Especie invasora

«Hay que salvar las zonas del litoral de Andalucía a las que no ha llegado todavía el alga asiática»

La profesora María Altamirano, primera en identificar esta especie del Pacífico, ha impulsado y coordina la nueva Red Española de Macroalgas Invasoras (REMMI)

Altamirano, en una inmersión a una pradera de Posidonia invadida por el alga frente a la costa de Castell de Ferro (Granada) Julio de la Rosa

Pablo Marinetto

Cuatro años después de que comenzara a invadir las aguas del Estrecho de Gibraltar, el alga asiática continúa tapizando los fondos marinos andaluces. Con el parón en la actividad pesquera y el tránsito marítimo durante el estado de alarma, las consecuencias socioeconómicas de la llegada de esta especie han pasado a un segundo plano, pero no tanto sus efectos sobre el ecosistema marino de la región, cada vez más severos. Ante la incapacidad de erradicarla en aquellas zonas donde ya está asentada, los expertos insisten en que es urgente controlar que el alga no colonice otras partes del litoral.

«No debemos pensar que la Rugulopteryx -nombre científico del alga- ha parado de expandirse ni que le tenemos la batalla ganada», explica a ABC la investigadora de la Universidad de Málaga y presidenta de la Sociedad Española de Ficología, María Altamirano . Asegura que la gestión debe centrarse en asumir una responsabilidad con las zonas aún vírgenes, «para evitar que la especie se asiente y tenga los mismos impactos para el sector pesquero» que en Andalucía.

A pesar de que en lo últimos meses no ha tenido la misma repercusión mediática que tiempo atrás, la profesora Altamirano sostiene que la especie ha seguido avanzando y que los modelos sobre los que trabajan los expertos «predicen que se va a seguir extendiendo» . Ya sea por mecanismos naturales como las corrientes marinas o por vectores humanos asociados a la pesca o el buceo.

La prevención es, por tanto, la línea de trabajo a seguir para, si no erradicarla, al menos frenar su avance. Además, según la experta, la Rugulopteryx no será la última especie que llegará al litoral andaluz. «Van a venir más y van a seguir produciendo impacto» , sostiene.

Conocer la realidad de los ecosistemas marinos en otras regiones es uno de los objetivos de la nueva Red Española de Macroalgas Marinas Invasoras (REMMI) impulsada y coordinada por María Altamirano. «Lo que está ocurriendo en un sitio puede darnos la voz de alarma para evitar que ocurra en otro», asegura la profesora.

Manta de Rugulopteryx sobre la Posidonia M. A.

La Red, financiada a través del Plan Propio de Investigación de la Universidad de Málaga, está integrada por 24 expertos de grupos de investigación de las universidades de Granada, Cádiz, Sevilla, Vigo, La Laguna, Barcelona, Girona, el Centro de Estudios Avanzados de Blanes (CEAB-CSIC), el Instituto Español de Oceanografía, y el Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados.

Desde hace casi dos décadas estos grupos científicos vienen estudiando el problema de las macroalgas que sufren las costas españolas, pero Altamirano sostiene que «hay un conocimiento muy parcelado» porque cada experto se ha centrado en la especie que afectaba a su entorno.

Además de compartir información y dar soporte a la Administración, entre los objetivos de la Red está el poder identificar especies potencialmente invasoras que aún no están incluidas en el catálogo, ayudar en la estrategia de la comunidad europea en este sentido y elaborar un registro de las estrategias de gestión que están llevando a cabo las comunidades autónomas.

Coordinación

«Cada región trabaja de forma independiente, pero no hay coordinación, y trabajar con especies invasoras requiere que todos estemos enterados de todo» , subraya. Desde el Ministerio para la Transición Ecológica ya han mostrado interés en las aportaciones que puedan salir de la REMMI, que podrían orientar la estrategia a seguir para contener al alga asiática en Andalucía.

A día de hoy otras tres especies de origen indo-pacífico están activas en el litoral de la comunidad, aunque han visto reducida su presencia por la llegada de la Rugulopteryx, pendiente aún de ser incluía en el catálogo español. Precisamente -señala Altamirano, la única forma de disminuir la población de una especie invasora es con la llegada de otra, por lo que «es peor el remedio que la enfermedad».

Con cada especie que arriba al litoral se debilita aún más el medio marino de la zona y eso favorece la introducción de la siguiente. «Nosotros ya vamos por la cuarta especie. La quinta se va a encontrar un ecosistema muy alterado y debilitado» , señala.

Posibles usos del alga

Ante la ingente cantidad de algas que se acumulado esporádicamente en las playas andaluzas y el perjuicio para el sector pesquero se creó el Foro Alga Invasora , desde el que se ha promovido, entre otros aspectos, el estudio de las propiedades de esta especie para su uso en cosmética y alimentación . A este respecto, la profesora Altamirano es muy clara: «puede ser un arma de doble filo» .

Insiste en que hay que diferenciar entre algas invasoras y aquellas que no están ocasionando problemas ni para el ecosistema ni para los sectores asociados. «¿Si algo tiene un interés económico quién va a querer acabar con ese recurso?», cuestiona, al tiempo que recuerda que la legislación es meridiana en ese sentido y prohíbe comercializar o hacer uso de la especie si no es con la finalidad de gestionarla.

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