CABALGATA DE REYES MAGOS DE CÓRDOBA 2020
Los Reyes Magos ponen un brillante broche a la Navidad de Córdoba en un populoso desfile
La Cabalgata ha recorrido la ciudad ante la expectación de niños y mayores en un día con el tiempo apacible
R. Verdú
Puntual, a las cinco de la tarde, sonó el «chupinazo» que ha dado salida a la Cabalgata de los Reyes Magos que despide la Navidad, y que apura su recta final que llegará sobre las nueve y media de esta noche. Miles de personas han abarrotado las calles por donde ha pasado el desfile, entre la Plaza de Santa Teresa y la Avenida de la Agrupación Córdoba. Y con el público aumentando conforme la comitiva de Sus Majestades se acercaba al Centro , sobre todo tras cruzar el Puente de San Rafael. Es más que probable que se alcanzara la cifra dada por el Ayuntamiento: entre 80.000 y 100.000 personas habrán visto en algún momento la Cabalgata de Córdoba .
Abrió la comitiva un simpático grupo de expertos patinadores, unos 20, disfrazados de duendecillos verdes . Detrás, tres jinetes de la Policía Local a caballo con uniforme de gala daban el toque de distinción. Después venían carrozas infantiles y pasacalles con los motivos que gustan a los más pequeños de la casa, con personajes de películas y de dibujos animados.
Las tres carrozas bíblicas , recuperadas para la Cabalgata de este año, recordaban que la Navidad y la Epifanía siguen siendo fiestas que tienen un carácter religioso. A nadie parecieron molestarle las referencias cristianas en tres de los carruajes, más bien al contrario. «¡Aquí, aquí!», les gritaban desde la Avenida de Cádiz a los niños vestidos de pastorcillos en las carrozas de la Anunciación, la Visitación y el Portal de Belén . Sobre todo a esta última, desde donde lanzaban los regalos a manos llenas. Además, estaban decoradas con alusiones muy claras a Córdoba: la Anunciación, con el frontal de la fuente de la Piedra Escrita; la Visitación, con lo que semejaba un patio cordobés; y el Portal de Belén, con los arcos de la Mezquita-Catedral.
El pasacalles de los Bomberos de Córdoba fue uno de los más aclamados. Entre 20 y 30 efectivos de la unidad municipal, con su uniforme de faena, escoltaban varios vehículos ligeros de extinción de incendios cargados hasta los topes de golosinas y regalos . A los niños les encanta ver a los bomberos con todo su equipamiento. También gustó mucho la charanga del Córdoba CF , con sus componentes vestidos con camisetas del club con sus nombres grabados en la espalda. Y todos se llamaban igual: «Abónate».
La música, aparte de las murgas, corrió a cargo de dos bandas cordobesas. La primera era la de cornetas y tambores de la Coronación de Espinas , con unos 60 músicos uniformados con un elegante traje de cuello mao; la segunda, algo más pequeña, era la banda del Cristo del Amor , que llenó el ambiente de villancicos y sones populares.
Pero el plato fuerte estaba detrás, con las carrozas de los pajes y de Sus Majestades Melchor, Gaspar y Baltasar . Desde allí se lanzaban no solo caramelos, sino también pequeños regalos, bolsas de chucherías, gominolas...
Los Reyes Magos cruzaron el Puente de San Rafael en una bella estampa, justo cuando el sol se ponía río abajo. Eran en torno a las 17.45 horas. Nada más atravesar el Guadalquivir, la Cabalgata tuvo que hacer una pequeña parada para aprovisionarse de caramelos y regalos. Varios palés aguardaban en la avenida del Flamenco vigilados por voluntarios y Policía Local, mientras miles de personas esperaban en las cercanías. «¡Ya vienen!» , gritó un niño a horcajadas sobre los hombros de su padre al ver la Cabalgata llegando desde e l Puente de San Rafael.
En ese punto justamente se incorporaron los miembros de Fepamic, la Federación Provincial de Asociaciones de Personas con Discapacidad Física y Orgánica de Córdoba cuya presidenta, Sara Rodríguez , encarnó al Rey Gaspar . Por primera vez un grupo de discapacitados pudo acompañar a la Cabalgata desde la avenida del Flamenco hasta el final del desfile.
Ya en la avenida de la Victoria , nada más atardecer, un río de gente se incorporó a la Cabalgata. Fue uno de los momentos en que más público se congregó a los márgenes del desfile. Había familias al completo, pero también muchos jóvenes y personas mayores. Todos querían su parte de los 9.000 kilos de caramelos , 60.000 bolsas de frutos secos, 2.500 kilos de gominolas o 160.000 productos infantiles que se repartieron a lo largo de cuatro horas de recorrido. Un pequeño presente antes de que mañana lleguen los regalos de Sus Majestades a casa.
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