LA CERA QUE ARDE

Patrimonios

Si Sevilla tuviera cuatro títulos Unesco no habría consejerías para cuidar lo que es suyo

Visitantes en el yacimiento arqueológico de Medina Azahara Valerio Merino
Rafael González

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Voy a comenzar hoy en mi más pura linea asertiva y de hacer amigos: imagínense a Sevilla con cuatro Patrimonios de la Humanidad . No habría suficientes canales televisivos públicos andaluces para dar cobertura a tan magno acontecimiento. Tendríamos que mudarnos a un monasterio como cuando el Madrid gana una Champions o CR7 se cambia de lado la raya del pelo y se abren con ello todos los telediarios.

Pero no, resulta que por obra y gracia de la Unesco , la ONU , la OPEP y las conjunciones astrales somos los cordobeses los que disfrutamos tales nombramientos, declaraciones o reconocimientos. Ahora ha sido, ya lo saben, Medina Azahara . Todos hemos sido de Medina Azahara desde chicos. ¿No se acuerdan de cuando en 1984 nos dedicábamos a tuitear hashtags con #yoamomedinaazahara?

Yo tampoco. Estaba en el BUP y las redes sociales eran los colegas. Medina Azahara entonces estaba diseminada en muchas casas particulares a modo de ánfora, cacho de capitel o medio aljibe. Era gratis irse de perol al entorno como quien se va a La Palomera y hacerte con un cacho de resto del palacete para decorar la balaustrada de la parcela. Tal era nuestro amor por el patrimonio.

Años más tarde le hicieron reforma y habilitaron salas de vídeo, explanada para autobuses y lo pusieron cuqui tal y como exige la museografía contemporánea. Aún recuerdo las goteras junto a las lámparas de un techo de cemento posmoderno en la recepción. Había llovido mucho y la humedad está reñida con el diseño industrial, como ya sabemos.

Recuerda estos días el hacedor y empresario Alfredo Romeo cómo en 2008 compró con su empresa de entonces dos todoterreno eléctricos para hacer rutas entre la ciudad y Córdoba la Vieja. Una manera bonita de llegar a Medina Azahara y descubrir caminos casi abandonados. El director del complejo recibió el proyecto con un hastaluegolucas tan habitual en los funcionarios o empleados públicos del Virgencita Que Me Quede Donde Estoy, esa enorme consejería que aglutina a todas las demás. No había Twitter tampoco, por entonces. Alfredo, más fuera profesionalmente que en su querida Córdoba, forma parte de ese patrimonio humano con más valor que el que se lleva las etiquetas oficiales, por cierto.

Y sí, si Sevilla tuviera los galardones que nosotros poseemos, no habría tour operadores, consejerías, telediadios ni sevillanos que dieran a basto para promocionar y cuidar lo que es suyo primero y después de la humana humanidad.

Por aquí ya hemos dedicado el Twitter, tras la fiesta patrimonial, para elucubrar con los fichajes del Córdoba que no llegan ni seguramente lo hagan, comentar el concierto de Drexler porque oh estuvimos allí qué emoción, o en quedar para el próximo perol en la parcela. Desde allí se ve preciosa nuestra Medina Azahara. Echemos un dominó, mientras.

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