GUERRA UCRANIA-RUSIA
La iglesia de San Nicolás en Granada volverá a la vida casi 20 años después como lugar de oración por la paz en Ucrania
El templo de la plaza donde se encuentra la plaza del mirador más icónico de la capital granadina abrirá sus puertas este viernes en una jornada por la paz
Se trata de un escenario especial dada la relación del santo con Rusia y el hecho de que fueran dos artistas ucranianos los encargados de crear el mosaico frontal
El arzobispo de Granada hace un llamamiento para acoger refugiados de Ucrania: «Abriré la catedral si es necesario»
Cuando la Asociación de amigos de San Nicolás se propuso devolver a la vida la iglesia del mirador más icónico de Granada jamás se hubiera pensado en un conflicto como el que ahora se vive en Ucrania.
Menos que iba resultar un lugar tan culturalmente simbólico en estos momentos de guerra, con un santo patrón de Rusia y un nuevo mural presidiendo el templo obra de dos artistas ucranianos.
Tras varias décadas en absoluta decadencia y en obras desde 2016, la iglesia abrirá al fin sus puertas precisamente con motivo de una jornada de oración por la paz en el país eslavo , tal y como ha anunciado este lunes el arzobispo de Granada. Al lado del altar, la figura de San Andrés, patrón de Ucrania , preside la iglesia tras un traslado de la figura hasta allí con el mismo motivo.
Con todo, más allá del momento histórico que ha tocado para su reapertura y aunque el interior se encuentra todavía con algunas zonas por terminar, se trata de una auténtica hazaña por parte de los integrantes de la asociación.
La historia del templo desde el siglo XX ha sido la de enfrentar una dificultad tras otra. En 1932 el clima prebélico que se vivía en España se reflejó en Granada y concretamente en San Nicolás. Quemada y derruida durante los disturbios el diez de agosto de ese año tardaría hasta 1984 en ser reconstruida.
El parroco de la iglesia incluso cedería su casa al Estado para que se hiciera cargo de la necesaria reforma, pero la mala calidad de la cubierta provocó que apenas 30 años después acabara cerrada a cal y canto por el mal estado en que se encontraban . Desde 2005 fue así, hasta que que en 2012 se constituyó la asociación por parte de un grupo de vecinos.
La financiación, una quimera, fue poco a poco para conseguir que el aval que pedía el banco. «Pusimos un belén en Navidad, hacíamos eventos, pero cuando empezó a conseguirse de verdad fue cuando abrimos la visita al campanario» apunta Antonio Martín, arquitecto responsable de la obra y puesta en valor del edificio.
Las vistas de Granada en en un enclave turístico como pocos ayudó. Y el empeño de la asociación, que no cobró nunca un euro por asistir las visitas, más aún. Lo que se ve ahora, con una bóveda de un material de tejido de nueva generación y los mosaicos hechos por artistas de distintos puntos del globo, es casi el final de un camino difícil, pero trabajado como el que más.
En ese sentido, Martín señala cómo se ha respetado por ejemplo esa parte de la bóveda de estilo gótico , característico de la época en que se construyó, y al mismo tiempo se la ha relacionado con el presente mediante la incorporación de otros elementos y artistas.
Un símbolo 'casual' de unión y paz
Con todo, entre esos elementos, además de la propia cúpula, resalta la actuación de artistas procedentes de distintos puntos del mundo. La intención, «idea del arzobispo», apunta Martín, fue incorporar una idea de la Iglesia global que mostraran a través de su arte las distintas culturas a las que acoge.
Llama la atención, como ya se ha citado, la actuación del artista ucraniano Arsen Bereza junto a su esposa Ivanka Demchuk , los cuales se encargaron de dar forma al mosaico que preside desde el fondo de la iglesia, donde ahora se ha colocado el altar provisional para la jornada del viernes.
Ambos, ya fuera de Granada tras un año de trabajo en San Nicolás , son autores de la pared dedicada precisamente a la Iglesia de oriente. Según fuentes del arzobispado no se tiene claro el paradero de ambos actualmente dada la situación de conflicto.
Por el momento, queda la huella de una obra que se supone histórica tanto por el contexto de estas semanas como por quedar grabados para siempre en lo que, ya sí, se presupone como un enclave fundamental en el barrio del Albaicín de Granada.
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