La tasa andaluza de fracaso escolar roza el 25%
La tasa andaluza de fracaso escolar roza el 25% - ABC

Andalucía amplía la brecha con las regiones «ricas»

Las políticas de la Junta fracasan a la hora de reducir las diferencias en abandono escolar, desempleo o exclusión social

SEVILLA Actualizado: Guardar
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Los periódicos informes PISA de la OCDE sobre la capacidad de los alumnos de la escuela pública en diferentes materias, provocan auténticos sobresaltos en Andalucía a consecuencia de los datos negativos que ofrecen las tablas estadísticas. Sin embargo, la educación no es el único factor diferencial entre la comunidad autónoma más meridional de la Península Ibérica y los territorios del Estado que ocupan los primeros lugares en el plano socieconómico. En las tres últimas décadas, los sucesivos gobiernos de la Junta no han conseguido reducir sustancialmente una brecha que se identifica con unos pobres resultados educativos, un preocupante nivel de fracaso escolar, unas alarmantes cifras de desempleo y una no menos agobiante situación de pobreza y exclusión social. Y es que en la España de las dos velocidades, Andalucía viaja en el furgón de cola.

Culpar en parte a la Lomce, como ha hecho la Junta, de los malos resultados cosechados por los alumnos andaluces en el reciente informe PISA, últimos en Ciencias y penúltimos en Matemáticas y Lectura, resulta toda una paradoja. Y ello porque los consejeros de Educación de los últimos gobiernos socialistas se han vanagloriado sin recato de haber tomado todo tipo de medidas para «minimizar» los efectos de una ley que han calificado, con el apelativo más suave, de «nefasta». Yque por otro lado no ha habido tiempo de desarrollar en plenitud.

Fracaso escolar

El fracaso escolar, o como también se le llama de forma eufemística, abandono educativo temprano, no es consecuencia de la Lomce. Es un problema que Andalucía arrastra desde hace décadas, aunque últimamente se han ido acortando, por inercia, distancias que en cualquier caso son insuficientes. Tomando como referencia el año 2015, el mismo que sirvió de base para el último informe PISA, en Andalucía la tasa de fracaso escolar se situó en el 24,9 por ciento, únicamente superada por las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla, con el 26,9 por ciento, y por las Islas Baleares, el 26,7.

Además del País Vasco y Navarra, donde el fracaso escolar no supera el 10 por ciento, otras comunidades con economías dinámicas marcan diferencias con Andalucía, como Madrid (16 por ciento) y Cataluña que roza el 19.

Dos semanas atrás el Consejo de Gobierno andaluz aprobó el Plan de Éxito Educativo 2016-2020, que plantea aumentar la tasa del alumnado que obtiene la titulación en Bachillerato o FP hasta al menos el 85 por ciento de la población de entre 18 y 24 años, tal y como establece la estrategia Europea de Educación. Veremos.

Desempleo

La Encuesta de Población Activa del cuarto trimestre de 2015 arrojaba unos datos desalentadores sobre el desempleo en Andalucía. 1.198.000 personas con edad de trabajar se encontraban en paro, lo que representa el 28,83 por ciento del total. En esa oleada solo fue superada por la ciudad autónoma de Melilla, que llegó al 32,64 por ciento. Andalucía quedó muy lejos de Cataluña, con el 17,73 de parados; de Madrid, con el 16,51, y más al norte mucho más distante de comunidades como Cantabria, con el 17,71 por ciento, o el País Vasco, con el 12,89 por ciento.

Este desfase laboral esta correlacionado con el nivel formativo. La propia EPA desvela que el porcentaje de población activa que no tiene estudios secundarios en Andalucía (en torno al 47%) es diez puntos superior al promedio de España.

Los múltiples intentos de la Junta por incentivar el empleo juvenil han cosechado, en la mayoría de los casos, rotundos fracasos. La lista de instrumentos es amplia: Bono de empleo Joven, Plan Motiva, Plan Gyga, incentivos para crear empresas o realizar prácticas... Pero los resultados han sido escasos.

Exclusión social

Una política educativa con alto nivel de fracaso y abandono, y una economía excesivamente dependiente del turismo y la agricultura de temporada, conforman un cuadro de consecuencias negativas, amplificadas por los efectos de la crisis de 2008. El indicador europeo Arope (At-Risk-Of Poverty and Exclusion), o tasa de riesgo de pobreza y exclusión social correspondiente a 2015, determinaba que en Andalucía nada menos que el 43 por ciento de la población se encontraba afectada por ese problema.

En este campo, la brecha de Andalucía con las llamadas comunidades «ricas» es de órdago. En Navarra el riesgo de exclusión es del 13 por ciento, en el País Vasco del 17,6 y en Cataluña no llega al 20 por ciento. Para reflexionar.

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