Doñana recibe el primer regalo de su 50 cumpleaños

La canciller alemana Angela Merkel, impresionada tras su visita realizada en agosto, envía al Parque Natural cuatro cámaras para el seguimiento del lince ibérico

Ángela Merkel, en su visita a Doñana el pasado verano EP

Miguel Ángel Jiménez

Nadie escapa al hechizo de Doñana, es bien sabido. Su historia es la de la propia atracción del hombre por un espacio sobrecogedor, lleno de contrastes, que se debate entre la dureza y los peligros de sus marismas insondables y la suavidad de sus dunas y de su orilla atlántica. Tan es así que incluso una de las políticas más firmes y poderosas que ha tenido Europa, la canciller Ángela Merkel , ha sido objeto de la fascinación que provoca la mayor reserva natural del continente, a pesar de que las condiciones climatológicas que imperaron durante su visita -fue en agosto, con altísimas temperaturas-, no eran precisamente cómodas.

Sin embargo, y tal y como narra el director del Espacio Natural de Doñana, Juan Pedro Castellano , poco después la embajada alemana les remitió un correo electrónico en el que explicaba que la canciller había quedado «gratamente impresionada por la flora y fauna de Doñana » y especialmente por el trabajo de conservación que se estaba llevando a cabo -la dirigente alemana pudo conocer de primera mano el centro de cría en cautividad del lince ibérico del Acebuche-, y pedía una «sugerencia» para poder realizar un regalo a Doñana . Algo «práctico», detalla Castellano , como no podía ser de otra manera teniendo en cuenta quien ofrecía el presente, que, por cierto, abordaba la ofrenda como un detalle personal, pagado de su propio bolsillo.

Finalmente, la elección fue un equipo de cuatro cámaras de «fototrampeo» , cámaras que se disparan de forma automática cuando detectan la presencia de un animal, muy útiles para el seguimiento de las especies sin intervención humana. Llegarán en breve y serán el primer regalo que el Parque Nacional de Doñana reciba en el año de la celebración de su 50 aniversario. Fue declarado como tal el 16 de octubre de 1969.

Dos flamencos en Doñana ABC

El regalo de Merkel es fiel al espíritu de conservación y protección de un espacio único que fue declarado Patrimonio de la Humanidad de la Unesco en 1994 y que tiene en el lince ibérico, en las aves acuáticas y en el águila imperial sus estrellas más destacadas, pero que también alberga otras especies autóctonas como el caballo marismeño o la vaca mostrenca , igualmente objeto de protección y muestra de la simbiosis entre el hombre y la naturaleza que ha caracterizado históricamente a este entorno.

De hecho, la presencia humana en Doñana constituye otro de los focos de atención primordial para los investigadores de todos los tiempos, algunos de ellos en la esperanza de hallar en sus marismas el mito de la Atlántida. Los estudios más recientes, como el denominado «Proyecto Hinojos» , ubican al hombre en sus tierras desde hace más de 5.000 años, antes de Tartessos , y hablan de los terribles avatares que han atravesado sus dominios, como el tsunami que barrió el Calcolítico y que se habría venido repitiendo cada 500 o 1000 años en el Golfo de Cádiz.

Sin embargo, el hombre habría vuelto a habitar la zona en equilibrio, creando todo un universo de usos tradicionales como la agricultura, la ganadería, la extracción de la miel, la producción de carbón o el aprovechamiento de la piña , labores que han llegado a nuestros días aunque a duras penas ya que con el establecimiento de la figura de protección del Parque Nacional comenzó también el tira y afloja entre los pobladores de la comarca y la administración, a la que se achaca un excesivo afán conservacionista sobre un territorio que en la actualidad aglutina más de 120.000 hectáreas.

Esto no ha evitado que la catástrofe se cebe con su frágil patrimonio . El incidente más reciente fue el incendio que afectó en junio de 2017 a 8.486 hectáreas -según cifras oficiales- del espacio natural y que puso en jaque incluso al Centro de Conservación del lince y el más grave, sin duda, es el desastre de Aznalcóllar. El vertido de lodos tóxicos acaecido en abril de 1998 por la rotura de una balsa minera propiedad de la empresa Boliden avanzó 62 kilómetros que contaminó con metales pesados. Fue necesario aplicar un plan de restauración que costó al bolsillo de los andaluces 163 millones de euros mientras que la empresa, a pesar de los intentos de la Junta de Andalucía , no ha pagado nada.

Estaba por cumplir entonces la gran dama de la conservación natural europea la treintena y hoy, a punto de alcanzar el medio siglo, sigue albergando polémicas. El proyecto de construcción de un gasoducto dentro de uno de los enclaves más estrictamente protegidos del mundo supera la comprensión de un amplio sector de la sociedad mientras la agricultura pugna por conseguir recursos hídricos para poder mantener su actividad -trascendental en la economía de la zona- sin hacer uso de los acuíferos, y tradiciones ancestrales como la Romería del Rocío tratan de adaptarse a las restricciones que se aplican , por ejemplo, en el tránsito por los caminos que llevan a la aldea almonteña y en los que se ejemplifica la unión indisoluble que existe entre la devoción rociera y el entorno que la alberga.

La balsa de lodos que se rompió junto a Doñana EFE

Todo forma parte del complejo equilibrio, de la complicada vida, de Doñana, de la que ni el nombre tiene un origen claro: ¿Fue la aguerrida ganadera local Ana Mallarte o la noble Ana de Silva , esposa del duque de Medina Sidonia, la que motivó el topónimo? Sea como sea, Merkel no ha sido la única celebridad en sucumbir a sus encantos. Antes que ella, los Gorvachov, François Mitterrand, Tony Blair, Andrés Pastrana o Aníbal Cavaco Silva , por citar algunos ejemplos, disfrutaron de una estancia en este entorno donde se dice que Goya habría pintado a sus «majas».

Los presidentes españoles siempre han gustado de ejercer de cicerones en Doñana, especialmente Felipe González , que nunca ha ocultado su pasión por esta tierra y que en 1989 protagonizó una de las anécdotas más célebres de cuantas atesora el parque: el presidente español quiso mostrar a otro canciller alemán, Helmut Kohl, el impresionante espectáculo que ofrece el Cerro de los Ánsares cuando se llena de gansos salvajes. Sin embargo, le advirtió que había que madrugar mucho: tendrían que ir a las seis . «A esa hora llevo yo todos los días dos horas luchando contra la socialdemocracia alemana», respondió a González el político germano. Por cierto, también le hizo un regalo al parque, que iba a cumplir entonces 20 años : un vehículo Mercedes Benz todoterreno que aún se conserva.

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