PERDONEN LAS MOLESTIAS

Nosotros llegamos primero

Cuando Abderramán III llegó con los planos de Medina Azahara bajo el brazo, ya estaban aquí los parcelistas

Vviendas del entorno del yacimiento de Medina Azahara VALERIO MERINO
Aristóteles Moreno

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Les ruego encarecidamente que lean el reportaje que firma nuestro colega Rafael A. Aguilar sobre la reacción de los parcelistas tras la previsible declaración de Medina Azahara como Patrimonio Mundial de la Unesco .

El titular es ya un compendio inigualable de cultura popular cañí. «Somos parte del paisaje», proclama el novio de una vecina de Córdoba la Vieja , uno de los asentamientos que se han levantado en las últimas décadas a un palmo de la ciudad palatina omeya. Lo peor de todo es que no le falta razón. Las parcelaciones ilegales de barbacoa y sardinas ahumadas que se han edificado al margen de la ley en suelo de especial protección forman parte del paisaje. Y tanto.

La literatura picaresca está plagada de divertidísimas explosiones de ingenio como la que derrocha este parcelista consorte. Fíjense: «¿Qué culpa tenemos nosotros de que haya un monumento tan bonito al lado de nuestros terrenos?». Al Lazarillo de Tormes no se le habría ocurrido semejante agudeza mental. Es para troncharse por el espinazo. La culpa, al buen entender de esta víctima del patrimonio inmemorial de la humanidad, es de Abderramán III y su obstinación en edificar una ciudad medieval a tiro de piedra de la casa de su novia.

Una decisión tan irresponsable del califa omeya, sin planificación ni visión de futuro, solo podría conducir a un problema urbanístico del calado con que nos encontramos hoy. De tal forma que los paganinis siempre acaban siendo los mismos. La pobre gente que se compró una parcelita pro indiviso a precio de saldo. Es por eso que este Quevedo del siglo XXI afila su sagacidad con una inteligencia digna del Buscón llamado Pablos. Escuchen: «¿Qué pasa? ¿Que ahora vamos a tener que irnos para que los turistas vean esto bonito?».

Es que no hay derecho. Sienta uno sus posaderas en el porche de la parcela y no solo aparece Abderramán III con unos planos bajo el brazo sino que viene el mismísimo Icomos a interesarse por la protección paisajística del entorno y no se sabe qué otra media docena de frivolidades más. Porque, además, «si bonito ya está», sostiene el novio de la vecina. Y diga usted que sí. ¿Qué sería de un palacio andalusí del siglo X sin sus arrabales y sus personitas viviendo dentro? Es una pregunta retórica.

No hace falta que contesten. Ya lo hace por ustedes el señor parcelista provisto de su perspicacia providencial: «Que hubiera estado en otro sitio [ Medina Azahara ] y no habría problemas». Desde luego. Si el conjunto arqueológico más importante de la cultura andalusí se hubiera proyectado en los terrenos del Carrefour, pongamos por caso, el asunto no hubiera dado ni para media columna de periódico en página par.

Lo que dice este señor no es una extravagancia de primavera. Es la biblia del parcelismo. Ante cuyo desparpajo lleva estrellándose la inoperancia de la administración competente la tira de años. Eso lo explica con todo detalle nuestro colega Rafael Ruiz en otro esclarecedor análisis, cuya lectura también ruego encarecidamente. En solo quince años, el desfile de oficinas técnicas, censos de población y planes alternativos solo es comparable a la imperturbable osadía del novio de la vecina.

Lo que la España de la picaresca ha demostrado desde hace siglos es que una banda de lazarillos, bien pertrechados de ingenio, puede poner en jaque a toda una estructura territorial del Estado. Lo que no obsta para que demos la bienvenida como corresponde a este nuevo reconocimiento de la Unesco hacia un legado excepcional de la cultura de nuestros antepasados.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación