Mirador de la calle Osario Romano, donde estaba el taller en el que se produjo el asesinato
Mirador de la calle Osario Romano, donde estaba el taller en el que se produjo el asesinato - ARCHIVO
TRIBUNALES

Piden que se reabra un caso de asesinato a un joyero de Osario Romano ocurrido en 1995

La Audiencia rechaza la primera propuesta de que Telefónica aporte las llamadas realizadas hace 21 años

CÓRDOBA Actualizado: Guardar
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El asesinato de Joaquín Rodríguez, un platero que residía en la calle Osario Romano del barrio del Sector Sur en noviembre de 1995, está aún por resolver. Después de más de dos décadas con un expediente judicial en «stand by» a falta de un sospechoso y pruebas para juzgarlo, la Audiencia Provincial de Córdoba ha rechazado la prueba solicitada por el letrado de la familia de la víctima, Pedro Herrera Cuevas, quien había pedido a Telefónica el listado de llamadas que recibió el fallecido justo antes de perder la vida.

Herrera, que ha recibido recientemente este caso por el fallecimiento del letrado que hasta ahora lo había tratado, cree que «aún hay muchos cabos sueltos en el expediente y pese a que la Policía investigó -llegó a pinchar el teléfono a un sospechoso durante meses- nada pudo sacar en claro para una imputación».

El informe forense habla de golpes, cortes en el tórax y un gran charco de sangre bajo la cabeza

A las 9.45 horas del 24 de noviembre de 1995, el juez, la secretaria judicial y la Policía levantaban acta en el taller de joyería donde poco antes los trabajadores habían descubierto el cuerpo sin vida de este joyero cordobés que entonces contaba con 46 años de edad. El atestado policial era claro: «Muerte violenta». Habían apaleado y acuchillado al joyero hasta causarle la muerte. El informe forense habla de múltiples golpes en la cabeza, cortes en el tórax, manos y un gran charco de sangre de un metro de diámetro bajo la cabeza.

La solicitud del letrado Herrera a la Audiencia Provincial se basaba en los testimonios de los trabajadores del taller que ese día se despidieron de su jefe, quien les explicó que se quedaría aún más tarde esperando una llamada y una visita. Sólo se sabe, que a partir de ahí, sobre las 21.00 horas, dos vecinos que iban a sacar la basura escucharon por separado una pelea y algunos gritos de voz ronca que a los pocos segundos cesaron.

Sin registro de llamadas

Ninguno llamó a la Policía. Para entonces, seguramente Joaquín ya había sucumbido a los golpes y puñaladas que le asestó su asesino. «Hemos solicitado de Telefónica que mirara ese número, pero la Audiencia asegura en su resolución que la respuesta de la empresa es que no está obligada a guardar ese registro de llamadas 21 años después». El atestado de la Policía hablaba de que las cerraduras de la puerta del taller estaban intactas y la caja fuerte abierta. Faltaban algunas bateas de oro pero parte del metal estaba aún dentro.

Según el letrado de la familia de Joaquín, «Telefónica no está obligada a custodiar los datos pero, pese a eso, discrepamos, porque nos consta que la compañía tiene archivos históricos que se pueden consultar». La familia continúa buscando el asesino de este joyero cordobés y su abogado estudia solicitar otras pruebas.

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