Foro Cultural ABC Córdoba

Paloma Sánchez-Garnica: «Una sociedad leída es más crítica, es capaz de no dejarse manipular»

La autora habla de 'Últimos días de Berlín', finalista del premio Planeta, en el Real Círculo de la Amistad

Paloma Sánchez-Garnica, durante su intervención en el Foro Cultural de ABC Córdoba Valerio Merino
Luis Miranda

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Frente a una sociedad a la que se le puede manipular con mensajes falsos o distorsionados, la lectura y la cultura como elementos críticos. Paloma Sánchez-Garnica ha hablado de ellos al referirse a la forma en que Hitler llegó al poder en Alemania, con eslóganes cuya propagación a veces no es distinta de la forma en que llegan hoy.

La escritora ha participado en la tarde de este martes en el Foro Cultural de ABC Córdoba, para hablar de 'Últimos días en Berlín', la novela con la que fue finalista de la última edición del premio Planeta . Se ha llenado el Salón Liceo del Real Círculo de la Amistad para escucharla en esta iniciativa de ABC patrocinada por la Fundación Cajasur y con la colaboración del Ayuntamiento.

En conversación con el director del foro, José Calvo Poyato, la escritora ha contado cómo en 2019 se le cruzó la lectura del libro 'Archipiélago Gulag' y decidió hacer una obra en que se vieran «las dos caras de una misma moneda, los dos totalitarismos de Hitler y Stalin ».

Paloma Sánchez-Garnica se confiesa «una escritora de brújula », que trabaja «sin argumentos, sin saber el final, sin esquema de personajes», de forma que van creciendo. Sí se basó en el protagonista de 'Doctor Zhivago' para Yuri, uno de los protagonistas de la obra.

«En la vida somos personajes principales de nuestra vida, pero tenemos personajes alrededor que nos condicionan. Voy hilando la historia y los personajes se van presentando, sin saber qué importancia van a tener. Se van haciendo con su propia historia , con su propio espacio», ha afirmado Paloma Sánchez-Garnica.

Público asistente al acto en el Salón Liceo del Real Círculo de la Amistad Valerio Merino

El papel de la cultura y el saber para frenar los fanatismos ha sido una parte fundamental de su intervención. En la Ilustración se pensaba que la extensión del conocimiento serviría y ahora, con tanta información, «se necesita cribar para no caer en unos eslóganes fáciles que entran muy rápidamente».

«Una sociedad leída es más crítica, es una sociedad capaz de no dejarse manipular y de plantar cara. No hace falta ser catedrático ni tener una licenciatura, sino leer», ha insistido. Alemania era precisamente una sociedad culta, pero rota, que tuvo un vacío tras la derrota en la I Guerra Mundial, y eso «lo vino a llenar el nazismo ».

Su intervención ha pasado por distintos episodios de la II Guerra Mundial a los que se hace referencia en el libro, pero también por su intención, que era no hablar de las trincheras o del holocausto , sino de cómo vivieron las mujeres el conflicto.

Lo ha hecho con personajes de carne y hueso, que en ocasiones han podido justificar el antisemitismo que, como ha recordado, era corrienta en toda Europa en aquellos años, pero que evolucionan hasta que se les cae la venda y ven el horror que tienen ante sí.

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