Cultura

Paco Peña, ochenta años de genio flamenco y vitalidad

Ultima 'Solera', su último espectáculo que muestra una larga trayectoria de primer nivel con la guitarra

El músico presentará la iniciativa en Londres bajo una definición de «celebración de la madurez»

Paco Peña, en el patio de su casa de Córdoba Valerio Merino

Félix Ruiz Cardador

Cuenta el guitarrista Paco Peña que la edad no perdona a nadie, y que los años le dejan su factura, pero los hechos parecen refutarlo. Lo demuestra la intensidad con la que habla de proyectos y en especial del que tiene estos días entre manos y con el que celebrará su 80 cumpleaños , primero en Londres y luego en otras ciudades internacionales.

Titulado 'Solera', Peña lo define como «un espectáculo que contempla lo que es la madurez del artista que tiene el arte sentido y aprendido, pero combinado con la juventud y el deseo legítimo de cambiarlo todo que es propio de esos años de la vida».

Desde su refugio cordobés, su casa de la histórica calle Cabezas , Paco Peña ha ido dando forma a este montaje, en el que se va a rodear de grandes artistas como siempre ha hecho durante las últimas décadas, en las que ha triunfado en los principales escenarios del mundo.

'Solera' , según lo explica, es una reivindicación de la veteranía, de lo que va adquiriendo poso con el paso de los años «como le ocurre a los vinos», pero sin caer en la soberbia de la edad ni desdeñar el valor de unas nuevas generaciones que van llegando al flamenco como ideas e ilusiones.

Portada de uno de los discos de Paco Peña ABC

«Yo creo que lo mejor siempre es un equilibrio », explica el artista flamenco, histórico fundador del Festival de la Guitarra de Córdoba y que a lo largo de su vida ha compartido escenarios con leyendas de la música como Jimmy Hendrix, Paco de Lucía o Peter Gabriel.

Durante la conversación, en la que tiene a centrarse más en el futuro que en el pasado, Peña evoca por un momento sus orígenes. Miembro de una familia de nueve hermanos criada en la actual calle Lineros, y en los aledaños del Potro , recuerda que sus familiares y vecinos eran gente «trabajadora y honrada y que vivíamos con mucha alegría », explica.

«Esta es mi ciudad, este es mi mundo, y sigo enamorado de ella», explica quien divulgó lo jondo fuera de España

Se recuerda acompañando a su madre a comprar a la Lonja , pues ella se dedicaba a la venta de verduras y hortalizas en La Corredera. Y también evoca su casa como un lugar dinámico, por el que pasaba mucha gente y en el que siempre había algo que celebrar .

Fue en ese contexto, en un barrio de larga tradición artística y flamenca, donde aprendió a tocar la guitarra con apenas seis años e influenciado por su hermano mayor, lo que significaría una puerta que se abría a un destino que lo llevaría desde ese territorio tan pequeño y protector hacia los largos viajes y el triunfo internacional. Debutó como profesional siendo aún un niño, con doce años de edad, por lo que su carrera acumula hoy casi 70 años de labor y creación.

Pionero

Aunque apegado a Córdoba, pronto aprendió que el camino del artista flamenco es viajar y se estableció en diversos periodos en Madrid y Barcelona para trabajar con tocaor de acompañamiento para el cante y el baile.

Inquieto como es, apasionado de lo suyo y simpático por naturaleza, en la década de los 60 puso aún más tierra de por medio y se plantó en Londres, donde en apenas unos años ya tocaba como solista en la prestigiosa sala de música clásica Wigmore Hall , paso previo a sus primeras grandes giras internacionales.

De los espectáculos que luego han ido llegando, Paco Peña destaca sobre todo un aspecto: la honradez . «El arte debe de conmover y eso no se puede lograr si no eres honrado con el público y contigo mismo», explica. Su fórmula parte del « respeto a la tradición y a todo lo que hemos aprendido de los mayores», pero sin olvidar tampoco los avances que se van produciendo. «Hay que estar atento a todo y siempre dispuesto a aprender», explica.

Portada de uno de los discos de Paco Peña ABC

También hay algo importante en la definición que el guitarrista hace de sí mismo: que es « activo por naturaleza » y que «no hay que tenerle miedo a nada». Todos esos condimentos han sido la base de una carrera en la que nunca ha dejado de derribar barreras , de tal modo que su nombre figura con todo merecimiento en el selecto club de los músicos flamencos que han logrado que el género entrase con pleno derecho y éxito de público y crítica en grandes escenarios internacionales como el Albert Hall de Londres o el Carnegie Hall de Nueva York , sin olvidar otros países como Australia, Japón, Francia o Canadá, por cita solo algunos por los que han pasado sus espectáculos.

De este tránsito que vivió el flamenco en la segunda mitad del siglo XX habla Paco Peña con emoción y lo hace en primera persona porque lo ha vivido año tras año y siempre en primera línea. «Yo he estado en muchísimos sitios y al principio nos veían con respeto pero como algo pintoresco », recuerda. Eso fue cambiando con los años y los grandes escenarios comenzaron a abrirles sus puertas.

También cambió la actitud del público, que comenzó a aprender y a asumir el género no como algo exótico sino «como algo normal», como otra expresión musical .

«Siempre que pudo, busco el talento entre los músicos de Córdoba», afirma Peña, que asegura que no dejan de salir nuevos talentos

El guitarrista reconoce que ha sido «una evolución fantástica» y explica que «el flamenco es hoy una música conocida en todos los lugares del mundo y que los grandes artistas, sean del estilo que sean, observan interés y quieren aprender». Poco se parece el flamenco actual al de aquellos años 60 en los que Paco Peña, en plena dictadura, hizo las maletas para irse a Inglaterra .

No hay duda de que todo cuanto hoy se vive, cuando son decenas los artistas cordobeses y andaluces que hacen giras por Estados Unidos , Asia o Europa, es el resultado de estos avanzados como Paco Peña que en su juventud fueron pioneros y se lanzaron a la aventura de llevar los palos del flamenco a lugares donde no se escuchaban.

En el caso de este artista, el ser consciente de ello no da pie sin embargo a que se aleje de sus raíces. Bien al contrario, se le nota feliz en sus estancias por su hermosa casa cordobesa , que al fin y al cabo es su punto cero y el lugar perfecto para crear y armar sus nuevos proyectos musicales como este espectáculo.

Imagen promocional de Paco Peña en la década de 1970, en el Alcázar de los Reyes Cristianos ABC

«Córdoba es mi ciudad , mi mundo, y yo sigo enamorado de ella», dice. «Aquí hay arte por todas partes y me gusta ver que no deja de salir gente joven con ganas de cambiar las cosas», añade.

El compromiso

De ese compromiso con su tierra es de donde nació su decisión de fundar en 1981 el Festival de la Guitarra, que puso en pie con sus propios recursos y con apenas una pequeña ayuda municipal , y también su costumbre de intentar incluir en sus espectáculos a músicos de la ciudad , lo que ha permitido que sean varios los guitarristas y cantaores que lo acompañado en sus giras a lo largo de las últimas décadas, como ahora lo hace por ejemplo uno de sus hombres de confianza, el guitarrista Rafael Chaparro hijo.

«Siempre que puedo busco aquí, aunque en esta ocasión, con 'Solera', la misma idiosincrasia del espectáculo me haya hecho decantarme por un guitarrista que hoy hace algo único como Dani de Morón o por el coreógrafo sevillano Fernando Romero», explica.

Paco Peña, en el concierto de su 'Réquiem por la tierra', en la Mezquita-Catedral de Córdoba en el Festival de la Guitarra de 2021 Ángel Rodríguez

En cuanto al futuro, Paco Peña se muestra feliz con lo que hace y desde la sencillez que le caracteriza explica que no está cansado y « mientras no me canse voy a seguir adelante porque nada ha cambiado». Reitera que «siempre me ha gustado ser activo, hacer cosas y moverme, y mientras la salud lo permita seguiré igual porque eso a mí me funciona y me hace feliz».

No ve por ello Paco una despedida en 'Solera', por mucho que su contraste entre tradición y renovación sea al final un equilibrio de su propio concepto de vida, y avanza que después de este montaje, si todo sigue igual, vendrán otras aventuras. Queda claro que el niño que cogió una guitarra con seis años en las fiestas del Potro aún mantiene viva su leyenda de genio creativo y su pasión a un tiempo cordobesa y universal.

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