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Semana Santa, historia de amor

Es una historia que comenzó hace dos mil años y que se rememora en esta semana mayor, acaso para recordar que donde no hay amor surge el odio

Antonio Gil: «Mi amistad con Suárez fue un mensaje de Dios»

Cruz de guía de la hermandad de la Sentencia ÁLVARO CARMONA
Juan José Primo Jurado

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Precedida de aromas a incienso y a azahar que llevan días inundando las calles cordobesas , de vía crucis y salidas de prohermandades y del pórtico espléndido del Viernes de Dolores , cuando los cordobeses peregrinamos a la plaza de Capuchinos para visitar y rezar ante la Señora de Córdoba , la Semana Santa ya está aquí. Una Semana Santa de las calles largamente esperada por su ausencia los dos últimos años. Esta mañana, la parroquia fernandina de San Lorenzo abrirá sus puertas para que salga la primera cofradía, la Entrada Triunfal , con su cortejo de niños y palmas. Y dentro de una semana, en otro templo erigido por el rey Fernando III, Santa Marina , se encerrará la hermandad del Resucitado . Un total de 38 procesiones recorrerán las calles de Córdoba .

Este Lunes Santo , mis hijos y yo recuperaremos la tradición de vestirnos el hábito de nazareno de la Sentencia y acudiremos a San Nicolás para comenzar la estación de penitencia . Sí, la Semana Santa es tradición, sentimiento, vivencia, oración, aroma, reflexión, color, arte, patrimonio. Pero sobre todo es una historia de amor. Una historia que comenzó hace dos mil años y que se rememora en esta semana mayor, acaso para recordar que donde no hay amor surge el odio… como las escalofriantes imágenes de la invasión rusa a Ucrania nos recuerdan cada día.

Antonio Gil , a quien hoy dedica su entrevista en ABC nuestro compañero Aristóteles Moreno , ha escrito: «En la Semana Santa que comenzamos, Dios nos ofrece, ante todo y sobre todo su amor: Tanto amó Dios al mundo que envió a su Hijo Unigénito para salvarlo. Por eso, podemos llamarla la Semana del Amor, que el pueblo cristiano contempla en sus imágenes con sublime devoción. En segundo lugar, Dios nos ofrece su vida, derramando en la Cruz hasta la última gota de su sangre. La Cruz no conduce a la muerte sino a la vida. Y en tercer lugar, Di os nos ofrece la salvación. Él llevó nuestros pecados en su cuerpo y sobre el madero de la cruz , para que vivamos para la justicia ».

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