SUCESOS

«Ha tenido que echar agua mi mujer ahí, porque mira ahí está la sangre»

Los testimonios de los residentes en la plaza Patio La Voz del Pueblo no arrojan luz sobre el apuñalamiento mortal

Unas niñas pasean por el Patio La Voz del Pueblo de las Moreras VALERIO MERINO

BALTASAR LÓPEZ

Cuando cae la noche , una mancha de sangre , que empieza a perder el color, es el único resto visible en la plaza Patio la Voz del Pueblo de Las Moreras (Córdoba) del apuñalamiento que le ha costado la vida a un hombre horas antes.

El espacio ofrece la imagen de una noche de verano, con niños correteando y jugando la pelota y adultos intentando combatir el calor con el airecito. La vida se abre paso incluso en esas situaciones.

En la plaza , p oca información se puede obtener del trágico suceso . Un hombre de cierta edad, sentado en una sillita de playa, da al periodista la única señal visible del apuñalamiento: «Ha tenido que echar agua mi mujer ahí, porque mira ahí está la sangre» . «Ahí, ha caído desplomado», añade, mientras se lamenta de que Sadeco (la empresa municipal de limpieza) no venga a limpiar. «Eso lo están viendo los niños y se enteran», se queja.

Asegura que la víctima es «un vecino de ahí» -señala uno de los bloques-, pero «vamos, como conocerlo, no lo conocía». Afirma que, al haber pasaddo todo cuando se estaba echando la siesta (a las cinco y media fue el aviso al servicio de Emergencias 112), se encontró con lo sucedido al levantar las persianas. «No sabemos ni cómo ha sido ni por qué», dice amable.

A unos metros de él, otro hombre también de cierta edad , sentado en el espacio central que se levanta en el patio y observando su móvil, sostiene que también a él le pilló el suceso «acostado». Ha sido, tras levantarse y al dirigirse a «comprar en el puesto», cuando se ha enterado de lo sucedido. «Bueno, me he enterado de que había habido una pelea», matiza, porque realmente ha sabido que «habían matado en el patio a un hombre mayor» tras consultar la prensa local digital.

«No tengo ni idea de quién es el apuñalado . Es más, salí, vi que esto estaba lleno de policías y le pregunte a un vecino que estaba sentado en el poyete: "¿Qué es lo que ha pasado?". Pero aquí nadie dice nunca nada . Aquí no sabe nadie nada », concluye.

Su relato es batante más extenso que el de un grupo de hombres y mujeres que toman el fresco en la plaza. «Nosotros no hemos escuchado nada» , dicen al periodista.

Intentar saber algo más consultando a quienes pasean sus perros es igual de infructuoso. Uno de ellos asegura haber llegado «ahora a casa» y otro sostiene «no haberse dado cuenta de lo sucedido» y alega que «salgo poco».

Un último intento con un joven , que parece estar liándose un porro, tampoco da demasiado de sí. Acepta que el periodista le pregunte, por el apuñalamiento, aunque advierte a las primeras de cambio: « Poca cosa te voy a poder decir ... Además, no vivo aquí. He venido a ver a mi madre. Estaba durmiendo en su casa. Yo vivo en otro barrio. Aquí vive la vieja».

«Estoy yo intentando a ver si cojo alguna onda de algo. ¿Que se ha muerto y todo? », acaba él interrogando al plumilla. Cuando el periodista le dice que sí, añade: «¡Qué fuerte!». Y le pide fuego al redactor que no tiene. La medianoche se acerca a la plaza Patio La Voz del Pueblo, donde, pese a su nombre, no se pueden recoger casi sonidos que aclaren lo sucedido.

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