Políticos de salón

«Una imagen vale más que mil palabras». Las fotografías demuestran realidades que si pretendemos describirlas con palabras necesitaríamos miles de ellas. Por ello invito a los lectores que busquen en la hemeroteca de ABC el diario del pasado día 1. En él hay dos fotografías que muestran una realidad existente en Córdoba que algunos percibimos pero que por falsa prudencia o porque somos como somos y no nos atrevemos a denunciar.

En la primera imagen, responsables de CECO, Cámara, CC.OO. y UGT se encuentran en la puerta de la Delegación del Gobierno de la Junta para entregar un escrito detallando justificadamente las pérdidas económicas que para Córdoba representa el inconcebible retraso de años en algunas infraestructuras. Haciendo referencia concreta al Palacio de Congresos de la calle Torrijos, propiedad de la Junta de Andalucía, cuya obra de acondicionamiento parece no tener final.

De esta primera imagen no haré más comentarios ya que Aristóteles Moreno y F. J. Poyato lo han hecho magistralmente la semana pasada, en este mismo diario, en sus artículos «Una tierna fotografía» y «La foto de Torrijos».

A vuelta de página encontramos otra interesante imagen. Describirla es difícil porque para mí es difícil explicar las sensaciones que emanan de una fotografía. En ella, la presidenta de la Junta de Andalucía reposa su cabeza sobre la alcaldesa al tiempo que le echa el brazo por los hombros. La señora Ambrosio sujeta la mano de doña Susana para no romper ese revelador y cómplice abrazo. Maravillosa política de salón.

Desconozco si ambas fotografías están hechas el mismo día, por más que eso no es determinante para lo que quiero expresar. Que Córdoba como ciudad está dolida con la Junta por la falta de rigor en terminar un equipamiento muy necesario para nuestro desarrollo económico, lo demuestra la primera imagen. Que no se ha batallado ante la Junta como hay que luchar para que estas cosas no ocurran, lo demuestra la segunda foto. Córdoba no está siendo defendida como Córdoba se merece. A veces hay que decir en alto y sin reservas, menos fotos para la galería y más realidades para aquellos a los que uno se debe. Estoy convencido que si se hubiera hecho bien a lo largo de los casi dos años de gobierno, la segunda imagen difícilmente se hubiera producido, ni la primera hubiera sido necesaria.

A veces pienso que a los políticos sólo les interesa su carrera y, sólo por ello, nuestro voto. Los ciudadanos les importamos un bledo. Desconozco si muchos españoles piensan igual. Si así fuese, como demócratas deberían decirlo abiertamente. Lo peor que puede suceder en España en estos momentos es que los votantes saquemos la conclusión y callemos, que nuestra democracia, además de confiscatoria, camina de espaldas a los ciudadanos.