Reynaldo Fernández, director de la Alhambra
Reynaldo Fernández, director de la Alhambra - PEPE MARÍN/PAG
PATRIMONIO

«Ni un euro de la Alhambra se va fuera de la Alhambra»

Entrevista con Reynaldo Fernández, director del Patronato de la Alhambra y el Generalife

GRANADA Actualizado: Guardar
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El director del enclave patrimonial más visitado de España, Reynaldo Fernández, es historiador especializado en la Edad Media, y musicólogo además de organista. En una entrevista con ABC en su primer aniversario al frente del Patronato de la Alhambra y el Generalife, rehúye de la refriega política y se muestra cauto sobre su antecesora, Mar Villafranca, investigada en el escándalo de las audioguías.

–¿Cómo lleva la maraña burocrática de las adjudicaciones y las contrataciones de un monumento como éste?

–La Alhambra tiene un volumen de contratación muy elevado y tenemos un equipo profesional muy bueno que es el que se encarga fundamentalmente de hacer los pliegos y las mesas de contratación en las que yo no estoy.

–Todos los concursos importantes se han retrasado, ¿la fiscalización de la gestión de Mar Villafranca les frena?

–Se optó por intentar sacar todo lo que pudiéramos a concurso. En cualquier concurso que sacas públicamente, las empresas tienen el derecho de recurrirlo si tienen las expectativas de que se les va a adjudicar. Estamos en una justicia que es muy garantista, y el juez puede admitir esos recursos. Así, las cosas pueden paralizarse y durar más de lo que desearíamos. Pero es el Estado de Derecho y nos parece muy bien que las cosas funcionen así. Nosotros estamos haciendo el esfuerzo para que, aunque algo se pare un poco como ha pasado con las audioguías, se presenten todas las empresas que quieran.

–Precisamente por ese servicio se investiga a antiguos altos cargos de la Alhambra y a empresas de familiares. ¿El monumento se gestionaba como un cortijo?

–Yo creo que no y eso será el juez el que tenga que determinarlo. Se están haciendo investigaciones y es cierto que toda la tramitación administrativa entraña mucha complejidad.

–Pero usted tuvo que reorganizar todo el equipo directivo. ¿Qué valoración hace de la etapa Villafranca un año después de su dimisión?

–Su gestión tuvo aspectos muy positivos y, como todas las gestiones, luces y sombras.

–¿Cuáles son las sombras?

–Aspectos positivos primero… Todo el tema de las exposiciones, situar a la Alhambra al nivel de grandes centros expositivos nacionales e internacionales, son logros del anterior equipo que hay que poner en valor.

–¿Y las sombras?

–No sabría decirlo.

–Un pequeño esfuerzo le voy a pedir.

–En la Alhambra hay un gran volumen de burocracia y temas administrativos que requieren de un gran esfuerzo de control y de seguimiento. Y eso es complejo muchas veces.

–¿Hubo un exceso de autoconfianza?

–No se lo puedo decir. Eso es algo que se está investigando ahora y que desconozco. La Alhambra es un monumento que es muy complejo por el nivel de recaudación, contratos y expedientes que se gestionan anualmente. Tiene muchos aspectos en los que es difícil hacer un buen seguimiento.

–¿Por qué no hay datos aún de la auditoría comprometida hace un año?

–El proceso se pidió que se iniciara el verano pasado. Eso no quiere decir que se inicie al día siguiente, lo empezaron en el último trimestre del año. Vieron muchísima documentación y ahora están estudiándola.

–¿Es la Junta de Andalucía la que pide a la Alhambra los datos?

–Sí, vinieron inspectores de Hacienda y estuvieron aquí consultando una serie de expedientes. Y también nos pidieron otros datos, y con todo eso están haciendo el estudio.

–El proyecto del Atrio para los nuevos accesos no tenía el respaldo de la mayoría de granadinos. ¿Por eso lo paralizaron?

–Efectivamente, se paralizó porque no había un consenso social, tampoco político. Eso llevó a que se pidiera un informe a la UNESCO que estamos esperando. Es un proceso lento pero pensamos que, en un proyecto de esa envergadura, tampoco la Alhambra tiene especial prisa en acometerlo.

–¿Para cuándo el nuevo sistema de reserva y venta de entradas?

–Estamos en ello para poder actualizar un sistema que, lógicamente, con el paso del tiempo necesita una actualización y puesta al día.

–¿El Patronato se plantea ampliar el cupo de visitantes que puede entrar al día?

–No, porque ese cupo está vinculado a la conservación del monumento que por eso tiene un aforo limitado. La Alhambra tiene una demanda de turismo tres veces superior a las entradas de que disponemos. En la zona de los palacios, los propios espacios físicos son limitados. El Palacio de los Abencerrajes o la Sala de Dos Hermanas son pequeños. No podemos tener a la gente como sardinas en lata, ni apelotonarlos ni meterlos a empujones para que vayan más rápido.

–Pero empresarios y administraciones más vinculadas al turismo piden una mayor visión comercial. ¿No se plantea ninguna modificación?

–No, lo que sí vamos es a modificar la normativa, y lo estamos consensuando con el sector turístico, para que la distribución de entradas sea lo más acorde con lo que ellos desean. Pero siempre con una limitación que viene impuesta por la conservación del monumento.

–¿Se puede incorporar alguna medida para que los turoperadores granadinos tengan más acceso a las entradas?

–Nosotros queremos beneficiar a todos los operadores especialmente los que están más cercanos  y que quieren que el turismo pernocte en Granada.

–¿Cómo se puede hacer?

–Estamos en conversaciones con ellos para articular paquetes turísticos de monumentos del Albaicín y de la Alhambra, con entradas combinadas.

–Los empresarios granadinos piden su incorporación al consejo rector del Patronato, ¿es posible?

–Todo se puede hacer, lo que pasa es que hay que valorar si es interesante o no.

–¿Lo es?

–La Alhambra tiene una representación del sector a través de lo que democráticamente eligen los ciudadanos.

–¿No se va a incorporar a los empresarios?

–Por ahora no, no está ese planteamiento. Evidentemente, en algún tema puntual se les pueda consultar.

–Uno de los proyectos en los que se ve su impronta es el de la recuperación del Valle del Darro, ¿cómo se articula?

–Aquí estamos intentando hacer una metodología diferente. Primero hemos hecho una exposición que marca cómo ha evolucionado el paisaje desde el siglo XVI, enriquecida con unas jornadas de trabajo con expertos y vecinos. Se irá actuando por fases, en coordinación con el Ayuntamiento y con la posibilidad de que haya diversos arquitectos.

–¿Por qué no se hizo con el Gobierno local del PP?

–Estábamos hablando con ellos y avanzando bastante también. La relación de la Alhambra con el Ayuntamiento, gobierne quien gobierne, debe ser una colaboración fluida. 

–¿Ha sido una relación fluida en todo momento?

–Bueno, con el Ayuntamiento todo el mundo sabe que ha habido una etapa de bastante confrontación.

–¿El Patronato puede hacer autocrítica por ese periodo?

–No podría hacer una valoración del tema porque me faltan datos.

–Subyace siempre la idea de que la Alhambra se gestiona desde Sevilla de espaldas a los intereses de los granadinos.

–Eso no es verdad en absoluto. Ni que el dinero de la Alhambra se va a Sevilla. Eso son mantras que no son ciertos. El dinero de la Alhambra se queda en la Alhambra, se queda en Granada. Si algún año pasa, que es muy frecuente, que el dinero no se ejecuta por retrasos en las obras, ese dinero va a una cuenta del Patronato que se utiliza para compras patrimoniales. Pensemos que, por ejemplo, el Generalife se compró en el siglo XX, el Carmen de los Catalanes, se compró hace poco. Ese dinero que no se gasta no va a Sevilla ni va a la cuenta general de Hacienda del Gobierno andaluz. Va a esas compras patrimoniales que la Alhambra tiene que hacer o esas emergencias que pueden suceder por una catástrofe natural. Es una cuenta que está para eso, pero ni un euro de la Alhambra se va fuera de la Alhambra.

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