahora que el confinamiento por el coronavirus tiene a los españoles encerrados en casa, en el cielo siguen cruzando objetos en llamas. Desde el Instituto de Astrofísica de Andalucía corroboran que la actividad de estos cuerpos es mayor ahora. Pero tranquilizan: todo tiene su explicación.

La primera razón por la que se ven ahora más bolas de fuego en el cielo es porque muchos de estos fenómenos se producen a primera hora de la noche. Lo explica José María Madiedo, doctor en Astrofísica y en Química, especializado en el estudio de asteroides, cometas y meteoritos e investigador del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA). «Muchos de estos fenómenos se han producido horas en las que hay gente despierta y los ve, por eso tienen más repercusión», señala. «Pero los hay siempre. Decenas de bolas de fuego recorren el cielo de Andalucía cada año, pero la mayoría no las ve la población, solo las capta nuestra red de avistamiento», añade este científico.

Trozos de asteroides

Entonces, ¿no hay más ahora? Sí, reconoce Madiedo. « Hemos vivido un pico de bolas de fuego, pero puede que ahora pasen un par de meses sin que haya ninguno. Eso es impredecible». El que se hayan registrado varios es «casual» y no tienen relación unas bolas con otras, añade. En todo caso, señala Madiedo, son un fenómeno sin peligro para la población. No es probable que le caiga a nadie encima un trozo de roca espacial en llamas, que no meteorito.

«No son meteoritos. Son trozos de asteroides o de cometas que se desprenden y al entrar en la atmósfera de la Tierra, arden», señalan los expertos. Vendrían a ser como una estrella fugaz pero mucho más grande. «Una estrella fugaz es una roca del tamaño de un grano de arena. Las bolas pueden pesar kilos», detalla Madiedo. Meteorito es solo el resto de esa bola en llamas que llega a la Tierra.

Sin embargo, y aunque estas bolas viajan a velocidades altísimas —entre 43.000 y 260.000 kilómetros por hora—, los científicos subrayan que no hay peligro. La inmensa mayoría se desintegran al atravesar la atmósfera. No llegan a tocar tierra.

De hecho, explican que s olo hay un caso documentado en la historia de una persona herida por un meteorito . Se trata de una mujer de EE.UU., Ann Hodges. Estaba tranquilamente durmiendo la siesta en su casa. Corría 1957. Y, en medio de la calma, un meteorito atravesó el techo de su casa, rebotó en una radio y le dio en el costado. Sobrevivió —gracias, señalan los expertos, a que la roca se frenó antes con el techo y la radio— y solo le quedó un hematoma y una historia que contar.

«No hay peligro», corrobora Madiedo. Es solo un espectáculo en las noches, ahora que el buen tiempo mantiene despejado el cielo —otra razón para el aumento de avistamientos— y algo que puede llegar a ser un negocio.

Un buen negocio

José María Madiedo, doctor en Astrofísica y Química

Existen en el mundo de la astrofísica quienes ganan dinero con los meteoritos. Mucho. El medio gramo de algunos de ellos puede llegar a pagarse a 1.000 euros. Hay bolas de fuego que, cuando llegan a la Tierra, pesan un par de kilos. Solo hay que echar cuentas.

Sin embargo, el negocio de los «cazameteoritos», es un estorbo para la ciencia. Como poca gente tiene el dinero suficiente para pagar cientos de miles de euros por una roca, suelen romper las piedras en trozos pequeños, más fáciles de colar en el mercado. Eso hace imposible que los científicos hagan su trabajo.

De hecho, desde e l Instituto de Astrofísica de Andalucía han llegado a ocultar el punto exacto en el que ha caído una bola del espacio para evitar a a los «cazameteoritos» . También piden colaboración a la población, para que no se lleven estas rocas. Sin embargo, es fácil encontrarlas a la venta. Una búsqueda rápida en la web arroja decenas de resultados de supuestos meteoritos cuyos precios oscilan desde los 50 euros hasta los más de 43.000. A más rareza, más precio. Las «estrellas» en las ventas siempre son las rocas de la Luna o de Marte.

Madiedo explica que reconocer este tipo de rocas que vienen del espacio no es fácil. Tienen ciertas marcas externas tras haberse fundido por el calor generado al atravesar la atmósfera. Y pesan mucho para su tamaño. Pero es complicado distinguirlas si no se sabe lo que se busca.

Los «aerolitos» de hielo

Lo que seguro que no llegó del espacio fueron los llamados «aerolitos». Así se conocieron a los trozos de hielo que coparon los informativos hace años y que, se suponía, caían desde el cielo. Sí y no. Llegaban del cielo, pero de mucho más abajo que las estrellas. Madiedo se ríe al recordar esa historia:«Eran trozos de hielo de los aviones». Eso al principio. Luego hubo pícaros que querían salir en la tele y ponía en el suelo un trozo de hielo de su congelador. «Alguno hasta con pelos de gamba», recuerda, nada que ver con las bolas de fuego.

Los científicos señalan que el fenómeno de los cuerpos incandescentes que se ven por las noches en el cielo andaluz seguirá produciéndose. Quizás no con tanta intensidad, igual con menos frecuencia. Pero no parará. Por el espacio circulan multitud de elementos y si alguno de ellos se topa con la atmósfera de la Tierra, arderá. Y pocas de esas rocas llegarán a impactar en Andalucía.

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