SUCESOS

Reyertas y prostitución en un bloque de viviendas tomado por «okupas» en Huelva

Vecinos del Molino de la Vega denuncian la situación en el barrio para que el juzgado ordene el desalojo

Estado en el que se encuentra una de las zonas comunes del edificio ocupado Alberto Díaz

M. Rosa Font

En la barriada del Molino de la Vega de la capital onubense, los vecinos quieren recuperar la paz que perdieron cuando un grupo de « okupas » desembarcó en la zona y conquistó a las bravas un bloque de viviendas que ni siquiera había llegado a estrenarse.

El inmueble, en el número 14 de la calle Macías Belmonte de Huelva , es hoy un estercolero : patios, descansillos y pisos acumulan basura y desechos que cuentan la vida que han estado llevando sus ocupantes desde la conquista. Mientras, han desaparecido las instalaciones del aire acondicionado, los sanitarios y los marcos de las puertas , y en las ventanas, a falta de persianas , se ven cartones para evitar la vista al interior y la entrada de luz.

Los okupas de Macías Belmonte rompieron la calma en el barrio y trajeron « violencia y miedo », con reyertas constantes entre ellos en el interior del edificio - que en ocasiones acaban fuera-, venta y consumo de drogas e incluso prostitución , según los vecinos.

El último incidente sobresaltó al vecindario llegando la noche hace poco más de una semana. Se vio a una persona que salió del inmueble a gritos mientras otras dos personas se enfrentaban en una pelea y un grupo distinto golpeaba con una barra los coches con los que se iba encontrando. La calle Macías Belmonte se llenó de Policía Nacional y Local poco después, tras la alerta de los vecinos: se había producido un apuñalamiento y la víctima requirió hospitalización. Al menos dos jóvenes fueron detenidos horas después.

«Es como un hotel para ellos y la realidad es que esto es un polvorín , hay de todo, droga que entra y sale, prostitución...el edificio es caldo de cultivo de cualquier cosa por la falta de higiene y la presencia de ratas», se lamenta la presidenta de la Asociación Nuevo Molino , María Teresa Paus .

Los vecinos han visto como la Policía se ha llevado a algunos con pistola y armados con martillos . De puertas afuera, el comportamiento de los «okupas» no es diferente según las denuncias de los residentes del Molino de la Vega. En los últimos meses, desde que se detectó su presencia a comienzos de año - 28 coches amanecieron con las ruedas rajadas y después hubo algún incendio en el inmueble- se han venido sucediendo agresiones verbales y físicas . «Si te asomas al balcón de tu casa, te insultan y amenazan», afirma Paus para concretar en que una ocasión le tiraron piedras a un vecino que se encontraba en su domicilio. «No llegó a denunciar por miedo».

Los vecinos pusieron en marcha una campaña de recogida de firmas en apoyo del desalojo de los «okupas» y han protagonizado movilizaciones para denunciar la situación de Nuevo Molino y arrancar una reacción al Ayuntamiento , que ya llegó: presencia policial las 24 horas del día y el compromiso de «poner todos los recursos que tenemos en nuestras manos para resolver el problema cuanto antes», confirmó el alcalde, Gabriel Cruz , en una reunión con los representantes vecinales.

Presencia policial 24 horas

La presencia de patrullas de forma permanente ha rebajado la tensión en los últimos días y el barrio comienza a respirar con tranquilidad aunque no da aún la batalla por ganada, queda desalojar con las espaldas cubiertas y las herramientas legales a los que siguen en el bloque (algunos se han marchado por la presión policial).

La denuncia presentada por la asociación ante la Policía Nacional, a la que se han sumado el propietario del inmueble y el Ayuntamiento, está pendiente de reparto en el juzgado para iniciar el trámite para el desalojo por la vía civil.

La situación ha llevado a los vecinos a organizarse para evitar que se produzcan más ocupaciones en la zona, de manera que algunas viviendas vacías se han cerrado a cal y canto. «No nos ha quedado otra opción que actuar y hacer casi de detectives», comenta la presidenta de la asociación.

Desde que la Policía se deja ver, han detectado que hay «okupas» que se han marchado con sus pertenencias, cargando con maletas o bolsas, para buscar otro lugar en el que quedarse. En estos días, los mensajes de alerta saltan de móvil a móvil entre los vecinos del Molino, advirtiendo que no se deje ninguna casa cerrada y con apariencia de no tener vida, aconsejando dejar alguna luz o las persianas subidas, para evitar así que nadie pueda entrar.

En esta zona de la capital onubense llueve sobre mojado. Cerca de la calle Macías Belmonte, en la Avenida Costa de la Luz se vivió una situación similar que se llegó a prolongar hasta dos años , después de que otro grupo de «okupas» se instalara en un local comercial y provocara el pánico y la desesperación en la barriada.

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