EL DEDO EN EL OJO
La política esquizoide
Nuestra clase política hace tiempo que ha formalizado su divorcio con la realidad y las personas
Hace ya una semana que se publicaron los resultados del sondeo de Dataestudios para ABC sobre Percepción Social y Política centrado en Córdoba . Como mis compañeros de opinión ya han dado su parecer y yo no podría hacerlo mejor que ellos, no volveré a comentar los consabidos resultados de dicha encuesta que, seguro, todos ustedes conocen.
Pero sí me quiero centrar en el meta-análisis que de los resultados del mencionado estudio se puede hacer: nuestra clase política cordobesa dirigente ha formalizado hace tiempo el divorcio con la realidad y con «las personas» a las que dice representar. Y aún existe un segundo elemento que se extrae del sondeo: las ideologías han muerto .
Ya apuntaba en un artículo anterior que, al fin, la práctica política en nuestra ciudad (y por extensión, en el resto de España) se ha convertido en un burdo juego de sabios y necios donde los primeros quedan representados por los ciudadanos y los segundos por quienes habitan Capitulares sentados en sus vacuas y efímeras poltronas (por más que quienes sientan sus culos en ellas pretendan incluir las mismas en el inventario de sus bienes personales). Decía yo entonces que mientras los sabios vecinos apuntan con el brazo extendido hacia los problemas de creación de empleo o de falta de empresas e inversión , los necios ediles miran el dedo de la extemporánea inmatriculación de la Mezquita-Catedral o de la ubicación de l a carrera oficial de la Semana Santa .
El divorcio se ha consumado porque allí donde los ciudadanos muestran sus preocupaciones, lejos de atenderlas, el gobierno municipal (así, con minúsculas) hace alarde de sus frivolidades. Llevados por el paroxismo de su ideología, a la coalición de la ultra-izquierda del PSOE con IU poco parece importarle las auténticas preocupaciones del ciudadano que cada día intenta abrirse paso en un mundo cada vez más complicado; es precisamente la inacción de gobierno la que termina de enredar todo hasta hacerlo más difícil (¿quiere usted ser empresario en Córdoba? ¡Átese los machos!). El ayuntamiento está en otra cosa, atendiendo cuestiones que a nadie importan y dejándose llevar por un marco ideológico tan hermético que ni siquiera la realidad es capaz de penetrar en él para modificarlo en alguna medida.
Esa ideología rancia, retrógrada, disfuncional y distópica que representa hoy la izquierda hace que, de manera recalcitrante, los responsables políticos afectados por el delirio de ese ideario decidan acometer actuaciones que están fuera de lugar. El último ejemplo de ello lo tenemos, una vez más, en una decisión del grupo socialista en el ayuntamiento cordobés de llevar a pleno la eliminación del lenguaje sexista en toda la documentación institucional municipal . A esa propuesta -consecuencia de un clamor popular de la gente que no tiene en sus vidas otro problema que éste- se le unen otras ocurrencias muy del gusto progre y en la línea de la colección otoño- invierno diseñada por los laboratorios progresistas: instalación de publicidad contra el machismo a la entrada de los municipios, formación feminista a los agentes sociales, instalación de simbología contra la violencia a las mujeres en los ayuntamientos y otras zarandajas que vienen a constituir lo que ya podemos denominar como «saturación de género».
Las utopías igualitarias , de género, redistributivas, federalistas, relativistas y hedonistas, parecían haber venido para quedarse , pero tengo la impresión de que la gente, harta de imposiciones, frivolidades y ocurrencias, empieza a reaccionar . No puede permanecer por más tiempo la ficción que la izquierda viene construyendo hace años haciendo uso de material de derribo para construir sus pretendidos sólidos muros. La gente de Córdoba así lo ha dicho. ¿La escucharán? Tengan por seguro que no.
