GENTE
Antonio Banderas estrena su nuevo teatro en Málaga rodeado de amigos
El actor estuvo rodeado de una buena nómina de conocidos en la inauguración del Teatro del Soho Caixabank
El sueño teatral de Antonio Banderas ya se ha hecho realidad en Málaga con la compañía de algunos de sus amigos más íntimos este pasado viernes, como las dos personas que le ofrecieron las oportunidades que le cambiaron la vida cuando iba a por un bocadillo al Teatro María Cristina de Madrid para comer un bocadillo de jamón y queso, lo único que comía durante el día. Una época en la que estuvo apunto de dejar de luchar por hacerse hueco en la profesión con la que tantos buenos éxitos ha conseguido. Época que recuerda cuando interpreta a Zach sobre las tablas de su nuevo teatro en «A Chorus Line» . Personaje con el que se siente identificado por sus virtudes y sus defectos.
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El primero que se fijó en Banderas fue Lluís Pascual , que ahora es el director del Teatro del Soho Caixabank y que fue la persona que lo vio en una audición y le dio su primer papel en un teatro de Madrid, donde luego fue descubierto para saltar desde allí al cine. Lo demás es historia del actor más importante del cine español, que tras sufrir un infarto en su casa de Londres decidió que debía hacer un teatro en Málaga. «Decidí hacer lo que amo» , explicó en su última comparecencia el pasado martes en el propio teatro en Málaga.
Ese salto lo hizo de la mano de otro ilustre, Pedro Almodóvar . Fue el director quien lo vio en aquella obra de Lluís Pascual y lo lanzó al cine. El manchego estuvo en Málaga acompañando a uno de sus actores fetiches. De hecho, Banderas ha sido el elegido para interpretar el papel protagonista de «Dolor y Gloria» , basado en la vida del propio director manchego. Interpretación por la que Banderas ganó el premio a mejor actor en el Festival de Cannes y por el que su nombre suena para las nominaciones de los Globos de Oro y de los Oscar.
Sobre la alfombra roja desfilaron para presenciar la primera función oficial de «A Chorus Line», dirigida por Banderas y la mítica Baayork Lee , una larga lista de ilustres encabezados por Nicol Kimpel , novia de Banderas, y por su hermana Bárbara Kimpel . Tampoco faltó Javier Domínguez , hermano del actor y su «mano derecha» tanto en la fundación del teatro como en sus negocios.
Destacaron la vicepresidenta en funciones el Gobierno, Carmen Calvo , o el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno . Entre la representación política estuvo el alcalde Málaga, Francisco de la Torre , efusivo defensor de la apuesta teatral de Antonio Banderas en la ciudad. A ellos se sumó la presidenta de la Academia de la Televisión, María Casado , o la soprano Ainhoa Arteta .
No se lo quisieron perder las «chicas Almodóvar» Rossy de Palma y Loles León , que coincidieron en la entrada con la mítica Baayork Lee, protagonista original de la «A Chorus Line». Lo hizo acompañada de parte del equipo creativo de la producción. Antes habían llegado las actrices Natalia de Molina y Paula Echevarría o los actores Santiago Segura , Maxi Iglesias y Fernando Tejero .
Estuvo el ex de Mecano, José María Cano y los ilustres malagueños Fran Perea , Remedios Cervantes , Nuria Fergó , Diana Navarro y Pasión Vega . El torero Javier Conde . En la misma entrada del teatro posó Miguel Póveda o la argentina Rosana Zanetti , esposa de David Bisbal . También acudieron el diestro Enrique Ponce con Paloma Cuevas antes de Nieves Álvarez .
Una nómina extensa con la que subir el telón de un teatro renovado, que se ha convertido en un polo de atracción de visitantes a la ciudad. Antes del estreno ya había más de 40.000 entradas vendidas. «Tenemos que dar las gracias, porque está casi todo el papel vendido antes de estrenar », aseguró Banderas el pasado martes sobre las localidades disponibles hasta el 25 de enero, que es cuando el musical cierra en Málaga para poner la vista en Bilbao, Barcelona y Madrid, desde donde el objetivo es regresar al Public Theatre de Nueva York .
Regreso con la obra en español al teatro que vio la inauguración de este musical creado por Michael Bennett en 1975 con un patio de 299 localidades, en las que los aficionados se agolpaban en los escalones de los pasillos para presencia lo que se convertiría en un clásico que revolucionó los musicales por poner el foco en los trabajadores que hacen realidad las superproducciones de Broadway.
