CARTEL

Centenario de la Coronación de la Virgen del Rocío: En recuerdo de quienes fraguaron la gesta

La Matriz presenta un cartel obra de Juan Miguel Martín Mena, mezcla de modernidad y clasicismo y cargado de simbología y homenajes a figuras como Muñoz y Pabón o el cardenal Almaraz

La Junta de Gobierno de la Matriz almonteña posa junto al cartel anunciador del Centenario. Juan Miguel Martín Mena, autor de la obra, primero a la derecha del cartel Miguel A. Jiménez

Miguel A. Jiménez / M. Humanes

En un bienio tan repleto de efemérides rocieras y, por tanto, de elementos destinados a proclamar la inminencia de las distintas celebraciones, aumenta la complejidad a la hora de gestar una obra que epate y que sea capaz de permanecer en el imaginario de la devoción a la Blanca Paloma. Juan Miguel Martín Mena , el joven artista sevillano al que se le encomendó la enorme responsabilidad de reflejar en un cartel la conmemoración del Centenario de la Coronación Canónica de la Virgen del Rocío lo ha logrado siendo fiel a su estilo, mezcla de clasicismo en el concepto artístico y de la modernidad en el uso de técnicas tan poco habituales como el dibujo a bolígrafo , que Martín Mena ha combinado en esta ocasión con la acuarela .

El resultado es una obra cautivadora por muchos motivos, pero en su impronta, por el contraste entre un fondo protagonizado por colores fríos que deja todo el protagonismo, como no podía ser de otra manera, a la Blanca Paloma, plasmada en colores más cálidos y brillantes, con una indudable estética de principios del siglo XX , época en la que el modernismo, estilo imperante en el momento de la coronación, hacía acto de aparición en España.

La Virgen del Rocío aparece tal y como lucía aquella mañana del ocho de junio de 1919 , a punto de ser coronada –la corona no está completamente depositada sobre su cabeza-, con el rostrillo de plata y con las ráfagas del siglo XIX colocadas al revés, «no sabían cómo se hacía de tanto tiempo que no se le colocaban». Está flanqueada por cuatro coloridos ángeles que portan elementos alusivos a todo el proceso que culminó con la coronación, como por ejemplo el artículo de Muñoz y Pabón titulado «La pelota está en el tejado» o la referencia a los incontables donativos que se recibieron para elaborar la corona, «lo que resume el carácter popular de la iniciativa», desde los más humildes -«¡Va el huevo ofrecido por una infeliz! Va hasta la limosna de alguno que vive de ella», reflejaba el canónigo en su libro «La Blanca Paloma»-, hasta los más espléndidos. También aparecen la bandera nacional, con el escudo del rey Alfonso XIII y la bandera pontificia de Benedicto XV.

Es la parte «humana» de una gesta que el autor ha querido plasmar también como divina , ya que, ante tanto contratiempo y en un hecho que se terminó materializando en un periodo relativamente corto, «la mano divina tuvo que tener algo que ver», destaca Juan Miguel Martin Mena. Así, la Virgen parece rodeada por un orbe dorado inspirado en la cúpula del Palau de la Música de Cataluña , uno de los primeros edificios modernistas del territorio nacional, mientras la corona ligeramente elevada canaliza los rayos que provienen del Espíritu Santo y que la Virgen, como Espejo de Justicia, irradia sobre sus devotos.

En la parte superior de un conjunto que mide 1,30 por 70 centímetros y que tiene «mucho carácter de vidriera», 12 azucenas, en recuerdo de las 12 hermandades que existían en aquel momento, entre las que asoma una libélula, «un símbolo modernista muy positivo, de proyectos y sueños que se hacen realidad», y una abeja que encarna «el modo en el que se vive la devoción rociera, en comunidad».

El presidente de la Hermandad Matriz de Almonte, Juan Ignacio Reales , que ha presentado la obra en el Santuario Nacional de la Virgen del Rocío momentos antes de dar comienzo a los actos del Rocío Chico , ha dejado claro que «desde el primer momento quisimos que una efeméride de tanta importancia no pasara desapercibida y tuviera la mayor trascendencia posible», y de ahí la elección de Juan Miguel Martín Mena para afrontar «la obra de más envergadura» de su trayectoria. «Soy muy devoto de la Virgen, tengo mucho contacto con el Rocío y las hermandades y me sorprendió recibir el encargo», confiesa a ABC.

«Siempre he dicho que soñaba con hacer un cartel de romería, como culmen de mi carrera o cuando estuviera muy consagrada, pero esto lo supera, es algo único, algo que no va a volver a suceder en 100 años, y eso da mucho vértigo», un momento que Martín Mena superó rápidamente para sumergirse en un proceso de documentación y estudio «muy largo e intenso» que finalmente ha quedado plasmado en esta obra histórica.

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