CASO JULEN

Comienza el juicio por la muerte de Julen en Málaga

El juez de Penal 9 de la capital trata de dirimir si David Serrano, dueño de la finca, cometió un homicidio con imprudencia grave

Los padres de Julen en su domicilio con el biberón que sirvió para cotejar su ADN hallado en el pozo Francis Silva

J.J. Madueño

El próximo martes comienza el juicio sobre la muerte de Julen en el pozo de Totalán (Málaga) el año pasado. El juez de Penal 9 que lleva el caso trata de dirimir si se produjo un «homicidio con imprudencia grave». El único investigado es David Serrano, dueño de la finca donde ocurrió aquel trágico suceso, que tuvo pendiente a medio mundo de un pozo de 25 centímetros de ancho por más de 70 metros de profundidad. La Fiscalía le pide tres años de prisión , mientras que los padres del pequeño elevaron la solicitud a tres años y medio.

En este tiempo, ha habido varios intentos de llegar a un acuerdo en una negociación entre los abogados de Serrano y la Fiscalía con el que se evitara el proceso judicial, pero hasta el momento no ha llegado a buen puerto. Serrano se enfrenta también a la complicada tesitura de tener que pagar casi un millón de euros en responsabilidad civil de salir culpable de un juicio cuya acusación se basa en varios puntos clave detraídos de las declaraciones, que la jueza de Instrucción 9 tomó durante las investigación judicial.

Los padres quieren que este juicio sirva «para pasar página» y poder seguir con su vida, en la que la ausencia de dos hijos está marcada en el alma. Julen cayó al pozo de Totalán el 13 de enero y los equipos de rescate no sacaron su cadáver hasta el 26 de enero a las 1.20 horas de la madrugada. Días de angustia que ahora se reviven en un proceso penal para esclarecer si hubo una imprudencia que provocara el fatal accidente.

Pozo destapado

El «homicidio imprudente» se sustenta en que el David Serrano dejó destapado el pozo. El pocero que ejecutó aquel trabajo dijo que selló la boca de la prospección con una piedra pesada. Tiempo después se hizo una zanja para un muro de contención y entonces se colocaron dos bloques de hormigón. Sin embargo, según explican fuentes judiciales, el propio Serrano en su declaración reconoció que había dejado destapado el pozo. Habría explicado que días después de estar haciendo la zanja fue hasta la finca para hacer unas mediciones para instalar la ferralla.

Es el momento en el que dijo que retiró los «cantillos», que siempre defendió que tapaban la boca del pozo, y que luego s e le olvidó volver a ponerlos . El propio padre de Julen, José Roselló, explicó a la juez que, si la apertura fue sellada, «bien cerrada no estaba».

Julen jugaba en la zanja

El niño estaba jugando en la zanja donde estaba el pozo, que era una prospección para buscar agua en la finca. El propio padre reconoció que el único peligro que atisbaba en la parcela era un barranco junto a la explanada donde iban a hacer un arroz familiar. Sin embargo, Julen comenzó a correr por la zanja para hacer un muro de contención contra desprendimientos y desapareció. Había caído por un pozo que todos reconocieron ante la juez que sólo David Serrano conocía. José Roselló cree que Julen cayó al intentar elevar los brazos para salir de la zanja.

¿Sabían que había un pozo?

Los padres de Julen dicen que no fueron avisados de que el pozo estaba allí. Sí es cierto que cuando recogían leña para hacer el fuego donde cocinar aquel arroz David Serrano le mostró al progenito del pequeño una de las tres prospecciones que había en la finca a José Roselló. Le advirtió que había pozos en la parcela , pero aquel que le enseñaba estaba sellado y tapado, por lo que el padre pensó que todos estaban en las mismas condiciones. En este punto es clave la declaración de Andrea Jiménez, pareja de Serrano, que afirmó ante la jueza, como confirman fuentes judiciales, que ella no habría subido con su hija a la finca de saber que ese pozo, a la postre la «tumba» del infortunado Julen, estaba allí.

Agujero oculto

No sólo no sabían que el pozo existía, sino que tampoco se podía ver a simple vista. Es clave el mapa que elaboró la Guardia Civil sobre el terreno de la finca con la zanja y el pozo. Ese «croquis» fue rectificado por los padres de Julen para dar más exactitud a la disposición de todos los elementos. En el dibujo se puede ver que el pozo está en el extremo contrario a donde estaban preparando la comida. Además, al final de una curva que hacía imposible verlo en línea recta .

En este punto es relevante la declaración del primero de los senderistas que llegaron al lugar del suceso para ayudar a la familia. Este testigo estaba al lado de los padres, sobre el pozo, mientras todos gritaban a Julen. Preguntó dónde estaba el niño y le contestaron que en el pozo. La respuesta del senderista fue decir: «¿qué pozo?». No lo veía, pese a tenerlo debajo de sus pies. Ahora, la Justicia tiene la palabra.

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