CATA DEL VINO DE CÓRDOBA 2018

El vino de Montilla-Moriles es cuestión de generaciones y gustos

Jóvenes y no tan jóvenes rompen con el mito de que es una bebida para mayores, pero cada uno prefiere beber a su manera

Un joven y un no tan joven brindan en la Cata del Vino ROLDÁN SERRANO

J. Martínez

El vino desata las lengua en el sentido de creación de un determinado tipo de ambiente susceptible de ser usado para hablar, ya sea a modo de tertulia , confidencial entre parejas o hasta para hacer negocios de los que se cierran con un apretón de manos. Eso mismo es lo que aseguran que buscan la mayoría de los bebedores de vino que acuden estos días a la Cata de Montilla-Moriles. Ya sean jóvenes o algo menos jóvenes .

Para Rafael Ruiz , de 65 años, lo que le aporta el vino es «placer personal», la posibilidad de socializarse , de poder hablar con alguien con la excusa de una copa de por medio. «Es una bebida agradable y natural» y en su caso se consideraría un amante clásico , porque es de generosos más que de afrutados y jóvenes.

«Muchos jóvenes prefieren los alcoholes destilados por el mero hecho de achisparse, y yo hace ya 40 años que no pruebo un cuba-libre, sin embargo se ve también a muchos jóvenes entrando en esta cultura».

Daniel Trujillo , de 18 años, y Martín Cruz Campos , de 21, es la primera vez que van a la Cata. A ambos les gusta el vino más que otras bebidas. El fino al primero y el tinto al segundo. «Buscamos un buen ambiente, como el de la Feria, pero también aprender algo de estos vinos nuestros», señala Martín. Para Daniel, el fino le recuerda a su abuelo, que lo consumía, al tiempo que asegura que su sabor le gusta y le resulta fresco.

Aprovechando la hora de comer, un grupo de amigos charla animadamente en torno a una mesa con forma de tonel. Entre ellos se encuentra Antonio Grande , de 73, y exhermano mayor del Rocío. Con él se encuentra también Rafael Ruiz (otro), secretario de la misma hermandad, de 76 años, junto al presidente del Imperio Romano de Montoro y el vicehermano mayor de la hermanad rociera montoreña.

Ideal para tertulias

La copa de todos ellos está llena de fino en rama Tertulia , de bodegas delgado. «Lo buscamos a propósito, porque es el que consumimos durante nuestras tertulias de los jueves», explica Ruiz. Un elemento más del Montilla-Moriles. Riega las muy cordobesas tertulias donde se habla de lo divino y de lo humano entre conocidos y amigos. A Antonio Grande le molesta sobremanera que «una costumbre bonita» como es consumir vino con moderación acabe « deteriorándose y se malentienda al que bebe vino como si fuera un borrachín, cuando es una actividad con la que la gente se abre a los demás y facilita el diálogo ».

Pero, de hecho, ¿es el vino una bebida típica de mayores? La negativa es rotunda por parte de todos. « El vino es de quien lo conoce », explica reflexivo el Ruiz de 65 años. Y con él coincide Ángel Delgado , de 40 años. Se da la circunstancia de que todos los contactados por este periódico eran cordobeses, con lo que, quien más o quien menos, han tenido un mínimo contacto con la cultura del vino.

«Yo no soy un experto en esto de los vinos, pero sé perfectamente lo que me gusta», y en el caso de Ángel es el fino. También él lo conoce desde su casa , porque mantiene la imagen del «cartón que consumía su padre», pero se siente dolido porque en Córdoba «no se aprecia lo que tenemos». Su queja va dirigida a la restauración y a la Feria de Nuestra Señora de la Salud, donde no resulta tan fácil conseguir lo que él quiere. «Vas a muchos restaurantes de aquí y te encuentras Ribera del Duero o vino blanco de Cádiz, pero casi nada de Montilla-Moriles, mientras que en Sevilla parece que saben defender lo suyo».

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